Las medidas contra la recesión

Mas aúna la doctrina del recorte con más ayudas a empresas

Artur Mas, junto a Oriol Pujol, en la reunión del grupo de CiU, ayer en Girona.

Artur Mas, junto a Oriol Pujol, en la reunión del grupo de CiU, ayer en Girona.

FIDEL MASREAL / OLGA GRAU
BARCELONA

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Jordi Pujol acostumbraba a recordar a susconsellersque antes de construir una nueva escuela o de destinar más dinero a la cultura o la investigación, había dos gastos fundamentales e ineludibles: pagar los intereses de la deuda y las nóminas de los funcionarios. Ayer, elpresidentArtur Mas hizo suya esta doctrina. Ante el grupo parlamentario de CiU, a puerta cerrada, recordó que su Govern paga al año 2.000 millones de euros en intereses de la deuda. Una cantidad cuatro veces superior al presupuesto del departamento de Cultura, por ejemplo. Por ello, anunció a los suyos que la austeridad seguirá siendo doctrina hasta nueva orden.

En paralelo, y siguiendo con el catecismo liberal, según fuentes cercanas al Govern, elpresidentprepara medidas en la línea del llamado Ejecutivobusiness friendly. Un ejemplo: lograr que el Gobierno central acepte la posibilidad de que las autonomías destinen parte del fondo europeo para formación ocupacional a bonificar a las empresas que contraten a jóvenes. Cabe recordar que el índice de paro entre los jóvenes catalanes alcanza el 40%.

AUSTERIDAD PARA LARGO / Mas trasladó a los suyos la necesidad de hacer pedagogía sobre la inevitabilidad de los recortes. No en vano, los diputados de CiU son los que deben justificar sobre el terreno la falta de atención nocturna en decenas de ambulatorios o la restricción del acceso la renta mínima de inserción. El jefe del Govern usó un tono casi de dramatismo. En público, echó mano del espantajo de la grave crisis de Grecia, como hizo hace unos meses en el Parlament ante los ataques del PSC. «Los que no hacen los deberes acaban con recortes brutales de pensiones y despidos de funcionarios. O paramos la escalada de la deuda, o nuestro destino no será bueno».

Y dado que CiU, pese a no disponer de mayoría absoluta, se siente políticamente fuerte en el Parlament, ayer se permitió el lujo de avisar a todos los grupos de que, siguiendo con la idea de que el Govern no tiene ni un euro de sobra, en el debate de política general de la próxima semana CiU no apoyará ninguna propuesta de resolución de los grupos que suponga más gasto público. Para su argumentación, Mas empleó, sin saña hacia el tripartito, el resultado de la auditoría encargada por el Govern sobre el estado de las cuentas públicas, que eleva al 4,2% el porcentaje de déficit de la Generalitat respecto al PIB catalán.

Ahora bien, Mas pretende no solo no gastar, sino también tratar de incentivar la economía. Antes del verano, el Govern reunió a sindicatos y patronal para buscar un plan de fomento de la ocupación. Hubo intercambio de propuestas y fuentes consultadas al respecto ven el proyecto más bien enstand by. Mientras, Mas prepara celosamente para el debate de política general del próximo martes una cierta concreción: reclamar al Gobierno central que las autonomías puedan dedicar una parte de los fondos que reciben de la UE para políticas de formación a bonificar a las empresas que contraten a trabajadores jóvenes. El próximo jueves, precisamente, el Ministerio de Trabajo y las comunidades autónomas tienen una cita para definir el futuro de estos fondos de formación.

En todo caso, elpresident también preparó el terreno ayer para que no se esperen grandes decisiones: la Administración central es la que dispone de las herramientas básicas en materia de mercado laboral y, siguiendo la tesis liberal, es el mercado el que crea puestos de trabajo, mientras que las administraciones solo pueden incentivarlos.

GUIÑOS A LA IZQUIERDA / Pero el jefe del Ejecutivo catalán, consciente de la necesidad de cultivar aliados en el Parlament, lanzó también dos guiños a la izquierda. El primero, saludar a la nueva dirección de ERC con el deseo de poder reestablecer puentes sólidos. Mas se felicitó de que los republicanos tengan claro «que todas las etapas del tripartito son del pasado». Todo ello, sin dejar la tesis de la geometría variable en los pactos. Mas, que no quiere quedar atrapado por el PPC tras el 20-N, citó posibles acuerdos con el PSC para aprobar las llamadas leyes ómnibus.

Otro gesto progresista fue reiterar el apoyo a la aprobación de un impuesto sobre las grandes fortunas. Mas delegó la concreción del mismo en el grupo de CiU en Madrid, que probablemente lo use como reclamo electoral. Rebajó el impacto de este tributo al terreno de lo simbólico -«es más pedagogía que recaudación»- y censuró la recuperación del impuesto del patrimonio por ser, dijo, «electoralista».