RESACA ELECTORAL

Marejada en el PP catalán

De izquierda a derecha, María José García Cuevas, Alicia Sánchez-Camacho, Dolors Montserrat y Andrea Levy, este jueves, 28 de mayo.

De izquierda a derecha, María José García Cuevas, Alicia Sánchez-Camacho, Dolors Montserrat y Andrea Levy, este jueves, 28 de mayo.

RAFA JULVE / BARCELONA

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En el PP catalán, como en el de toda España, nunca pasa nada. Hasta que pasa. Con contadas excepciones, la estructura tan jerárquica del partido permite acallar a las voces discordantes mientras los resultados electorales acompañan. Los populares enfocaron su campaña en defender que el Gobierno de Mariano Rajoy ha sacado al país de la crisis, pero la debacle en las municipales del 24-M los ha sumergido a ellos en una. "Cargos intermedios y militantes hemos empezado a movernos para que se celebre un congreso extraordinario antes de las elecciones del 27-S", explica a este diario un dirigente conservador. Solo la proximidad de una nueva cita con las urnas retiene a otros sectores de sumarse con más ímpetu a esa reclamación.

Miembros de esta ala más moderada afirman que la imagen de Alicia Sánchez-Camacho está muy dañada, pero abogan por mantenerla como candidata para no entrar "en una guerra civil" a tan pocos meses de las autonómicas. "Nuestra gente está muy cabreada", admiten. Sostienen también que hay que hacer cambios aunque salvan hasta más tarde a su presidenta, que batió récords en las últimas autonómicas y generales. "Si nos ponemos a mirar personas, ahí están Alberto Fernández Díaz y otros líderes, que también se han despeñado", sostienen. Donde sí hay más coincidencia es en la crítica a la estrategia. "Hablamos de la crisis pero nos olvidamos de las personas", subraya uno de sus responsables. "Camacho atacó mucho a Ciutadans, pero solo desde el desprecio. Debería haberles obligado a posicionarse ideológicamente", añade un segundo.

"COMO LA AP DE 1988"

Más ácidos se muestran otros dirigentes. "El partido está muerto. O reaccionamos ya o bajamos la persiana", arremete uno. "O cambiamos o volveremos a los datos de AP de 1988. Sacaremos ocho diputados en septiembre", remata otro. "Un escaño en Tarragona, ninguno en Girona, uno o ninguno en Lleida y seis en Barcelona. A lo sumo", pronostica.

Como otros compañeros, este representante defiende la celebración de un congreso extraordinario, pero reconoce que en el PP es Rajoy quien tiene la última palabra. "Buscaremos las vías para llegar al presidente. No se puede seguir en el Parlament diciéndole solo a Artur Mas que 'recupere el sentido común', como hace Camacho".

Los mismos críticos vaticinan que Camacho "hará lo posible por continuar", muy en la línea de lo que ella deslizó ayer. La líder del PPC afirmó en RNE no compartir la decisión de los presidentes Alberto Fabra (Comunidad Valenciana) y José Ramón Bauzá (Baleares), que ya han anunciado que dimitirán tras las generales. "En momentos difíciles, el partido debe estar más unido", subrayó.

Por la tarde, los populares catalanes celebraron un comité ejecutivo (electos y cúpula del partido con muchos afines a la presidenta) en el que Camacho anunció que el jefe de campaña del 27-S será el secretario general, Jordi Cornet, lo que implica que la primera en pagar los platos rotos ha sido Dolors Montserrat, responsable en los dos últimos comicios y nombre que sonó para relevar a la presidenta. Por lo demás, poca autocrítica --la culpa, de la corrupción y los recortes de Rajoy-- "y ningún sobresalto", explicó uno de los presentes. "En esa reunión nunca pasa nada, muchos prefieren callar. Una junta directiva, a la que van más de 150 personas, hubiera sido otra cosa", matiza otro cargo.