Adiós al terror

El IRA dejó las armas en el 2005 siete años después de sellar la paz

El desarme definitivo de la banda irlandesa se prolongó un lustro

Una mujer pasea por una calle de Belfast, el 19 de julio de 1997, después de que el IRA anunciara un alto el fuego.

Una mujer pasea por una calle de Belfast, el 19 de julio de 1997, después de que el IRA anunciara un alto el fuego.

BEGOÑA ARCE
LONDRES

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El final de 36 años de «lucha armada» del Ejército Republicano Irlandés (IRA) quedó sellado en tres comunicados de la organización. El primer alto el fuego llegó en agosto de 1994, aunque meses después fue suspendido temporalmente ante la falta de avances políticos en las negociaciones de paz en las que participaba el Sinn Féin, el brazo político de la banda. Salvado aquel escollo, un nuevo comunicado, el 19 de julio de 1997, reinstauró el alto el fuego mientras proseguían las discusiones sobre el Acuerdo de Belfast. La firma de esa paz se produjo el 10 de abril de 1998, de ahí que sea conocido como Acuerdo del Viernes Santo. En el texto, los signatarios se comprometían a facilitar el desarme de los grupos paramilitares, pero tuvieron que pasar siete años hasta que, en de julio del 2005, el IRA anunciara en un tercer comunicado que dejaba las armas.

A fin de garantizar el proceso de desarme iniciado en 1998, los firmantes aceptaron la supervisión de una comisión internacional independiente. El plazo inicial que se estipuló para que el IRA concluyera la inutilización de los arsenales fue de dos años, pero el proceso resultó ser complejo y enormemente lento. La lentitud creó muchas tensiones e hizo peligrar la instauración del poder compartido en Irlanda del Norte entre republicanos y unionistas. Estos últimos no se fiaban de los republicanos y exigían como condición previa a la formación del Gobierno que el desarme del IRA estuviera concluido y verificado.

CATÓLICOS Y PROTESTANTES / La comisión a cargo de ese cometido se formó en el 2000 y la presidió el general canadiense John de Chastelain. Junto a él trabajaron el antiguo presidente de Finlandia Martti Ahtisaari y Cyril Ramaphosa, un político suddafricano. Dos sacerdotes, un católico y un protestante, asistieron como testigos independientes. Ni la policía ni las fuerzas de seguridad del Reino Unido y la República de Irlanda participaron en la operación, que se hizo en el más absoluto secreto.

El 28 de julio del 2005, dos meses antes de que la comisión garantizara que el IRA había destruido sus arsenales, la banda se comprometió a emplear solo «métodos pacíficos y democráticos» para lograr la reunificación de Irlanda. «Se ha ordenado a todas las unidades del IRA que se deshagan de sus armas. Los Voluntarios [miembros de la banda] no deberán embarcarse en otro tipo de actividades», decía aquella declaración.

La proclama, sin embargo, no anunciaba la disolución del grupo, un requerimiento inaceptable para los integrantes del IRA, que en todo momento trataron de presentar su giro hacia la vía política como una opción estratégica y no como la humillante derrota que implicaba la disolución.