POLÉMICA VISITA EN LA CÁMARA CATALANA

El independentismo catalán se entrega a los elogios de Arnaldo Otegi

Arnaldo Otegi en el Parlament de Catalunya

Arnaldo Otegi en el Parlament de Catalunya / periodico

XABI BARRENA / BARCELONA

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La ‘vasquitis’ o admiración embelesada por el nacionalismo vasco es uno de los rasgos definitorios del independentismo catalán. Los suspiros de los secesionistas por tener en Catalunya un Govern y una sociedad civil tan indómitos como los que ha habido en Euskadi llenaron largo tiempo el aire del Principado. Un deslumbramiento que, incluso, llevó a unos pocos a orillar la crítica a la mayor línea roja posible, el terrorismo. Arnaldo Otegi ha visitado este miércoles el Parlament y el independentismo ha recibido alborozado --como un pupilo reconocido por su maestro-- los parabienes del aberzale, hoy ya un líder político cuya renuncia a la violencia terrorista “no tiene vuelta atrás”, y que ha vertido piropos a granel al 'procés', al que ha agradecido haber “roto las costuras del Estado”.

Y es que en pocos lugares ha cambiado tanto el paisaje político entre el 16 de octubre del 2009 y el 1 de marzo del 2016 como en Catalunya. Ese es el periodo en que Otegi permaneció en prisión por pertenencia a ETA. En esos años, Catalunya ha dado el ‘sorpasso’ a Euskadi en el ‘soberanómetro', de tal manera que ambas comunidades se hallan en pantallas muy distintas. Mientras en Euskadi el apoyo a la secesión se encuentra en mínimos históricos y menguando, el proceso catalán se ha convertido “en un referente”, en palabras del propio Otegi en Catalunya Ràdio.

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Tras la sentencia del Tribunal Constitucional, los ‘taimados’ catalanes, como eran vistos en tierras vascas los nacionalistas del Principado, han planteado un órdago en toda regla al Estado. Y, los aberzales, abandonado el terrorismo, la música con la que habían crecido durante 40 años, precisa de un nuevo hueso que mostrar y con que convencer a su desmovilizada parroquia. Un hueso que no suene a utópico, sino real y aplicable. Y Catalunya es el ejemplo a seguir. Aunque el mayor escollo con que topa en su casa es la inamovible posición del PNV, asustado en piel ajena por la progresiva pérdida de peso de CDC.

EN TIEMPOS DE PUJOL

Otegi ha visitado el Parlament (como antes el irlandés, el británico y el europeo), entre otras razones, porque el espacio que él representa se apeó de la violencia. Y porque CDC ha subido un peldaño, del soberanismo al independentismo explícito. Eso ha provocado una imagen que en tiempos de Jordi Pujol (quien no compartía esa admiración por el nacionalismo vasco, y menos por los antecesores de Otegi, por entender que siempre “iban a la suya"), o del primer Artur Mas, hubiera sido impensable. Y es que el de Elgoibar se ha reunido con los portavoces de la comisión de Exteriors (excepto con los de Ciutadans, PSC y PP), presidida por una convergente, Marta Pascal. Y con los grupos de la CUP y de Junts pel Sí (CDC y ERC). Y ha sido recibido en audiencia por la presidenta del Parlament y expresidenta de la ANC, Carme Forcadell.

El líder de EH Bildu ha llegado poco después del mediodía, entre gritos de “¡asesino!” que le han proferido una decena de manifestantes y en un sieteplazas que contaba como copiloto a David Fernàndez, exdiputado y siempre referente de la CUP. Él y Anna Gabriel, que fue quien ha recibido a Otegi en la puerta del Parlament, viajaron varias veces a la cárcel de Logroño, a visitarlo o a celebrar su excarcelación.

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Y ese es otro de los cambios. La CUP, una fuerza que en el 2009 era desconocida para el gran público, es hoy la piedra sobre la que pivota la política catalana. Fue la CUP quien invitó a Otegi a ir al Parlament y, claro, ¿quién es el guapo que se opone a ello? No será ERC, quien por medio de Joan Tardà también visitó al reo en Logroño y que, a su vez, se halla hermanada con alguna de las fuerzas que componen EH Bildu, como Eusko Alkartasuna. ¿Quién arremete contra la CUP, en cuyas manos pende el presupuesto que debe facilitar el objetivo en el que se ha volcado la política catalana desde el 2010?

LA 'MOSCA' DE LA CUP

Y claro, a su vez, Otegi sirve a la CUP para convencerse de que, pese a la moqueta de la Cámara autonómica, sigue siendo el espíritu indomable de la política catalana, la mosca que incomoda al 'establishment'. El aberzale es también la representación viva, para la CUP, de la desobediencia al Estado, ese estado mental por el que suspiran los anticapitalistas para la política catalana y que, de momento, no llega

Trajo Otegi el debate vasco al Parlament. En la reunión con los portavoces de Exteriors se ha hablado de la dispersión de presos etarras y del sufrimiento consiguiente de sus familias. A escasos 20 metros de esa sala, otras familias, muchas catalanas, con muchos de sus miembros con la vida quebrada por el fanatismo terrorista, se reunían con el PP y Ciutadans. El pulso vasco entre el ayer y el hoy, entre el dolor por la sinrazón y la exigencia de los derechos humanos, plasmado en pleno parque de la Ciutadella.

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SESIÓN DE CONTROL

¿Y Carles Puigdemont? Ha defendido la presencia de Otegi en la Cámara catalana y ha mantenido una posición templada, basada en la defensa del proceso de paz, con exigencias tanto a ETA como al Gobierno español. Eso sí, cuando Xavier García Albiol le ha echado en cara a CDC “haber abierto las puertas del Parlament” al secretario general de Sortu, ”y que eso suponía un acto de crueldad con las víctimas del terrorismo”, el ‘president’ ha calificado de “inadmisibles” las palabras del jefe de filas popular y ha recordado los contactos que los gobiernos del PSOE y del PP mantuvieron en su día con ETA.

No en vano, el independentismo catalán no anda sobrado de cariño externo, como se observa cada vez que un representante de la Generalitat se asoma por el extranjero.