El pulso soberanista
Las entidades del Pacte pel Dret a Decidir suscriben el nuevo 9-N
La gestión de los tiempos llevó ayer al president Artur Mas a apuntarse un buen tanto. La dilación en la convocatoria del Pacte Nacional pel Dret a Decidir, por parte del coordinador, y hombre de confianza del president, Joan Rigol, tras la suspensión de la consulta del 9-N por parte del Tribunal Constitucional, la posterior marcha atrás del Govern y la puesta en marcha del proceso de participación sustitutivo, ha permitido atemperar los ánimos y, sobre todo, que las 57 entidades promotoras del pacto den su apoyo al sucedáneo de consulta, algo que, hace apenas 10 días, parecía difícil.
Los promotores del pacto que agrupa a sindicatos, patronales, partidos políticos y entidades de la sociedad de todo tipo y pelaje, se comprometieron a trabajar «unitariamente» para que el 9-N y «a pesar de las limitaciones» (en referencia a que ya no es una consulta) haya «una gran movilización».
La propuesta del proceso participativo generó, el mismo día en que Mas lo anunció la semana pasada, rechazo en algunos partidos y sectores. Por ejemplo, en ICV-EUiA. Los ecosocialistas, que en la cumbre de la ruptura, en el Palau de Pedralbes, llegaron a proponer una recogida masiva de firmas como alternativa a la consulta prohibida, obtuvieron ayer una suerte de guiño en el texto aprobado por el Pacte cuando se compara «el voto emitido» el 9-N con «otras formas de movilización», sin mayor concreción.
El texto consensuado consta de cinco puntos, en los que se reivindica el «pluralismo» y «la coordinación entre política y sociedad civil» y se pide «unidad» de cara al 9-N. Considera «una exigencia democrática» ejercer el derecho a decidir, y asegura que Catalunya «es una nación» y como tal tiene ese derecho.
«Todas las instituciones que forman parte de este pacto nos comprometemos, como punto de consenso, a trabajar conjuntamente para poder ejercer plenamente nuestro derecho a decidir», añade el texto, que insta a todas las asociaciones adheridas al pacto a que «se comprometan a la movilización y la participación» en el 9-N, para el que ya se han inscrito 35.000 voluntarios.
DRÍBLING TEMÁTICO / El cónclave de ayer, celebrado en el Parlament, esquivó todo asunto espinoso, sin duda para evitar lanzar al mundo soberanista un nuev o mensaje de ruptura. Así, se pasó de puntillas por encima de la cuestión de qué hacer tras el 9-N, o, lo que es lo mismo, el debate sobre si Mas debe o no convocar elecciones anticipadas. Se dejó para ulteriores reuniones, una vez el calendario supere el 9-N.
Rigol destacó, tras las dos horas y cuarto de reunión, que el cónclave sirvió para comprobar la unidad entre entidades y el «eje político». Y una nueva unidad entre los partidos, basada en la existencia de «sensibilidades distintas».
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