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Los pagos a la fundación de CDC se ocultaron a la contabilidad oficial del Palau

Fèlix Millet, el lunes, en la Ciutat de la Justícia.

Fèlix Millet, el lunes, en la Ciutat de la Justícia.

J. G. ALBALAT / BARCELONA

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Una administrativa de la asociación Orfeó Català, una de las tres entidades que componen el Palau de la Música, ha reconocido ese miércoles en el juicio que se celebra por el saqueo de la institución cultural que "no hay rastro" en la contabilidad oficial de los pagos a la fundación Trias Fargas (ahora CatDem) de Convergència Democrática (CDC) y que, en todo caso, los convenios que se firmaban eran con patrocinadores, como la Caixa del Penedès, que desembolsaban fondos para las actividades del coro. Dos contables de la fundación del Palau han ratificado que tampoco conocieron la existencia de este convenio con la Trias Fargas. La fiscalía y las acusaciones sostienen que el que era presidente del auditorio, Fèlix Millet, y su mano derecha,Jordi Montull, manejaban cuentas corrientes que no estaban reflejadas en la contabilidad oficial. "Teníamos sospechas por los extractos bancarios que llegaban", han declarado los dos contables.

La misma testigo ha afirmado que las empresas New Letter y Letter Graphic, que están acusadas de intervenir en el desvío de fondos, no habían trabajado, como se exponía, en una campaña de envío masivo de cartas para captar nuevos socios para el Orfeó. "No las conozco de nada", ha sostenido, a la vez que ha precisado que, en su opinión, pagar facturas por 140.000 euros era exagerado. Tampoco tuvo conocimiento de los gastos pagados por el Palau por viajes de Millet y Montull a países exóticos.

El que ocupó el cargo de director de seguridad del Palau tras el registro de la entidad, en el 2009, por parte de los Mossos ha confirmado que había asistido a la apertura de cajas con documentos depositadas en las dependencias de Millet, así como el copiado del contenido de los ordenadores. El fiscal Emilio Sánchez Ulled, como si fuera un cirujano, a través de las facturas incluidas en el proceso judicial, los entresijos del auditorio. Este testigo reconoció algunos de esos documentos y, en especial, una carta en la que aparece el nombre de Carles Torrents, que fue tesorero de CDC hasta su fallecimiento.

"ALLÍ NO SE PREGUNTABA NADA"

El mismo contable que ha admitido que no tuvo conocimiento de los convenios de la Trias Fargas, por la que esta fundación convergente recibió en varios años 630.000 euros, ha detallado que "era evidente" que había importantes salidas de dinero en efectivo de las cuentas corrientes del Palau, pero que él se limitaba a expedir los cheques al portador de hasta 80.000 euros y hacer el apunte contable (lo mismo ha relatado otra administrativa). El testigo desconocía el destino de estos fondos.

Al ser preguntado por el fiscal si no preguntó sobre estas salidas en efectivo, el testigo ha dicho: "Allí no se preguntaba nada. Yo era un mandado y había una jerarquía absoluta, encabezada por Millet y Montull". Después, ha dicho que tenía miedo de perder su empleo si lo hacía. Y ha agregado que las facturas de New Letter y Letter Graphic, que eran por un importe elevado, seguían un circuito no habitual, y le resultaron "sospechosas". Al insistir el abogado de Montull por qué no denunció estas irregularidades, el contable ha afirmado que dieron cuenta de esas "barbaridades"  una vez ante la Intervención General de la Generalitat. Una administrativa ha insistido: "No se informaba de nada, solo nos daban órdenes", tanto Jordi Montull, como su hija, Gemma Montull, que era directora financiera.