EL PROCESO SOBERANISTA

El Govern no da pábulo a la futura oferta de Rajoy a Catalunya

Rajoy y Puigdemont se saludan en la puerta de la Moncloa, en abril del pasado año.

Rajoy y Puigdemont se saludan en la puerta de la Moncloa, en abril del pasado año.

XABI BARRENA / BARCELONA

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Cuando Carles Puigdemont rindió visita a Mariano Rajoy en la Moncloa, recién investido como 130º presidente de la Generalitat, dejó sobre la mesa una lista de 23 demandas de todo tipo de orden y que eran, básicamente, promesas incumplidas y acuerdos no respetados por el Estado para con Catalunya. Esas 23 peticiones  fueron a parar al mismo cajón donde yacían otras 23 demandas, esta vez cursadas por Artur Mas unos meses antes. De ese total de 46, solo una es de orden político y pesa más que las 45 juntas: la petición de celebrar un referéndum de autodeterminación. Según ha explicado este domingo el delegado del Gobierno en Catalunya, Enric Millo, en TV-3, Mariano Rajoy ha desempolvado ahora esas 45 peticiones (de la consulta vinculante, ni hablar) y presentará una oferta a la Generalitat que, en Madrid, entienden que debería tener como contrapartida el abandono de todo intento de celebrar un referéndum vinculante. Puigdemont se apresuró a recordar que esas 45 demandas son incumplimientos del Estado “que deberían estar resueltas hace ya mucho tiempo” y que si el Gobierno cree que con ello se soluciona el problema catalán “es que no han entendido nada”.

Mayor perplejidad causaron en la trinchera catalana la confesión de Millo de que estaba habiendo contactos “discretos” entre ambos gobiernos y, por parte catalana, no solo con la Generalitat. La portavoz del Ejecutivo catalán, Neus Munté, desminitió a la carrera dichos supuestos contactos. Munté vino a decir que si se solucionan los incumplimientos denunciados hace dos años por Mas y hace uno por Puigdemont, bien, pero que el verdadero problema es de encaje territorial y lo que desea la Generalitat es “sentarse y hablar de un referéndum" sobre la independencia de Catalunya.

Fuentes del 42% del Govern, es decir, la de ERC, manteniendo el perfil discreto para no deslucir el protagonismo del ‘president’ y de la portavoz señalaron a este diario que lo dicho por Millo es “simple y llanamente mentira”. Y en un artículo que publica este lunes ‘El Punt Avui’, Oriol Junqueras, por su parte, asevera que “el referéndum, el derecho a ejercer la soberanía, no será nunca moneda de cambio”.

PALABRA DE PORTAVOZ

Las palabras de Millo, de hecho, dan continuidad a lo expresado por el portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, quien insinuó tras el Consejo de Ministros que, con respecto a la reunión pendiente entre Puigdemont y Mariano Rajoy, que ambos líderes podían estar manteniendo contactos privados (algo que ha desmentido el ‘president’). También afirmó que el Ejecutivo está dispuesto a abordar los 45 puntos (menos el número 46, que es el del referéndum) que Puigdemont le entregó a Rajoy en abril.

¿Qué se pedían en esas 46 peticiones menos 1 de los ‘presidents’ a Rajoy? Por ejemplo, el respeto al modelo de escuela catalana , la descentralización de la gestión del 0,7% del IRPF para fines sociales (algo que el Tribunal Constitucional ha fallado varias veces a favor de la Generalitat y el Gobierno insiste en desobedecer) y las becas universitarias. En el capítulo de infrastructuras estarían Rodalies (¿alguien se acuerda de los 4.000 millones de José Luis Rodríguez Zapatero?), el Corredor Mediterráneo (con cuyos fondos se financia, dicen en la Comunidad Valenciana, el enlace entre Chamartín y Atocha, las dos grandes estaciones de Madrid), el Cuarto Cinturón y el desdoblamiento de la N-340 al sur y al norte de la provincia de Tarragona.

Millo ha dicho  también que esos encuentros discretos se han celebrado en las cuatro capitales catalanas, lo que enlaza con lo también expresado por la vicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría de que en Catalunya no solo está la Generalitat. Quizá la táctica sea seducir al poder local con nuevas inversiones y que sean estos los que presionen a la Generalitat para que abandone ensoñaciones referendumísticas.