El hierático 'expresident'

La frialdad de Mas contrasta con la espontaneidad de Forcadell en la toma de posesión del Govern

Artur Mas recibe el aplauso de Carles Puigdemont en la toma de posesión en la Generalitat.

Artur Mas recibe el aplauso de Carles Puigdemont en la toma de posesión en la Generalitat. / periodico

XABI BARRENA / BARCELONA

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Hieratismo británico versus espontaneidad italiana. Artur Mas y Carme Forcadell han ofrecido las dos caras extremas del protocolo en la toma de posesión del nuevo Govern en el Palau de la Generalitat. El 'expresident', en funciones de supervisión de un Govern que ya no es el suyo, se situó  junto a la presidenta del Parlament, a la derecha de Carles Puigdemont y fueron saludando, uno a uno, a todos los 'consellers' (y al vicepresidente) según iban estos prometiendo sus cargos.

El primero fue Oriol Junqueras que ofreció una sonrisa a Mas con quien intercambió unas breves palabras. Pocas pero más que las que ha cruzado, por ejemplo, con la siguiente, la exvicepresidenta y nueva 'consellera'  Neus Munté. A ella le ha ofrecido su marmórea mandibula para el ritual latino del doble beso. De hecho, solo al final, cuando se le ha presentado su jefe de Gabinete, hasta el lunes, Joan Vidal, reconvertido ahora en secretario del Govern, ha ofrecido una imagen más cálida. 

PROTAGONISMO DE LA ANC

En tanto, Forcadell iba repartiendo sonrisas y abrazos por doquier,. El súmmum fue el largo abrazo y felicitación a la nueva titular de Agricultura, Meritxell Serret, con quien compartió responsabilidades en la Assemblea Nacional Catalana (ANC). También se ha saludado efusivamente con Dolors Bassa, la nueva titular de Treball. Bassa lucía un pin contra los recortes (unas tijeras rojas). Y la verdad, no produjo el mismo morbo verlo ante Puigdemont que si hubiera sido Mas el que hacía prometer el cargo.

Poco británico también fue el olvido de Josep Rull. Se supone que tomado por los nervios, tras encajar la mano con el 'president' se volvió directo a su posición inicial sin pasar por la casilla de Mas y Forcadell. Y justo cuando Vidal anunció el nombre de Santi Vila (Santiago, en concreto), el nuevo 'conseller' volvió sobre sus pasos, azorado, y entre la risa de los asistentes.