LA REACCIÓN DE LA GENERALITAT A LA SUSPENSIÓN DEL CONSTITUCIONAL

El Govern paraliza la preparación del 9-N sin renunciar a las urnas

El 'conseller' de Presidència y portavoz del Govern, Francesc Homs.

El 'conseller' de Presidència y portavoz del Govern, Francesc Homs.

FIDEL MASREAL/ Barcelona

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Al Govern y a los partidos favorables a la consulta les ha llegado el momento de la alta política, suspendida en un alambre: entre la presión social soberanista, por un lado, y la inequívoca providencia del Tribunal Consittucional, por otro. El Govern, no sin debate interno, se movió ayer en ese alambre, sostuvo que no ha cambiado en nada su determinación hacia el 9-N pero asumió que acata las órdenes del alto tribunal y deja en punto muerto los preparativos de las urnas en todo lo que haga incurrir a funcionarios o administraciones en ilegalidad manifiesta.

El portavoz Francesc Homs fue el encargado de subir al alambre. En un lado, rotundidad verbal: «El proceso sigue». En otro, una cierta ambigüedad a la hora de admitir que todo el operativo básico del 9-N queda en suspenso. Dijo que se han tomado «las medidas con carácter temporal y cautelar» para no perjudicar la seguridad jurídica de los funcionarios y las administraciones locales.

Solo días de margen

En la práctica, como admitió Homs posteriormente, esto equivale a que las acciones necesarias para que el 9-N se puedan abrir las urnas tomarán ahora un «ritmo diferente», si bien el portavoz sostuvo que todo estaba previsto y existe margen para poner al ralentí unos días la maquinaria. La clave es ¿cuántos días? Homs evitó responder. Pero tal como explicaron el domingo los responsables del operativo, los plazos son limitados y muy relacionados: si se pospone un paso (el registro de votantes extranjeros, por ejemplo, debía abrirse hoy y mantenerse una semana y ha quedado suspendido), los siguientes (conformar el registro total de votantes, para poder sortear a quien le tocará estar en las mesas electorales) no se podrán ejecutar a tiempo. El Govern dispone de poco margen para mantener parada la preparación del 9-N.

Una de las muestras visibles de que la maquinaria se ha frenado es que desde ayer la campaña de difusión del 9-N en los medios de comunicación ya no existe. A media tarde de ayer la web oficial dejó de incluir el anuncio audiovisual.

El Govern combina estas actuaciones preventivas con la presentación inmediata de alegaciones ante el Constitucional pidiéndole que levante la suspensión de la ley y el decreto de convocatoria de la consulta. En la misma línea actuó ayer la Mesa del Parlament. Anunció que solicitará al TC que levante «de inmediato» la suspensión de la ley de consulta, y preparará un recurso con alegaciones contra la decisión del tribunal. Homs reclamó al TC que sea tan «supersónico» ante estas demandas como lo ha sido para tramitar la petición del Gobierno. También pidió una sentencia definitiva cuanto antes.

Hasta ahí la batalla jurídica y legal. Pero sin duda los equilibrios en los que se mueve ahora el proceso soberanista tienen una vertiente política tan o más decisiva. Consiste en preservar la unidad de partidos en favor del 9-N (o la alternativa que se plantee) y mantener la movilización social al lado del Govern y contra el Estado. Ayer las concentraciones se dirigían contra la suspensión del 9-N, pero también hacia Mas: «Ni un pas enrere, President» o «dignitat i coherència, desobediència».Homs lanzó los dardos contra el Gobierno, al que acusó de tener «una voluntad expresa de actuar contra Catalunya» en relación al 9-N y a la baja inversión que los presupuestos del Estado prevén para Catalunya en 2015.

En cuanto a los partidos, la tarea ahora consiste en ir tejiendo contactos discretos. Será esencial saber si la ERC de Oriol Junqueras, principal sostén del Govern de Mas y a la vez abanderado de la desobediencia civil, avala la decisión de suspender los preparativos de las urnas.

Respecto a la alternativa si no se pueden abrir los colegios electorales, sigue el hermetismo del Govern. El portavoz se limitó a apuntar «iniciativas legales, políticas e institucionales» para que la ciudadanía pueda decidir. Es lo mismo que indica el artículo 2 del decreto de convocatoria que firmó Mas el sábado. No se dice públicamente, pero nadie en el Govern sabe ver otra salida que no pase por convocar elecciones. Elecciones llamadas «plebiscitarias» en las que, según pretende CiU, se trataría de fundir todas las listas proindependencia en una sola. Configurar fecha, lista electoral y sobre todo el programa es la tarea a la que se dedicarán las citas discretas de estos días. Que pueden dar pie a una cumbre de las fuerzas que acordaron la fecha y las preguntas de la consulta en diciembre del pasado año.

La otra clave es la movilización social. Las concentraciones de protesta de ayer ante los ayuntamientos se centraron en la decisión del Gobierno del PP y del Constitucional. Será decisivo comprobar hasta qué punto las apelaciones ayer a Mas en varias concentraciones siguen creciendo. Y cómo responde el soberanismo al sucedáneo de unas elecciones en lugar de la consulta.