Los partidos tratan como un tabú la reforma legal para evitar elecciones en Navidad

Rajoy, Sánchez, Garzón y Rivera durante la campaña electoral 26J

Rajoy, Sánchez, Garzón y Rivera durante la campaña electoral 26J / periodico

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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Los partidos echan el freno y se desafían. Juegan con los plazos para evitar que les acusen de rendirse y estar preparando ya unas terceras elecciones. Si no hay un pacto de última hora para elegir presidente, los comicios coincidirían con el día de Navidad Navidad, pero aunque parecen cada vez más inevitables, lo cierto es que a estas alturas ningún grupo ha presentado todavía la iniciativa parlamentaria para reformar la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (Loreg). Esa modificación es el único modo que existe de impedir una vuelta a las urnas el 25-D. Con una reducción del periodo electoral de 54 días a 47, se lograría que la votación fuese una semana antes, el domingo 18 de diciembre.

PP y PSOE tienen desde hace semanas informes jurídicos para avalar esa proposición de ley y existe consenso entre los partidos para que sea aprobada. Aunque se necesita mayoría absoluta, nadie se ha mostrado contrario a la reforma y en conversaciones informales existe el compromiso firme de avalarla. Incluso tienen cerrados algunos detalles técnicos. Sin embargo, en público, se siguen aferrando a la posibilidad –por remota que sea- de lograr un pacto que desbloquee la gobernabilidad y evite terceras elecciones. Nadie quiere apadrinar una iniciativa que implica una rendición.

“Quien metió la pata, que la saque”, retan desde el PSOE, en alusión directa a Mariano Rajoy, que fue quien jugó con la amenaza de elecciones en Navidad en el intento desesperado de forzar a Pedro Sánchez a apoyar su investidura. “Si el PSOE dijo que iba a presentar esa reforma, que lo haga”, responden desde el PP, en el enésimo órdago a los socialistas. Más allá del duelo exhibido frente a los ciudadanos, ambas formaciones aseguran que no habrá elecciones el 25-D. O hay presidente, o reforman la ley.

MENOS CAMPAÑA, PERO NO PARA SIEMPRE

¿Les dará tiempo? Sí, porque la voluntad es tramitar la proposición como procedimiento de urgencia. Con el reglamento del Congreso en la mano, los partidos pueden apurar hasta el 3 de octubre, para que la Mesa del día siguiente pudiera calificarla y admitirla. Sin embargo, fuentes parlamentarias consultadas por este diario consideran que lo más probable es que los trámites comiencen antes, la última semana de septiembre, justo pasados -¿casualidad?- los comicios gallegos y vascos. De ser así, se arriesgaría menos y estaría ya incluida en el pleno del 4 de octubre. Las prisas existen porque el tiempo mínimo para sellar la reforma de la Loreg es de 20 días hábiles, y debe estar aprobada por ambas Cámaras antes de que el Parlamento se disuelva el 30 de octubre y se convoquen elecciones. 

En el Parlamento se da por hecho que finalmente será el Gobierno quien asuma la iniciativa, puesto que a fin de cuentas, cuando Rajoy fijó el día de su investidura, encadenó el 25-D a su fracaso. Si se confirma, es de esperar que los conservadores aceleren los trámites en el Congreso y que no se introduzca ninguna variación en el Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta. 

Según fuentes conocedoras de las negociaciones, los partidos han decidido que el recorte del periodo electoral no quede establecido para siempre. Es decir, que la campaña dure una semana en lugar de dos no será algo permanente. La intención es que esa reducción se aplique solo cuando se dé una disolución automática de las Cortes por la necesidad de repetir elecciones ante la falta de un presidente de consenso. No afectaría, por lo tanto, a los comicios cada cuatro años y tampoco a los casos de adelanto electoral.