EL PULSO SOBERANISTA

Tambores electorales

El diputado de la CUP Antonio Baños entra en el hemiciclo. Al fondo, conversando, Artur Mas y Oriol Junqueras.

El diputado de la CUP Antonio Baños entra en el hemiciclo. Al fondo, conversando, Artur Mas y Oriol Junqueras. / periodico

FIDEL MASREAL / BARCELONA

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Cuenta atrás para unas nuevas las elecciones. Una semana. Este es el plazo aproximado que se han dado Artur Mas y Convergència para que la CUP rectifique en toda regla su ‘no’ a la investidura, antes de anunciar nuevas elecciones, salvo sorpresas mayúsculas o improbables alianzas con otras fuerzas tras las elecciones generales. Las tres cesiones del 'president' en funciones a los anticapitalistas --la declaración de "desconexión", el reparto del Govern con tres ‘superconsellers’ y la cabeza del jefe del Ejecutivo mismo en 10 meses-- no han dado ningún fruto. Y a partir de este fin de semana se ha activado el plan b, la fase de presión indisimulada a la CUPtal como avanzó EL PERIÓDICO, acusándola de ser la responsable de que no haya acuerdo, de que la desconexión no comience, de que se tenga que ir de nuevo a las urnas e, incluso, de ir contra los intereses de los trabajadores.

Mas explorará en las próximas jornadas las mínimas opciones de que la CUP ceda en sus posiciones, dado que tanto el ‘president’ como su Govern y el partido, CDC, creen que ya han cumplido con su parte. El propio Mas así lo señaló públicamente el viernes en declaraciones a la prensa y lo repitió, esta vez sin cámaras, en su intervención en el consejo nacional convergente que el sábado aprobó la lista para las generales.

Se ha cedido en exceso, incluso, según admiten en privado en el entorno del 'president' y en el partido. Y también en el Govern, con ‘consellers’ que han asistido perplejos a la declaración de ruptura soberanista, primero, y a la cesión de poder de Mas y la cuestión de confianza, después. El primer paso se atribuye a negociadores convergentes, los otros directamente a Mas, en solitario y sin consultar a todo su entorno, tanto en el partido como en el Govern.

La presión total dará como probable resultado un 'no' todavía más rotundo de la CUP, que este lunes ha recurrido a Twitter para reafirmar que “crear ruido no ayuda”, que se mantendrán en la mesa negociadora pero que las elecciones anticipadas no son su propuesta.

Tras esta fase exploratoria con la CUP, es probable que Mas comparezca públicamente para rediseñar las posiciones, y dar incluso marcha atrás en los pasos dados hasta ahora para tratar de atraer al grupo que encabeza Antonio Baños. “Se ha de resituar todo esto”, asume el candidato de CDC a las generales, Francesc Homs.

Pero mientras se explora, la estrategia ya prevista por CDC de presión a la CUP sin disimulo, con toda la artillería verbal y mediática, ha dado comienzo. Este lunes ha sido el ‘conseller’ de Economia, Andreu Mas-Colell, quien en un artículo en el diario 'Ara' ha rechazado de raíz las condiciones de política social de la CUP. Este lunes, Homs, se ha despachado a fondo en TV-3 contra los anticapitalistas, a los que ha culpado de que el proceso soberanista quede embarrancado, les ha reprochado sus posiciones ideológicas y su actitud negociadora. “La CUP no puede venir con 10 diputados y cargárselo todo”, ha espetado. En CDC añaden que están negociando con un partido cuyo entorno "nos pinta las sedes", es decir, “negociamos con delincuentes”. “Ya no podemos traspasar más líneas rojas, que están ya en el fluorescente”, añaden.

La estrategia difícilmente logrará sus objetivos. Es conocida la actitud de la CUP de blindar sus posiciones y endurecerlas en cuanto nota la presión externa, ya bautizada en las redes sociales como el #pressingCUP. Prueba de ello es que el líder de ERC, Oriol Junqueras, ha reclamado que se evite esta táctica. Pero la decisión de Mas y CDC obedece también a la necesidad de recuperar posiciones en el tablero político.

ESCENARIO ELECTORAL

Las elecciones de marzo son la principal amenaza a la CUP y un escenario plausible, salvo que tras las generales se pudieran dar combinaciones y apoyos con fuerzas como el PSC. Unas generales a las que CDC concurrirá sin coalición con ERC y con el riesgo de no ganarlas. Internamente, el partido de Mas habrá de resituar su espacio electoral, bajo el concepto de “hacer las cosas bien hechas”, sin abandonar la ruta soberanista pero presentándose como el abanderado de la moderación, situando a la CUP en el extremo y a ERC cerca de él. No será una operación fácil, dado que en CDC conviven hoy dirigentes con posiciones distintas respecto al grado de ruptura y a las posiciones ideológicas a defender.

Todo ello deja tocado el proceso soberanista, pese a que en CDC creen que no habrá más remedio que volver a presentar a Mas como candidato, llamar a los independentistas a un nuevo esfuerzo y confiar que la fuga de votos de Junts pel Sí a la CUP se pare a la vista de lo sucedido estas semanas. “Si la gente se enfría respecto a la independencia, es que no la queremos”, reflexiona un dirigente. Es probable que la independencia ya no llegue en 18 meses y que hoy se vea como un error convocar elecciones catalanas antes de las generales. Diálogo y pacto volverán a ser conceptos mucho más usados a partir de los próximos meses en CDC que desconexión y desobediencia.