LA JORNADA ELECTORAL

Indignación a examen

Las urnas volverán a ser hoy protagonistas de la jornada.

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La incógnita de estas elecciones es saber cómo la indignación que hace cuatro años llenaba plazas se traducirá ahora en cargos electos, sea en ayuntamientos o gobiernos autonómicos. Podemos y Ciudadanos, no necesariamente por este orden, se erigen en representantes de la llamada nueva política (que en esta campaña se ha demostrado que a menudo no es tan distinta de la tradicional), y esperan dar la campanada en ciudades como Barcelona, donde la coalición de Ada Colau disputa la alcaldía al convergente Xavier Trias, o ser decisivos en comunidades como la valenciana o Madrid. Capítulo aparte será la lectura que se haga del resultado global que las distintas fuerzas obtengan en Catalunya, en tanto que será también un termómetro de la vitalidad del proceso soberanista.

BARCELONA

Continuidad o cambio radical

CiU logró en las últimas municipales arrebatar la alcaldía de Barcelona a los socialistas, que llevaban 32 años gobernando, desde Narcís Serra y Pasqual Maragall. Sin un socio estable y jugando a la geometría variable, Xavier Trias ha logrado completar la legislatura sin demasiados problemas. Ha remodelado la Diagonal, ha derribado el tambor de las Glòries, ha mejorado el paseo de Gràcia e insiste en que ha aumentado la partida destinada a políticas sociales. Para algunos, una muestra de buena gestión. Para otros, un ejemplo de que ha priorizado los barrios bienestantes de la ciudad. Pero su quebradero de cabeza ha llegado a la hora de intentar revalidar la victoria. La coalición Barcelona en Comú, encabezada por la activista y mediática Ada Colau, le pisa los talones hasta el punto de que algunos sondeos, el primero, el del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la dan como ganadora de los comicios. Colau, cuya propuesta más destacada es desalojar a Trias de la alcaldía, pretende convertir la gestión municipal en un modelo más participativo y priorizar la lucha contra la pobreza. A su favor juega que presente un proyecto nuevo y, para muchos, ilusionante. En su contra, la falta de experiencia en la gestión pública.

El tercer puesto también está más que disputado. Si Ciutadans logra obtenerlo, podrá interpretarse como otro tanto para el voto indignado, en este caso, procedente de la derecha, pero también de un socialismo en horas bajas. Hoy sabremos si tan bajas como para convertirse en una fuerza irrelevante. Sea cuál sea el ganador, lo que está claro es que estará obligado a pactar para sobrevivir. Y, según los sondeos, sea Trias o Colau, necesitará más de una muleta para gobernar. Vamos, que se avecinan cuatro años complicados.

CATALUNYA

Otra reválida para el soberanismo

Descontado el muy influyente factor local, que acaba decidiendo alcaldes en función de su gestión y no de sus siglas, hoy en Catalunya no solo están en juego 947 ayuntamientos. Se examina también el vigor del proceso soberanista. Si CiU pierde la alcaldía de Barcelona será un duro golpe a las aspiraciones de la federación nacionalista, que anhela, como ERC, ganar terreno en los municipios del área metropolitana. Los sondeos apuntan que más bien será todo lo contrario y que quien ampliará su presencia en estos ayuntamientos serán Ciutadans y las coaliciones vinculadas a Podemos. El PSC, si la demoscopia no yerra, conseguirá mantener sus bastiones metropolitanos, de hecho, su único propósito en estas elecciones. Aspira a preservar, entre otras ciudades, L'Hospitalet, Santa Coloma de Gramenet y Cornellà, así como Lleida y Tarragona, donde seguramente se verá obligado a buscar aliados para gobernar. Todo hace prever que Girona seguirá controlada por el convergente Carles Puigdemont. Mientras, el PP continuará siendo residual en los municipios catalanes. Eso sí, tiene asegurada Badalona, pero, en cambio, no está claro que pueda mantener su otra gran plaza actual: Castelldefels.

A partir de mañana, las relaciones entre CiU y ERC, mejorables desde hace semanas, se pondrán a prueba en los pactos poselectorales. Los nacionalistas desconfían de los republicanos, que en muchos municipios han concurrido en coalición con marcas blancas de exsocialistas o con Moviment d'Esquerres (MES), una escisión del PSC. Superadas las municipales, Catalunya, que vive instalada en una campaña electoral permanente, encarará ya las autonómicas del 27-S, la fecha anunciada por Artur Mas, aunque en la cúpula nacionalista no todos compartan la decisión. El president fía su futuro político al resultado que obtenga en otoño si finalmente acaba convocando las elecciones. En esta campaña, por primera vez, ha hablado de irse a casa.

ESPAÑA

¿El fin de la hegemonía azul?

Hace cuatro años España se tiñó de azul. Los socialistas obtuvieron en la suma global el peor resultado de la historia. O sea que, esta vez, difícilmente les podrá ir mucho peor. Hoy hay dos territorios clave: la Comunitat Valenciana y Madrid (en ambos casos, tanto a nivel autonómico como municipal). Pero no solo habrá que estar atentos a estos resultados. Está por ver si José Antonio Monago es capaz de retener Extremadura y si María Dolores de Cospedal aguanta en Castilla-La Mancha. Se juega la presidencia y veremos si también la secretaría general del PP. El resultado de los populares, por más que sigan al frente de las principales capitales españolas y de la mayoría de las comunidades, puede ser de compleja administración, puesto que en más de una plaza estará condicionada a los acuerdos con Ciutadans (descontadas evidentemente las alianzas con Podemos). El resultado que obtenga la fuerza que lidera Pablo Iglesias es otra de las grandes incógnitas de la cita de hoy. A nivel municipal será difícil calcularlo porque sus coaliciones son diferentes según los municipios. Una de las revelaciones ha sido la exjueza Manuela Carmena, candidata de Podemos a la alcaldía de Madrid. Es muy probable que no logre batir a la incombustible Esperanza Aguirre, pero nadie podrá negarle que ha hecho una de las mejores campañas.