Los números del independentismo

JOAN TAPIA

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¿Ha sido un buen negocio para el independentismo y sus distintos componentes las elecciones plebiscitarias -unas autonómicas adelantadas por Artur Mas por segunda vez- que se planteaban como históricas?

Vamos a los números. El total del soberanismo (incluida Unió y Solidaritat Catalana) recogió en el 2012 el 49,15% de los votos. Ahora, el 47,74%. Aparentemente ha retrocedido 1,4 puntos, pero en realidad ha aguantado bastante bien porque ha afrontado la fuga de Unió, que ha sacado un 2,5%, y ha logrado que le perjudique muy poco el 10% de aumento de la participación. Eso sí, tras tres años de intensa campaña -tricentenario incluido- y con un Gobierno central que no ha hecho ningún gesto amable.

Al final, el independentismo ha obtenido 1,95 millones de votos -algo más que el 9-N- frente a los 2,1 millones del resto. Si hubiera sido un referéndum, habría perdido. Y en diputados ha bajado algo, de un total de 74 a 72. No ha ganado, pero ha resistido bien y conserva la mayoría absoluta.

Vamos a las dos listas. El independentismo clásico, CDC y ERC, que esta vez iban unidos en Junts pel Sí (JxSí), ha obtenido 1,6 millones de votos, un 0,4% más cuando la participación ha sido 10 puntos superior. Ha retrocedido, pues, al 39,54% de los votos y ha perdido 10 diputados al pasar de 72 a 62. La lista unitaria no ha sido un éxito.

El mantenimiento relativo del independentismo se debe exclusivamente a la CUP que -capitalizando la protesta contra España y contra el Gobierno catalán- han saltado de 3 a 10 diputados y han visto subir sus votos en nada menos que el 166%. Hasta 336.000.

No hay ninguna duda en la conclusión: el independentismo clásico de JxSí ha bajado nada menos que cinco puntos, del 44,4% al 39,5% de los votos, mientras que la CUP, el nuevo independentismo radical, ha subido casi esos cinco puntos. Del 3,5% al 8,2%.

La lista unitaria de CDC y ERC, aunque suma mucho, baja. La CUP sube mucho, pero sigue siendo el último grupo del Parlament, aunque es cierto que solo con un diputado y 48.000 votos menos que el PP.

Pero lo más sorprendente es lo que ha pasado dentro de JxSí, ya que la candidatura fue impuesta de penalti y en el último minuto a Oriol Junqueras por Mas con la ayuda de la Assemblea Nacional Catalana (ANC). Y al final el gran beneficiado parece haber sido Junqueras.

Aparte de que CDC ha pasado del independentismo posibilista al dogmático de ERC, los números revelan que de los 62 diputados de la lista unitaria, Convergència se queda solo con 30. ¡Son 20 menos que los 50 que tenía! Por el contrario, ERC mantiene los 21 escaños de la pasada legislatura y los 11 restantes son independientes de difícil clasificación. ¿Dónde poner a Lluís Llach o a Carme Forcadell? Aun suponiendo que todos se apuntaran a la CDC refundada, difícil de imaginar, seguiría perdiendo 9 diputados mientras que Esquerra conservaría sus 21.

Por otra parte, CDC gobernaba en solitario y solo tenía que lograr el apoyo externo de ERC. Ahora compartirá Ejecutivo con los republicanos y al parecer CDC decidirá el 60% de las 'conselleries' y ERC, el 40% restante. Y, además, deberán negociar para todo con Antonio Baños, lo que para los moderados de CDC (especie en extinción) puede ser la puntilla.

Mas era presidente indiscutible y podía serlo otro año entero. Ahora, tras ir de cuarto de la lista, debe someterse al humillante examen de aptitud de un partido asambleario. No encuentro la poderosa razón que ha llevado al líder de CDC a adelantar las elecciones un año y hacerlas ocho semanas antes que las españolas. Personalmente no ha ganado nada y ha perdido la corbata. El independentismo aguanta bien -gracias a la CUP-, pero no llega al 50%.