EL ÓRDAGO SOBERANISTA

Mas defiende que un Estado catalán sería un "buen aliado" de España

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Prueba de que el 2014 será un año crucial para su Govern, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha cambiado el pistón de los últimos años en el tradicional mensaje de Fin de Año y, este lunes, se ha volcado en la defensa de la consulta y del derecho de los catalanes a decidir su relación con España, relegando el mensaje de optimismo en la remontada de la economía en el 2014. Tras haber blindado su acuerdo con ERC salvando el más complejo de los escollos, la pregunta, el líder de CiU ha interpelado directamente al Gobierno del PP para que se avenga al diálogo: "Quiero pedir al Estado que nos deje votar, que escuche la voz del pueblo catalán y que no levante muros para silenciarla. Que deje decidir a quien siente la necesidad de decidir".

En un intento de desactivar los discursos del miedo a la ruptura, Mas ha dirigido un mensaje al resto de España, y, de paso, a los estamentos internacionales, para que no perciban a Catalunya como un territorio hostil. En este sentido, ha garantizado que un Estado catalán puede ser el mejor amigo del Estado español: "Que el Estado no nos vea como un adversario, ni mucho menos como un enemigo. Hemos sido cuando hemos podido, queremos ser ahora y podemos ser en el futuro un buen aliado. Pero desde la libertad".

El presidente catalán ha evitado ahondar en el debate sobre las ventajas de la independencia y se ha centrado en hacer campaña para implicar también a los no independentistas en la consulta del 9 de noviembre, admitiendo que su apuesta no concita «unanimidad» entre las fuerzas catalanas. "No hay nada más democrático que votar. Resolver los grandes temas en las urnas no debe provocar ni recelo ni temor", aseguró en un mensaje dirigido al PSC, el PPC y Ciutadans.

A estos grupos también ha querido alertarles de que solo votando se podrá demostrar si sus tesis favorables a mantener los lazos con España son o no mayoritarias. "Son los votos y las urnas los que deben decidir y determinar las proporciones y la magnitud de las mayorías y de las minorías del país», ha advertido Mas, quien se ha comprometido a garantizar un proceso que sea respetuoso con la pluralidad de opiniones y que estas puedan ser defendidas «en buena convivencia".

A las puertas de un año simbólico por la conmemoración del tricentenario de 1714, en el discurso de Mas no ha faltado el tono épico. Ha sido a la hora de justificar por qué los catalanes "se han ganado el derecho a decidir" su futuro. "Porque los catalanes han sabido mantener viva su identidad, su cultura, su lengua y su derecho; porque han sabido acoger e integrar a millones de personas venidas de otros territorios de España o de países foráneos, y porque han sabido mantener de pie su voluntad de autogobernarse, en contra de todas las circunstancias históricas que lo querían impedir".

Incluso ha calificado de "milagro" que, tres siglos después, "un pueblo que tenía todas las de perder no solo sigue existiendo, sino que se plantea con más fuerza que nunca ganar una batalla democrática". Y ha apostillado: "El pueblo catalán prefiere gobernarse que ser gobernado".

Donde el 'president' no espera "soluciones milagrosas" es en la recuperación económica. Sí confía en un "cambio de tendencia positivo" que permita iniciar la "remontada", pero ha advirtido de que será necesario "tiempo, perseverancia, talento y coraje" para "rehacerse del todo". También al contrario que el año pasado, Mas sí ha pronunciado esta vez la palabra 'crisis', aunque no ha dedicado tiempo a justificar los recortes. Se ha centrado en avisar de que las "heridas" que ha causado la recesión tardarán en cicatrizar y que nunca se podrá volver a los "comportamientos" que precedieron a la crisis. Pero no ha dudado en defender que "muchas cosas están cambiando, a mejor".