«Hacemos peores funciones por culpa de los móviles»

El actor Josep Maria Pou, en la platea del Teatre Romea, la noche del jueves, antes de representar 'Sócrates'.

El actor Josep Maria Pou, en la platea del Teatre Romea, la noche del jueves, antes de representar 'Sócrates'.

CRISTINA SAVALL / BARCELONA

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Josep Maria Pou comprende a Patti LuPone, actriz y cantante neoyorkina. Incluso se solidariza con la exaltada reacción que ella tuvo a principios de julio, cuando en el segundo acto de Shows and days, musical que protagoniza, harta de que una espectadora de la segunda fila estuviera más pendiente de la pantalla de su móvil que de lo que sucedía en escena, saltó del escenario al patio de butacas, se acercó «a la interfecta y le arrancó el teléfono de las manos». Con estas palabras describió Pou el incidente que alumbró una de sus columnas de opinión de este diario. La tituló Un campo de luciérnagas.

-En el artículo decía que no solo el ruido delata, que si un espectador consulta su móvil, la luz de la pantalla también le traiciona iluminando su cara de manera flagrante y poniéndolo en evidencia.

-Se debe tomar consciencia. Las luces y los ruidos no solo afectan a los actores, también al público. Se pierde el clima de la escena que entre todos hemos construido. Ahora muchos tienen silenciado el móvil pero encienden y apagan continuamente la pantalla para enviar mensajitos. Vemos luces intermitentes contianuamente. Eso distrae y cabrea.

-¿Tanto le afecta?

-Afecta a ese deseo que siente el público de estar allí. Una representación es un momento milagroso, si eso se rompe por un móvil te vienen ganas de matar a quién sea. Por culpa de los teléfonos hacemos peores funciones. Un espectador debe concienciarse: es tan responsable de la obra como nosotros.

-En muchos casos es una falta de educación y de respeto.

-Es el signo de los tiempos. Es cuestión de modales. Lo mismo pasa en el cine o en una sala de música clásica. No entiendo como la gente no puede desconectar y disfrutar. Leí un artículo en The New York Times que aportaba soluciones para terminar con esta plaga.

-¿Inhibidores de móviles?

-Están prohibidos, porque coartan la libertad. El artículo explicaba que en la entrada de algunas salas de ópera y de teatro ofrecen una bolsa hermética de plástico para que dejen su móvil en el guardarropía con una clave que solo conoce el usuario. No sé cómo se lo hacen, pero si hay una llamada urgente los acomodadores van a buscar al espectador. Este sistema también funciona en algunos restaurantes de Nueva York.

-Si esto existiera aquí hace dos años en Valladolid usted no hubiera interrumpido el espectáculo A cielo abierto, tras sonar una docena de veces varios móviles.

-Uno de los asistentes respondió y se puso a hablar. No fue un hecho extraordinario, pero tuvo repercusión porque en la sala había periodistas y salió en la prensa. Cuando en el 2005 estaba de gira con La Cabra, de Edward Albee, ya había parado alguna función. Hace 10 años era peor, al menos en cuanto al sonido.

-El actor Kevin Spacey en plena representación de Ricardo II en el Old Vic, una vez que sonaron más móviles que lo acostumbrado se retiró a su camerino con tal enfado que esa noche no volvió al escenario.

-Lo comprendo. Pero ni él ni yo somos ogros, ni yo el único actor español que se enfrenta al público. Se está personalizando en mí, pero Mario Gas y Vicky Peña han interrumpido en más de una ocasión la obra Largo viaje del dia hacia la noche para pedir al público que apaguen los teléfonos. Charo López, y también Arturo Fernández, se ha dirigido a la persona que le sonaba el móvil para decirle que si era para ella que no se podía poner, que estaba trabajando. Y el público lo ha aplaudido.

-¿Hay algún caso que le hay sorprendido especialmente?

-Hace un mes en Broadway un espectador de la cuarta fila estaba hablando por el móvil antes de comenzar un musical. Se le terminó la batería, vio enchufes en el escenario y sin el más mínimo escrúpulo subió a cargarlo. Como si estuviera en su casa. Hay un público enfermizo.

-¿El móvil, con el Twitter, el Facebook y el WhatsApp puede favorecer la promoción de una obra de teatro?

-Sí, pero las fotos que cuelgan en internet estropean la obra a otros públicos. Hay momentos que no se deben desvelar y nadie puede sacar fotos sin permiso. La única lectura positiva de que hago es que hay gente que no ha ido nunca al teatro y no conoce la actitud que se debe tener en un acto colectivo. Lo que significa que es un nuevo público.

-En 'Sócrates', la obra que protagoniza en el Romea, hay una escena en la que habla del móvil.

-Sócrates pide que no tengan encendidos esos artefactos. Aplauden. Y funciona: no se oyen llamadas.