EL ARREPENTIDO DEL 'CASO NÓOS'
'Pepote' Ballester, el regatista que hundió a Iñaki
Tras compartir con Urdangarin la gloria olímpica en Atlanta-96, incrimina ahora a su amigo en el juicio del 'caso Nóos'
Roger Pascual
Periodista
Periodista de Deportes. Antes en Cultura y Política. Libros publicados: Desaparecidos en España (Premio 9 de Marzo), Les sectes a Catalunya y L'ombra de les sectes
ROGER PASCUAL / BARCELONA
Se conocieron en la Blume, cuando ambos compartían sus sueños de ganarse la vida con el deporte, pero después de tocar la gloria olímpica en Atlanta-96 han sido sus negocios relacionados con el deporte los que les han hecho caer en desgracia. En 1985, Iñaki Urdangarin y José Luís 'Pepote' Ballester vivían bajo el mismo techo, en la afamada residencia para deportistas de Barcelona. Mientras los dedos del primero olían siempre a la resina, los del segundo siempre estaban salados por el agua del mar. El joven y espigado Iñaki buscaba hacerse un puesto en el Barça de balonmano mientras que Pepote, un chaval de Vinarós (Castelló), se imaginaba pescando medallas en el mar. Once años después, en una ciudad norteamericana, alcanzaron el olimpo. Ballester se colgó el oro en vela, en la clase Tornado junto a Fernando León Boissier, mientras que Urdangarin conquistó el bronce olímpico y a la Infanta Cristina.
La amistad continuó después de aquellos momentos de gloria: Pepote fue a la boda de la pareja real en Barcelona y los duques de Palma a la de su amigo en Pollença. Esos buenos contactos de Pepote no pasaron desapercibidos para Jaume Matas, que le fichó como director general de Deportes del Govern Balear en su última legislatura como presidente balear (2003-2007). Aprovechando las vacaciones de la familia real en Mallorca, en el verano del 2003 coincideron en varias ocasiones y, en una de estas, Urdangarin propuso que el Gobierno balear patrocinara el equipo Banesto de ciclismo. "El patrocinio del equipo ciclista se gestó en Marivent", ha explicado este martes en su declaración en el juicio del 'caso Nóos'. A partir de entonces las propuestas de negocios ya no pararían. La frase "Iñaki me ha dicho" servía para abrir muchas puertas.
Pero los días de vino y rosas terminaron de forma abrupta en el 2009, después de que Pepote fuera detenido en la operación policial del 'caso Palma Arena', pabellón que se había presupuestado en 48 millones de euros y terminó costando unos cien millones. La batería de causas legales que se acumulaban en su contra, unidas a los problemas de salud que sufría (se le detectó leucemia en el 2010), le decidieron a colaborar con la fiscalía para rebajar sus penas. “No es mi intención dañar a nadie, pero quería que se conociera la verdad”, explica para justificar que haya declarado contra su antiguo amigo.
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