El órdago soberanista

ICV se borra del nuevo 9-N de Mas y llama a la manifestación

Joan Herrera, ayer, en la sede de ICV.

Joan Herrera, ayer, en la sede de ICV.

JOSE RICO / BARCELONA

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Iniciativa ha puesto punto final a la pinza soberanista que ha formado con el Govern de CiU estos últimos dos años y, como el resto de partidos, activó ayer la maquinaria preelectoral ante el convencimiento de que la propuesta de Artur Mas tendrá una vida corta. Los ecosocialistas han contemporizado en los últimos días con el Ejecutivo catalán a la espera de que, forzado por las circunstancias, pospusiese la consulta y llamase a la movilización ciudadana en defensa del derecho a decidir. Pero la finta de Mas enojó sobremanera a la coalición, que acusó al president de convertir el 9-N en el primer acto de lo que siempre ha pretendido: las elecciones plebiscitarias.

El líder de ICV-EUiA, Joan Herrera, se despachó con dureza contra Mas por llamar «proceso participativo» a algo que, en realidad, es un «plan de rescate» de CiU y de su propia persona, pergeñado mirando de reojo a los nefastos pronósticos demoscópicos que se ciernen sobre la federación nacionalista. Y para demostrarlo, reveló que, en la reunión del lunes en el palacio de Pedralbes, uno de los «máximos técnicos» de la Generalitat reconoció que la fórmula ni cumple las mínimas garantías democráticas, ni se ganará la «credibilidad internacional».

INHIBICIÓN / Ante ese cálculo partidista, los ecosocialistas se niegan a fomentar la participación en el sucedáneo de consulta -aunque la dirección no esconde que pueden haber militantes que a título personal se impliquen en ella- y, al igual que Esquerra y la CUP, descargan sobre el president la responsabilidad de que la unidad haya saltado por los aires. Conscientes de que tiene pocas posibilidades de llegar a celebrarse por el «bloqueo» del Estado, intentan abanderar desde el primer minuto su propio plan b, con la esperanza de que, en los próximos días, se abra paso como única solución plausible. Esa bandera alternativa de Herrera consiste en espolear la movilización social para enviar a todo el mundo una potente imagen de denuncia de un Estado que no deja votar.

Para ello, ICV-EUiA propone que el 9-N se formen colas frente a los colegios electorales, cerrados a cal y canto, para evidenciar que el amplio apoyo a la consulta contrasta con la prohibición del Gobierno de Mariano Rajoy. Así, según los ecosocialistas, se restañaría la unidad política -pese a que ningún otro partido del bloque soberanista respaldó ayer esta idea- y se haría sonrojar al Ejecutivo del PP cara al exterior.

En paralelo, Herrera tampoco escondió que este movimiento tendría la ventaja de que se reservaría la carta de la consulta para un futuro escenario político distinto en España. En concreto, ICV-EUiA piensa en después de las elecciones generales del 2015, que seguramente darán paso a un Gobierno en minoría y a una izquierda más fragmentada, pero más potente.