los otros políticos

Dejen paso al poder

Manda quien manda. Soler opina que los únicos que no se han apretado el cinturón en esta crisis son los políticos. Ve imposible que quien ostenta el poder sea constreñido, y reclama introducir la eficiencia como criterio en la cosa pública. Sí, pone también deberes a los bancos, pero desde la autorregulación.

El director del Institut d'Estudis Financers, Josep Soler, opina que deberían desaparecer "las prestaciones que hacen que la gente no trabaje"

El director de el Institut d'Estudis Financers, Josep Soler.

El director de el Institut d'Estudis Financers, Josep Soler. / periodico

FIDEL MASREAL / BARCELONA

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Pregunta de preguntas: ¿La crisis ha demostrado que el poder político está al servicio del poder económico? Guarden esta respuesta de Josep Soler, director del Institut d'Estudis Financers: «Por el tamaño de ciertas empresas, por la forma como estas se privatizaron, por la retroalimentación entre políticos y altos directivos... el poder económico manda especialmente. En todas partes. Y creo que ha de mandar porque es un poder. No es un poder democrático, cierto, pero es el que finalmente tiene el poder de decisión sobre dónde se invierte, etcétera. No nos engañemos. Una empresa que dice: 'Estoy dispuesta a invertir en este territorio una cantidad X...' Eso es poder, porque es algo positivo y tiene una cierta lógica que trate de influir sobre la fiscalidad, sobre infraestructuras, suministros de servicios, sobre cualquier normativa, porque en el mundo se compite por la inversión».

Siguiendo esta lógica, ¿el poder político se ha de adaptar? «Es inevitable. Hace cien años, un laboratorio se podía instalar en tres o cuatro lugares. Hoy, en muchas partes. Y hay dos alternativas para los estados: o competir, marcando algunas líneas rojas, o no competir para no dejarse influir. En el caso de querer competir, se ha de hacer con herramientas: cesión de poder o permitir que la influencia sea efectiva».

¿En qué quedarán los intentos de reformar el capitalismo (Sarkozy dixit) o de introducir la 'tasa Tobin' a las transacciones financieras? «Es imposible, acabaría afectando solo a algunas transacciones, y lo acabaría pagando el consumidor». ¿Y acabar con los paraísos fiscales por parte de la UE? Soler cree que se ha hecho camino, pero que en el caso de las empresas se puede avanzar más; que en los depósitos personales, lo mejor es la amnistía fiscal. ¿Y la opción de haberlos perseguido? «No era realista, se habrían ido a otros sitios sin riesgo de ser pillados».

Soler, que trabajó en la Administración de Bush padre («fui consultor del Gobierno de EEUU, era indistinto que fuera un presidente u otro»), lo tiene claro: hay que adelgazar la Administración, que a su juicio es el único sector que no se ha reducido en la crisis; rebajar la cifra de diputados; hacer un sistema electoral abierto; sustituir a las élites políticas; introducir criterios empresariales en los gobiernos para ganar en eficiencia, acabar con las prestaciones sociales universales («el universalismo nos lo podríamos empezar a cargar, no puede ser que haya determinadas prestaciones que hacen que la gente no trabaje»).

De la revolución de Reagan Tatcher lamenta que impusieran un «capitalismo menos humano», pero se felicita de que lo hicieran «más eficiente, desligado de constreñimientos sindicales». En la actual crisis, también pone deberes a los bancos: transparencia, profesionalización, clarificar conflictos de intereses... Eso sí, con autorregulación e incentivos.

¿Y los nuevos movimientos sociales para cambiar la política? Los ve esperanzadores, «pero escorados a una ideología; habría que dar cancha a los moderados con capacidad real de incidir».