Geometría variable

Intento de reequilibrio

JOAN TAPIA

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Frena el nuevo Govern deArtur Masla deriva radical emprendida al disolver con dos años de antelación el Parlament, al no aceptar el mensaje de los electores (le bajaron de 62 a 50 diputados), y al seguir la huida hacia adelante dando poder de veto a ERC a cambio del pacto de legislatura? Está claro que no, pero parece un alto en el camino tras la estulticia de tapar el retrato del Rey con una cortina en su toma de posesión y de minusvalorar (respecto a ocasiones anteriores) la presencia del representante del Estado que recaía además en el ministro de Hacienda.

La línea política no varía, como muestra el ascenso deFrancesc Homs -un político inteligente pero en el que prima la ideología- a la flamante Conselleria de Presidèncias. ¿Tiene también lectura en clave sucesoria? En la misma onda está el alza deGermà Gordó, un fontanero de Palau y antes del partido, a la Conselleria de Justícia, aunque quería mangonear en áreas más claves. Y en grado menor también se inscribe aquí la permanencia deFelip Puig, un independentista de la Convergència autonomista, que pasa de Interior a Empresa i Ocupació porque el bate de béisbol junto a sonados fracasos (el asalto «indignado» al Parlament) ya no valen.

PeroMasno quiere prescindir ni de lo quePuigrepresenta en CDC ni de su profesionalidad política. La confirmación en Educación deIrene Rigau-muy oportuna al capitalizar la torpeza deWerty popular en CDC- está también -hasta cierto punto- en esta clave.

Pero el componente institucional también sale reforzado. Primero por la continuidad delconseller Andreu Mas-Colell, una garantía de solvencia, al frente del sudoku de las finanzas públicas, el gran desafío del Govern, por encima incluso de la consulta. La respetabilidad económica obligaba a mantener a unconsellera quien hasta escucha elFinancial Times. Y en el paquete va el mantenimiento deBoi Ruiz. No ha sabido explicar nada de los recortes en sanidad -fracaso total- pero ha aceptado las indicaciones deMas-Colell, convencido de que la sanidad pública es, más que las pensiones y por el alargamiento de la vida humana, el gran cuello de botella del Estado del bienestar en los próximos años.

Algo similar significa el peso democristiano. Unió tenía dos consejerías (Joana Ortega, vicepresidenta, yJosep Maria Pelegrí, secretario general del partido) más una independiente enJustícia. Ahora gana la importante Conselleria de Interior, que va además aRamon Espadaler, presidente del Consell Nacional de Unió y hombre muy próximo aDuran Lleida.Santi Vila, revelación como alcalde de Figueres,Neus Munté yFerran Mascarell, que continúa, indican renovación generacional y cierta apertura política.

Masintenta una asignatura endiablada. Reequilibrar su independentismo, el deHomsy delpinyol, condicionados además por la termitaOriol Junqueras, con la ortodoxia económica (Mas-Colell) y el orden democristiano. Uno, varios, o todos, pueden morir en el intento.