En la 'pelu' y al teléfono

Rajoy pisa la calle y llama "uno a uno" a sus simpatizantes para intentar frenar la sangría de votos en la Comunidad Valenciana

LAURA L. DAVID / MASSANASSA

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En el PP son conscientes de que remontar unas encuestas nada halagüeñas en su otrora feudo de la Comunidad Valenciana cara a las próximas elecciones generales del 20 de diciembre no va a ser fácil. Por eso, Mariano Rajoy ha decidido bajar a la calle y pedir el voto uno a uno. Literalmente. Este sábado le ha tocado el turno a Massanassa, uno de los pocos municipios que los populares aún retienen desde 1995. Así lo ha escenificado el presidente del Gobierno después de haber presentado el programa electoral del PP en Valencia, desplazándose hasta la localidad ocho kilómetros al sur de la capital, desde donde ha llamado por teléfono a un afiliado y a una simpatizante del partido para pedirles el voto en una suerte de ‘La Marató’, pero con intereses particulares.

 Como un voluntario más de los que trabajan en la campaña, según aseguran fuentes del partido, Rajoy ha realizado dos llamadas “al azar” desde la sede local de los populares. La “suerte” ha recaído en un señor de avanzada edad y en la directora de la escuela infantil de Massanassa, a quienes ha solicitado ayuda para ganar las elecciones. 

Pero la cosa no ha acabado ahí. Algo más de una hora ha durado el paseo del candidato por la localidad de L’Horta Sud, acompañado por una comitiva del partido entre la que destacaba tanto o más que él la exalcaldesa de Valencia y ahora senadora Rita Barberá. 

El recorrido, no se ha explicitado si de manera expresa, por ofrecer algún simbolismo, o de manera casual, se ha iniciado en un negocio que era dos al tiempo: peluquería de caballeros e inmobiliaria. Eso sí, sin descuidar ofertas de corte de pelo para desempleados a 8 euros. Su dueño José Luis, junto a su familia y unas botellas de ponche, ha recibido al presidente, que no ha probado un trago.

ENFADO EN EL CAFÉ

De ahí, Rajoy ha seguido calle abajo y ha entrado también en un local de comidas para llevar y en una farmacia, donde ha estampado hasta un autógrafo en el balón de fútbol de uno de los hijos de la boticaria. También lo ha firmado Barberá, a la zaga del presidente en cuanto a número de selfis con admiradores y curiosos.El paseo ha finalizado con la visita de rigor al ayuntamiento de la localidad y no en el bar de la plaza del pueblo, como estaba previsto según el programa, con el consiguiente cabreo del personal del café, que se ha quedado con la mesa puesta para el aperitivo del presidente.