LAS TENSIONES EN EL SOBERANISMO

La reunión secreta de Junqueras con Sánchez aviva la desconfianza entre CDC y ERC

Oriol Junqueras y Carles Puigdemont, durante una reunión del Consell Executiu.

Oriol Junqueras y Carles Puigdemont, durante una reunión del Consell Executiu. / periodico

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La confianza es un valor tan intangible como decisivo en las relaciones humanas, en las relaciones políticas y en especial en las relaciones entre socios de gobierno. Es por ello que el hecho que el número dos del Ejecutivo catalán, Oriol Junqueras, se reuniese con el líder del PSOE, Pedro Sánchez, a espaldas del Carles Puigdemont, no ayuda precisamente a solidificar la delicada red de confianza entre los partidos que ambos representan, CDC y ERC. Más cuando ambas fuerzas compiten por un mismo espacio electoral. La desconfianza es, pues, una de las consecuencias del encuentro secreto y que, además, ha generado turbulencias en las negociaciones para una eventual investidura.

Pese a que el PSOE niega que se hablara de las negociaciones en el Congreso, fuentes conocedoras de la reunión explicaron que se habló de buscar alguna fórmula para que los republicanos no impidieran la investidura; como, por ejemplo, la abstención o la ausencia de algunos diputados si se dan les condiciones necesarias. También se puso sobre la mesa el nombre de Guillem López Casasnovas, actual consejero del Banco de España, como opción para ministro de Economía, una cartera en la ERC desea tener un diálogo más fluído con el Ejecutivo central. También se barajó el nombre de Maurici Lucena para algún cargo que le permitiera hacer de puente entre el Gobierno y la Generalitat.

La reunión no ha gustado en la presidencia de la Generalitat. Fuentes cercanas a Puigdemont admiten que este se enteró de la misma cuando 8TV informó del encuentro la noche del martes. Habló telefónicamente con Junqueras y le afeó que no le hubiese informado antes. Públicamente y para evitar alimentar la polémica, este miércoles han entrado juntos a la sesión plenaria del Parlament. Irónicamente, en el Palau de la Generalitat se comenta que al partido republicano le cuesta resistirse a los secretos, al estilo --recuerdan-- de la famosa reunión de Perpiñán, que protagonizó el entonces vicepresidente Josep-Lluis Carod-Rovira cuando se entrevistó con ETA a espaldas al 'president' Pasqual Maragall.

TENSIÓN POR EL PACTO

La polémica llega justo en el momento en que el tablero catalán vive en tensión parlamentaria por la polémica moción rupturista de la CUP. Este miércoles C's, el PSC y el PP, los grupos contrarios a ese texto han exigido, sin éxito, que el pleno del Parlament no llegue a votar el texto. En la sesión de control al Govern, Inés Arrimadas e Iceta le han reprochado a Puigdemont que vulnere la legalidad. La moción de la CUP ha abierto un nuevo rifirrafe dialéctico entre el 'president' y los grupos de la oposición. Así, además de Arrimadas, que ha calificado la moción de "insulto a la democracia", el líder del PSC ha reclamado a Puigdemont que respete y haga respetar la legalidad, y le ha recordado que los propios letrados del Parlament han recalcado que la Cámara debe respetar las sentencias del TC. "¿Cree que si el Parlament aprueba la moción podremos seguir diciendo que el Parlament respeta la legalidad?", ha preguntado Iceta a Puigdemont. El 'president' ha contestado que "los parlamentos han de ser libres" y el Govern ha de aplicar sus resoluciones.

Puigdemont ha optado, por una parte, por desmarcarse de la parte de la moción de la CUP que pide a los Mossos que desobedezcan las órdenes de la justícia estatal ("le puede preguntar al 'conseller' de Interior y a mí mismo por el grado de cumplimiento de las leyes" por parte de la policía autonómica) y por otra, reivindicando el derecho de la Cámara a debatirlo todo: "Que un Parlament haya de estar sufriendo por si puede decir una cosa es empezar mal", ha lamentado.