Mas: "Si el 27-S no va bien, luego no nos podremos quejar"

Que las elecciones del 27 de septiembre serán legalmente unos comicios autonómicos más es tan cierto como que las fuerzas independentistas intentarán convertirlos en un plebiscito sobre el Estado propio. En consecuencia, esos mismos partidos son conscientes de que de su éxito o fracaso en esa cita con las urnas dependerá que se mantenga en marcha el órdago soberanista. Es ese imperioso objetivo el que mueve al presidente de la Generalitat, Artur Mas, a añadir octanos a su apuesta a todo o nada ahora que el proceso atraviesa por una fase de 'impasse'. Ayer aprovechó una cita con el sector más históricamente secesionista de CDC, la Joventut Nacionalista de Catalunya (JNC), para reforzar el carácter «plebiscitario» del 27-S.

Mas se valió de las última andanadas del Estado contra el proceso soberanista -la amputación de la ley de consultas, la inhabilitación del juez Santiago Vidaly las querellas contra él mismo y otros miembros del Govern por el 9-N- para reclamar una movilización electoral que propicie «un resultado que no se pueda discutir» a favor de los partidos independentistas. «Contra el lenguaje de las sentencias, los recursos y las querellas, el 27-S nosotros hemos de hablar con el lenguaje de las urnas y la democracia», alentó el líder de CiU tras advertir de las elecciones son «el único camino» que queda para replicar al Estado.

Pero Mas dio aún más empaque a otro aviso al propio electorado independentista: «Si el 27-S no va bien, luego no nos podremos quejar. Nos habremos merecido las consecuencias». Y remató su toque de atención con esta metáfora: «Es muy probable que las cartas puedan estar repartidas, pero depende de los catalanes jugar la partida y ganarla. No podemos fallar».

SYRIZA Y PODEMOS

Precisamente pensando en los posibles frenos al proceso soberanista, Mas se refirió implícitamente a Podemos cuando alertó del riesgo que comporta decantarse por partidos que prometen resolver fácilmente cuestiones que son muy complicadas. «Syriza ha hecho en 48 horas lo contrario de lo que había dicho. En Catalunya puede ocurrir lo mismo», avisó.

Cara al 27-S, CiU aún no tiene claro si la hoja de ruta independentista hará añicos la federación. El conseller de Justícia, el convergente Germà Gordó, se mostró convencido de que CDC y Unió irán juntas a las urnas. «La evolución de las cosas hará posible que confluyamos», vaticinó. Para ablandar el terreno, dedicó una loa al líder de UDC, Josep Antoni Duran Lleida, de quien dijo que «enriquece» el proceso soberanista.