Txiki Benegas, el hombre de los dos frentes

Hombre clave del PSOE y del socialismo vasco, falleció en Madrid a los 67 años.

ENTRE MADRID Y SAN SEBAsTIÁN3 En la imagen superior, Benegas votando en San Sebastián en el referendo de la Constitución, en 1978. A la izquierda, con Felipe González, durante el congreso del PSOE de 1994 y, abajo, con el exlendakari José Maria

ENTRE MADRID Y SAN SEBAsTIÁN3 En la imagen superior, Benegas votando en San Sebastián en el referendo de la Constitución, en 1978. A la izquierda, con Felipe González, durante el congreso del PSOE de 1994 y, abajo, con el exlendakari José Maria

XABIER BARRENA

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Si uno imagina la política española en los últimos 40 años como una serie de arcos que se cruzan, los que corresponden al PSOE y al PSE, en general, y al llamado conflicto vasco, en particular, se intersecan en José María Txiki. Nacido en 1948 en Caracas, por aquello del exilio tras la guerra civil (su padre era un nacionalista vasco), Benegas forma parte de otra figura geométrica, el triángulo de poder que dominó el PSOE nacido en el congreso de Suresnes de 1974. Los otros dos vértices fueron, claro está, Felipe González y Alfonso Guerra. Felipe, Guerra y Txiki. Secretario general, vicesecretario general y secretario de organización (desde 1984 hasta 1994). Una santísima trinidad que casi bautizó el propio Benegas cuando, en los albores de la telefonía móvil, un escáner indiscreto cazó una conversación suya en la que se refería a González, en tono despectivo, como Dios y el DiosOne.

Era en 1992 y el cisma en el PSOE, por las desavenencias entre Gobierno y partido, entre renovadores y guerristas estaba abierto. Benegas era un notable guerrista. La batalla previa al 33º congreso del PSOE, en 1994, que acabó con su salida de la secretaría de organización (pero no de la ejecutiva) dan fe de ello.

Un año antes, el propio Benegas había presentado su dimisión -no aceptada- a González. El PSOE vivía acosado por los casos de corrupción, singularmente el caso Filesa, y surgieron numerosas voces en el partido que exigieron un cambio de rumbo y nuevas caras.

Hombre de partido, cuando Guerra dimitió como vicepresidente del Gobierno, González le ofreció ir a la Moncloa a llevar el área de Presidencia. Txiki (apodo que reciben todos los benjamines vascos, nada que ver con su físico, pues medía 1,72 m) Benegas rechazó.

En cuanto al otro gran arco, el de Euskadi, baste recordar que él fue el secretario general del PSE entre 1977 y 1988 y su presidente desde entonces hasta el 2002. Es decir, en los llamados años de plomo, en que la banda terrorista asesinaba por docenas. Él mismo fue objetivo terrorista e, incluso, vivió un extraño episodio cuando en el 2000 denunció un intento de asesinato, pero el director general de la Policía, Juan Cotino, nombrado por el PP, negó cualquier indicio de atentado.

Mantuvo una pugna abierta con el juez Baltasar Garzón, quien en la instrucción del caso GAL, y tras las declaraciones del que había sido secretario general del PSE en Vizcaya Ricardo García Damborenea, pidió su imputación junto a Narcís Serra y al propio González. El Supremo (por seis votos a cuatro) desestimó la triple petición de Garzón.

Vencedor de las elecciones vascas en 1986, pero sin apoyos para ser lendakari, Benegas mantuvo un doble eje de inflexibilidad con la violencia y de mano tendida a los nacionalistas, incluso cuando el PNV se encaramó a los pactos de Lizarra. Ya con Nicolás Redondo Terreros de secretario general del PSE, y con su postulado de aislamiento del PNV en marcha, Benegas ejerció de verso suelto con un plan de paz propio, expresado en uno de sus múltiples libros, en el que abogó por el acercamiento de presos una vez ETA dejara de asesinar.

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