ENTREVISTA

Joan Manuel Tresserras: "El periodismo y el sistema judicial no están exentos de responsabilidad"

El 'exconseller' de Cultura i Mitjans de Comunicació considera que el problema está en que el tratamiento informativo se produce cuando los procesos están en marcha

Joan Manuel Tresserras.

Joan Manuel Tresserras. / periodico

J.C.B / I.S.H

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Para la elaboración de la información `La pena del imputado¿ se han utilizado las aportaciones de expertos encomunicación,derecho ypolítica. Los textos aquí recogidos son una transcripción más extensa de las entrevistas mantenidas con algunos de ellos, de las que en la citada información solo se destacan algunos breves extractos y frases. En el caso de Joan Manuel Tresserras, 'exconseller' de Cultura i Mitjans de Comunicació, la entrevista se ha realizado a través de cuestionario vía correo electrónico.

--La imagen de personajes públicos declarando en los juzgados como imputados en un caso de corrupción ¿equivale ya a una condena social de culpabilidad que hace un daño irreparable a gente que no ha sido condenada?

--En el contexto de sospecha generalizada de corrupción planeando sobre la política en general y la monarquía en particular, es evidente que cada imagen de este tipo supone un daño y un deterioro de la reputación. El problema es que la principal atención de los medios y el tratamiento informativo de los hechos se produce cuando los procesos están en marcha y no cuando terminan. Y se trata igual a las personas que acabarán siendo consideradas culpables y las que serán absueltas de cualquier responsabilidad. No es una cuestión que tenga una solución sencilla.

--¿En estas condiciones es posible para los jueces hacer justicia de forma imparcial?

--Los jueces deben hacer justicia en cualquier circunstancia. Y deben saber que la práctica de la justicia o la voluntad de ejercerla requiere prever el comportamiento de los medios y sus efectos en la opinión pública. Evitar `juicios mediáticos¿ anticipados debe formar parte de sus responsabilidades principales. Actuar con suficiente discreción y con diligencia contribuye a la pulcritud que demanda su misión.

--¿Es necesaria una autorregulación de los medios?

--La autorregulación debería ser suficiente. Pero me parece evidente que, ahora mismo, las cosas no se hacen bien. La inmediatez espoleada por los medios digitales, el empeoramiento de las condiciones laborales del periodismo y la competencia descarnada entre muchos medios, acaban propiciando el relajamiento profesional de algunas normas que había costado muchas décadas establecer. La comprobación de las fuentes, la presunción de inocencia y el respeto a los derechos a la propia imagen ya la intimidad, por ejemplo, siguen siendo exigibles en el buen periodismo. Transgredir estas normas no mejora en nada el periodismo, sino que lo devalúa.

--¿El problema son solo los medios o la confusión también des debida a la confusión que genera la condición de imputado?

--Hay problemas en el tratamiento informativo de los temas judiciales. Pero es evidente que estos deben ser abordados por los medios. Y en profundidad. Porque son de interés general y para los medios deben servir al derecho de las personas a disponer de una información completa y de calidad sobre la realidad. El establecimiento de las figuras relacionadas con un determinado proceso (testigo, imputado, encausado...) evidentemente causa confusión en la opinión pública y el sistema legal no debería ignorar. También es evidente que, en la mayoría de estos casos, la filtración a los medios de elementos de los sumarios o de pruebas de diversa naturaleza acaban formando parte de las estrategias de la acusación o de la defensa. En estos casos los medios son instrumentalizados a cambio de colgarse la medalla de alguna exclusiva que no lo es; son simples filtraciones interesadas. Ni el periodismo y el sistema judicial están exentos de responsabilidad en relación al descrédito del actual modelo democrático.

--Este debate se mezcla con el de la responsabilidad política de un cargo público cuando es imputado por corrupción. ¿Responsabilidad penal, política y social son diferentes?

--El descrédito de la política es lo suficientemente grave como para que, incluso aceptando que se producirán situaciones muy injustas de indefensión de muchas personas, sea necesario abrir un periodo de una extrema severidad en el control de las actuaciones de los cargos públicos. Hay que ser más expeditivos e implacables. Si no hay un compromiso en esta dirección se perjudica gravemente la democracia. La situación que ahora afrontamos se ha producido por un relajamiento de los controles que ha ido derivando en malas prácticas y, en determinados casos, en rutinas que han facilitado el fraude perfectamente calculado y consciente. Ahora bien, complementariamente, debería haber también un compromiso de reparación pública inmediata de los perjuicios causados a las personas que hubieran sido víctimas de la severidad anterior. Y en este último compromiso los medios tendrían un papel capital. Aunque sabemos que se considera más noticia el fraude, la acusación y la condena que no la absolución. Algunos de los criterios de asignación de interés periodístico deberíamos revisar: aunque la vida de los pecadores nos interese más que la de los santos, no por ello los medios pueden convertirse en factorías de invención de pecadores.

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