EL BARÓMETRO DEL CIS

Los guiños al 'procés' amenazan el voto obrero de Podem

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Iolanda Mármol / Madrid

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El pulso entre la dirección de Podemos y su líder en Catalunya, Albano Dante Fachin, no solo obedece a la disputa clásica cúpula-territorios, ni a la pugna entre familias, ni a las aparentes carencias de empatía negociadora. La batalla que se ha desatado, de final incierto, responde también a la percepción, desde el cuartel general en Madrid, de que la actuación del secretario general de Podem es errónea. Creen que Podem no debe alinearse con el independentismo Podem y, aunque reconocen su legitimidad para apoyar el 1-O, le han solicitado que convoque una asamblea ciudadana para poner a prueba su dirección y su proyecto político.

¿Tiene motivos la cúpula para temer un varapalo electoral por el acercamiento al ‘procés’? Los datos recogidos en el último estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) apuntan a que un viraje hacia el independentismo puede restarles voto de la clase obrera que no se siente soberanista, tesis que admiten sotto voce fuentes moradas. La amenaza de fugas se acentúa con un PSOE en plena remontadaPSOE y defensor -ahora- de la plurinacionalidad, capaz de atraer a las clases trabajadoras y medias empobrecidas que votaron a Podem. Perder el bastión catalán sería un duro golpe para un partido estancado en las encuestas, que fue primera fuerza en Catalunya en confluencia con los 'comuns'.

Solo el 1,7% de los votantes de En Comú Podem se siente nacionalista, frente al 35,7% de ERC

Los podemistas saben bien que en esa alianza ellos atraen a un voto obrero, de los cinturones industriales, con escasa formación y reacio a las tesis independentistas. Así lo describe el CIS: el 30% de los electores de En Comú Podem son progresistas y el 21,6% se declara cercano al socialismo. En cambio, solo el 1,7% se ubica en el nacionalismo, un campo en el que los votantes de ERC se sitúan en el 35,9%.

El perfil del votante de Podem es algo distinto al que los  morados tienen en el resto de España, sobre todo Madrid, donde, aunque también tienen sectores arrasados por la crisis, atraen a clases medias y altas, con formación superior.

Obreros no cualificados

Las encuestas reflejan que el segundo nicho de electores de En Comú Podem pertenece a obreros no cualificados y en Podemos saben que ese es, principalmente, voto morado, frente al personal administrativo, comercial, servicios y cuadros medios que sitúan más en el radio de influencia de los ‘comuns’ que lidera Xavier Domènech. Este sustrato electoral del ‘colauismo’ coincide, en buena medida, con el de ERC, que apenas tiene voto obrero pero seduce a clases medias y medias-altas.

La disputa entre En Comú Podem y ERC consiste en gran medida en amarrar esa base sociológica de voto: clases medias empobrecidas, con expectativas frustradas por la crisis y amplio rechazo al PP. 

El 15% de los votantes de Domènech están ahora indecisos y el 8% se pasarían al PSC 

El 15% del electorado que votó a En Comú Podem no tiene claro a quién votaría ahora, un índice que los republicanos mantienen a raya, con un 4,7%. Ambas formaciones luchan también por el voto joven. La franja de edad más nutrida de En Comú Podem es la horquilla de 18 a 24 años, seguido por ERC. Los republicanos son primeros entre 25 y 34 años, con los de Domènech pisándoles los talones.

El riesgo de fugas hacia el PSC palpita también bajo los datos de recuerdo de voto. El 8,3 de los que eligieron a En Comú Podem apostaría ahora por los socialistas, frente al 1,6% de los republicanos dispuesto a elegir al PSOE. Su tasa de fidelidad es del 70%, inferior al 81,2% de ERC. Los republicanos ostentan, de hecho, la mayor retención de electorado (PP 73,8%; PSOE 74,6%; Unidos Podemos 78,6%; Ciudadanos 71,6%).

Aunque todos los analistas coinciden en que falta horizonte para confirmar la remontada del PSOE, las encuestas sí muestran que los votantes de En Comú Podem confían más en Pedro Sánchez que los de ERC.

La escasa confianza de los 'comuns' en el líder de Podem alimenta el desencuentro con Madrid 

Hay todavía un último factor determinante en la pugna con el líder de Podem: las trabas que puso en la construcción de Catalunya en Comú. Tras haber alcanzado un acuerdo el pasado marzo (inmortalizado con un beso en la boca entre Domènech y Pablo Iglesias en el pasillo del Congreso), Fachin se echó atrás en el último instante, de forma que los morados no pertenecen orgánicamente al nuevo partido.

El mazazo todavía está por resolver, dinamitó la confianza de los ‘comuns’ en Fachin y dificulta un acuerdo definitivo si hay prisa por una posible convocatoria de elecciones en Catalunya.

En lo ideológico, el guiño de Podem al ‘procés’ también complica la idea-fuerza de En Comú Podem, que este otoño promoverá en profundidad su apuesta por la plurinacionalidad.