Doble relevo en las filas socialistas

Iceta escoge al crítico Ros como primer fichaje de su ejecutiva

JOSE RICO
BARCELONA

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Igual de elocuente que Pedro Sánchez eligiese ayer a Susana Díaz como primera interlocutora resultó el hecho de que el nuevo líder del PSC, Miquel Iceta, convocase en primer lugar al principal dirigente del sector crítico del partido, el alcalde de Lleida, Àngel Ros, dentro de la ronda de contactos para formar su ejecutiva. El jefe de filas socialista le ofreció la presidencia del PSC y el regidor la aceptó, brindando a Iceta el simbólico gesto de que su primer fichaje sea un miembro del ala más catalanista de la organización. Con esta decisión, Ros da por buena la condición de Iceta para formar parte de su equipo: la «lealtad» al proyecto socialista pese a las diferencias.

El alcalde de Lleida, según fuentes cercanas, dio el sí a Iceta después de que este se comprometiese a integrar en la ejecutiva a todas las sensibilidades y a mantener una actitud «propositiva» en el debate soberanista, de forma que el PSC subraye más su apuesta por un «federalismo plurinacional» que su oposición a la consulta del 9-N. El pacto fue más sencillo de trabar por la posición de equilibrio entre los dos extremos del partido que Ros ha mantenido desde la dimisión de Pere Navarro. Dio su aval a Iceta mientras apoyaba la constitución de Moviment Catalunya, la plataforma de exconsellers y cargos locales del PSC que aspira a concurrir a las municipales del 2015.

Esa función de puente entre la dirección y los sectores críticos es la que Iceta quiere que Ros asuma en la nueva etapa. La presidencia del PSC, que ha permanecido vacante durante la era Navarro, no tiene funciones ejecutivas, pero el nuevo titular del cargo no tardó en demostrarlo que lo dotará de perfil propio al apostar por que el PSC vuelva a plantearle en un futuro al PSOE la necesidad de que los socialistas catalanes tengan grupo propio en el Congreso.

VOCES RECEPTIVAS / No obstante, el regidor ha dejado claro que no se presentará con unas siglas distintas a las del PSC, en contra de lo que promueven otros representantes de este colectivo. De esa división entre los propios díscolos quiere sacar tajada el nuevo líder, reteniendo a su lado a las voces menos beligerantes. Hoy lo intentará con las dos diputadas críticas que no han seguido los pasos de Joan Ignasi Elena y siguen en el grupo, Núria Ventura y Marina Geli. Iceta quiere proponerles «poner el contador a cero» y que ambas partes se den otra oportunidad para convivir, y está dispuesto a devolverles todas sus funciones en el grupo.

En la dirección de ese grupo, que se reúne hoy por primera vez bajo la batuta de Iceta, también habrá cambios. El primer secretario abandonará su cargo en la Mesa del Parlament para presidir el grupo, sustituyendo a Navarro. La principal incógnita será la continuidad como portavoz de Maurici Lucena, fichaje personal de Navarro en su día que ha cosechado críticas internas por el tono beligerante de su discurso contra el proceso soberanista. La estrategia de Iceta de reforzar un mensaje menos arisco cara al 9-N, pero sin cambios de fondo, podría hacerle caer. Ejemplo de ese nuevo estilo es la «insistencia» con la que quiere repetir, según aseguró ayer y mal que le pese al PSOE, que «no habrá una solución estable» para Catalunya sin una consulta.

Después de verse con Ros, Iceta se reunió con el eurodiputado Javi López, persona de su entera confianza que se da por hecho que tiene puesto reservado en la dirección. El nuevo líder dedicó también el día de ayer a concertar el calendario de citas con los distintos líderes territoriales del PSC, con quienes deberá encajar las piezas del puzle que supone la articulación de la ejecutiva.