TENSIÓN EN EL SENO DEL EJECUTIVO catalán

Mas riñe a sus 'consellers' por la filtración de sus discrepancias

Artur Mas junto a su Gabinete, en la reunión del Consell Executiu, ayer, en el Palau de la Generalitat.

Artur Mas junto a su Gabinete, en la reunión del Consell Executiu, ayer, en el Palau de la Generalitat.

FIDEL MASREAL / BARCELONA

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El president en funciones, Artur Mas, hizo ayer dos cosas: una, reprender a sus consellers por filtrar la controversia que existe entre ellos respecto a los acuerdos con la CUP; y dos, hacer que esta reprimenda a su Gabinete trascendiera. La encargada de divulgar el "disgusto" de Mas fue la portavoz y vicepresidenta también en funciones Neus Munté.

La crisis no acabó ahí porque Munté añadió una insinuación de posibles medidas adicionales: "No renunciamos como Govern a mantener todo el debate que sea necesario en cualquier materia y si las cosas se han de orientar de manera distinta desde el punto de vista de la forma, así se hará".

Munté no quiso -o no pudo- concretar de qué estaba hablando, pero recordó que la ley que han prometido cumplir los miembros del Govern les impide revelar las deliberaciones del Consell Executiu. Lo cierto es que 24 horas antes el también conseller en funciones Francesc Homs pidió públicamente a Mas que "eche" del Govern a quien se descubra que ha filtrado la discusión de la reunión de hace una semana.

La tensión interna en el Ejecutivo catalán es manifiesta y acrecentada por el hecho de que buena parte de sus actuales integrantes no seguirán en su cometido si finalmente Mas logra superar la investidura y formar un nuevo Govern.

Lo que trascendió la semana pasada es la disconformidad de una buena parte de los miembros del Gabinete con el documento pactado con la CUP que plantea la «desconexión» respecto al Estado y la desobediencia al Tribunal Constitucional (TC) entre otras proclamas. Un texto rupturista que miembros del Consell Executiu consideran alejado de los planteamientos de CDC y, además, una cesión a la CUP sin haber logrado a cambio el apoyo de la formación anticapitalista a la investidura de Mas. Al respecto de estas negociaciones, Munté ayer tiró de optimismo. "Mientras hay partido hay muchas posibilidades de alcanzar acuerdos", dijo, sin entrar en detalles de las conversaciones con el grupo de Antonio Baños.

La contradicción

Mientras esta desobediencia al Constitucional acordada en la declaración soberanista no se hace efectiva, el Govern sigue pidiendo el amparo al alto tribunal. Ayer anunció el paso previo a la interposición de un nuevo recurso en relación a la ley española sobre el Tercer Sector Social. La Generalitat entiende que esta ley invade competencias catalanas. La vicepresidenta afirmó que recurrir al TC y anunciar que no se acatarán sus resoluciones es compatible porque «todavía estamos en un régimen autonómico y muchas leyes a fecha de hoy causan un grave perjuicio a entidades y ayuntamientos catalanes».

Por otra parte, en relación a las nuevas revelaciones en el caso Pujol, Munté mantuvo que el Govern no se personará en el caso como le reclamó el Parlament. "Se tendrá que valorar a partir del momento en que haya hechos probados", zanjó.