El mensaje soberanista del jefe del Govern

Mas avisa de que la Constitución no puede frenar los deseos de Catalunya

La presidenta de la Assemblea Nacional Catalana, Carme Forcadell, le entrega su manifiesto a Mas.

La presidenta de la Assemblea Nacional Catalana, Carme Forcadell, le entrega su manifiesto a Mas.

JOSE RICO / VILANOVA I LA GELTRÚ
RAFA JULVE / BARCELONA

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Artur Mas no afloja en su defensa del derecho a decidir de los catalanes. No lo hizo el miércoles en Barcelona, cuando el éxito de la manifestación independentista le espoleó a reclamar «estructuras de Estado». Tampoco se arrugó el jueves en Madrid al defender una consulta popular. Y menos lo hizo ayer pese a la advertencia del Gobierno central de que responderá «con la Constitución y las leyes» para evitar una convocatoria vinculante. «Ya nos están enseñando la Constitución. ¿Y el pueblo? ¿Y la voz? ¿Y la democracia? ¿Y los votos? Si la Constitución es una pared para contener la voluntad, ya no tiene la misma calidad», sentenció elpresidenten la inauguración de la escuela de verano de CDC, en Vilanova i la Geltrú.

En el primer encuentro con las bases de su partido tras la marcha de la Diada, el jefe del Ejecutivo catalán no quiso pasar por alto las reacciones de algunos dirigentes del PP a su apuesta soberanista. La vicepresidenta del Gobierno central, Soraya Sáenz de Santamaría, blandió la Carta Magna para intentar refrenar el ansia independentista y cualquier conato de referendo. También advirtió de que una ofensiva como la de Mas puede traer consigo «perjuicios económicos» y puso en duda que la verdadera prioridad de los catalanes, en lugar del paro, fuera la separación de España, informaJuan Ruiz Sierra.

Sin embargo, el Gabinete de Mariano Rajoy deja que sea el partido quien haga declaraciones más contundentes para no exaltar los ánimos secesionistas. Por eso, las declaraciones más contundentes llegaron de la secretaria general de los populares, María Dolores de Cospedal, en una entrevista en Onda Cero. Allí acusó alpresidentde poner «a toda España en una situación políticamente muy difícil» y dijo que este no es el «momento de amenazas y chantajes». ¿Y cuál fue la respuesta de Mas? Aparte de anteponer la voluntad del pueblo a una ley que considera deslegitimada tras el recorte del Estatut y de replicar a Rajoy con que lo que sucede en Catalunya «no son algarabías ni un lío», lanzó un aviso a sus bases: «Nos provocarán, nos pondrán pieles de plátano, nos tirarán de la lengua, nos insultarán, pero no debemos insultar».

CON LOS IMPULSORES DE LA MARCHA Por la mañana, elpresidentse había reunido en el Palau de la Generalitat con una delegación de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), la entidad que impulsó la marcha de la Diada. Y el mensaje fue muy similar. El proceso no será fácil. Hay que tener capacidad de resistencia y, también, hay que mantener la ilusión. A eso se conjuraron ambas partes, que no escondieron su satisfacción tras el encuentro. Eso sí, la ANC aseguró que estará al lado de Mas si no se desvía del camino, porque «la independencia es irrenunciable», y mostró su intención de acelerar los plazos al matizar que el referendo que reclamaban para el 2014 tal vez debería celebrarse antes visto el rápido desarrollo de los acontecimientos.

La presidenta de la entidad, Carme Forcadell, también reclamó que las próximas elecciones catalanas sean «plebiscitarias» y, en cuanto a la consulta vinculante, insinuó que con un 51% a favor de la secesión ya debería ser suficiente para declarar la independencia. Un porcentaje que, vista su carta web semanal, no aceptaría el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, quien sigue pensando que no hay que renunciar al pacto fiscal. Para el dirigente democristiano, la cohesión social es «el límite de la soberanía».

EL USO DEL CASTELLANO / Duran intenta poner la pelota en el suelo, pero la bola se está haciendo tan grande que ya da hasta para preguntarle alpresidentcómo sería su Catalunya ideal. Lo hizo ayer Luis del Olmo en ABC Punto Radio. Aparte de no tener ejército (no tendría sentido, dijo Mas, estando dentro de la OTAN y la UE), mantendría el uso del castellano («es la lengua común de muchos catalanes») y el Barça seguiría jugando en la Liga española. «¿Y sería una república?», le preguntó el veterano periodista. «Pues no tendría que ser necesariamente así», le contestó el jefe del Govern.

Ubicado de nuevo en la realidad del momento, el dirigente nacionalista reiteró que, aunque logre que Rajoy acepte el pacto fiscal, no renunciará a la plena soberanía.