TENSIONES EN LAS FILAS ANTICAPITALISTAS

Canción (tranquila) de 'Nana'

El diputado de la CUP Joan Garriga dice que la renovación interna busca una toma de decisiones más representativas

El diputado de la CUP Joan Garriga, 'Nana'.

El diputado de la CUP Joan Garriga, 'Nana'. / periodico

XABIER BARRENA / BARCELONA

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La CUP vive horas de reorganización. Las tensiones internas producto de las grandes decisiones que ha tenido que tomar, véase la investidura de Artur Mas o el reciente debate de presupuesto, han forzado, ya antes de la propia polémica de las cuentas, a repensarse su funcionamiento. La dimisión de seis miebros de la órbita de Poble Lliure, una de las corrientes internas dominantes, junto con Endavant, han puesto el foco mediático a un trabajo soterrado que empezó en febrero. Poble Lliure y Endavant, o como les gusta decir a los que prefieren simplificar las cuestiones, la CUP ‘buena’ (sobre todo independentista) y la CUP ‘mala’ (sobre todo revolucionaria).

El diputado Joan Garriga, cercano a Poble Lliure aunque no militante, cuenta en el grupo parlamentario con un ascendente sobre el resto, como Gabriela Serra. No es solo cuestión de edad, sino de trayectoria. Garriga fue miembro de la Assemblea de Catalunya, allá en los 70, es decir, se mojaba en plena dictadura, al lado de personas de todo pelaje político, por la soberanía catalana. Su visión de la cuestión interna cupera es atemperada, propia de alguien que ya ha visto mil cosas.

SIN MIEDO A LA FRACTURA

“No nos daba miedo la partición de la CUP”, apunta Garriga en conversación con este diario, puesto que la escisión nunca ha sido un peligro real. “Temíamos la desmovilización, que la gente se cansara y se quedara en casa”. Según Garriga, conocido como 'Nana' allá en el Garraf, donde ha desarrollado su vida poítica y asociativa, las decisiones que se han tomado han contado con la mayoría suficiente, pero poco amplia. Y eso es lo que se busca ahora: “grandes consensos”.

“No es cierto que Endavant haya actuado como un rodillo”, defiende Garriga a los que en principio podría considerarse sus antagonistas internos, e incide: “No es cierto que ahora Poble Lliure piense que Endavant afronta también la reordenación interna por motivos tácticos y no estratégicos, es decir, por temor a una escisión más que por convencimiento de que hay que conseguir esas mayorías más amplias”.

En el horizonte se dibuja la cuestión de confianza a Carles Puigdemont. Un debate parlamentario que, ahora sí, puede dar por finiquitado el ‘procés’ tal y como se ha entendido tras la unión de CDC y ERC en una sola fuerza. “Cuanto más unidos vayamos en la CUP a esta cuestión de confianza, mejor respuesta daremos. Tenemos que dar respuesta a CDC y tenemos que hacerlo con una voz única, una sola CUP”, es decir, nada de buenos y malos, como el relato cercano a Convergència ha dibujado en el imaginario popular.

LA ESTRATEGIA CONVERGENTE

Para Garriga, “CDC usa el debate interno de la CUP para hacer el discurso de que no todos somos necesarios en el camino a la independencia", es decir, se trata de dejar de lado a un partido que, siempre según el relato dominante, es inestable y poco confiable. “La de ahora es la CDC más alejada del ‘procés’, y como no hay una CUP fuerte, se aprovecha de ello”, afirma el diputado.

La puesta en marcha de equipos transversales para alcanzar esos consensos y la introducción del voto telemático, para hacer posible que aquellos que no pueden asistir a las asambleas participen, son algunos de los objetivos de la CUP. Aunque aquí aparece, quizá, la cuestión generacional. Garriga chasquea la lengua y apunta: “Dudo que el voto telemático cambie mucho las cosas”.