¿Barco o camarote?

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NEUS TOMÀS / BARCELONA

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Tres meses y el futuro político de España sigue siendo una incógnita. Uno, Pedro Sánchez, está convencido de que llegará a presidente pero aún no sabe cómo, y otro, Mariano Rajoy, insiste en que no quiere irse, pese a que nadie está dispuesto a ayudarle. Así que, lo que tenga que ser será dependiendo de cómo actúen las dos fuerzas bisagra: a la derecha, Ciudadanos, y a la izquierda, Podemos (que si favorece la elección de Sánchez arrastraría también a nacionalistas e independentistas a apoyar al candidato socialista).

Tras la fracasada investidura, el secretario general del PSOE y Albert Rivera han reafirmado su alianza, aunque con el paso de los días, los socialistas han matizado su condición de que solo se sentarían en una mesa de negociación en la que estuviese también Ciudadanos. La prueba es que a la reunión que el candidato socialista celebrará esta semana con Pablo Iglesias no está previsto que Rivera acuda. Un encuentro en el que el líder de Podemos insistirá en su apuesta por un gobierno “a la valenciana”, que para consumarse requeriría que el PSOE quisiese gobernar con Podemos (y no parece que esté en sus planes porque aspira a que se abstenga) y que Ciudadanos bendijese está coalición votando en blanco.

A modo de aviso, la portavoz del partido naranja en el Ayuntamiento de Madrid, Begoña Villacís, insistió este domingo en que “es evidente” que Ciudadanos, PSOE y Podemos no pueden estar juntos “en el mismo barco”. Tan evidente como que el camarote en el que están ahora C’s y socialistas no garantiza la elección de un nuevo presidente.

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Mientras, el PP ha decidido esperar a ver cómo va el encuentro Sánchez-Iglesias, antes de que Mariano Rajoy descuelgue el teléfono para pedirle hora al candidato socialista. El vicesecretario general de organización de los populares, Fernando Martínez Maíllo, fue el encargado de fijar la posición de su partido. Y aunque afirme lo contrario, parece que mucho, mucho, tampoco tienen de que hablar con el PSOE: “[La negociación con Sánchez] comenzaría desde cero, no en base a un documento que supone una derogación de las políticas del Partido Popular. En estos 90 días desde las elecciones, solo ha habido un problema, que es que quien ha perdido las elecciones pretende ser presidente del Gobierno, lo que ha provocado la situación en la que se encuentra ahora España”.

Cabría recordar que en esos 90 días, parafraseando a Maíllo, ha habido algunos problemas más. Y tienen nombres y apellidos. En el caso del PP se llama Rita Barberá,Rita Barberá aferrada a su escaño de senadora por más que el degoteo de novedades en los casos de corrupción en Valencia sean diarios. Para los socialistas, ha sido un barón, el gallego, José Ramón Gómez Besteiro, quien más les ha complicado la existencia hasta que dimitió. 10 imputaciones judiciales parecen motivo suficiente para irse. Y del lío de Podemos, público y crítica esperamos la reaparición del desaparecido-desautorizado Iñigo Errejón.