consecuencias del 27-S

El fracaso de Sí que es Pot abre una crisis en el seno de Podem

Gemma Ubasart, el pasado 19 de julio, en la presentación de la candidatura de Catalunya Sí que es Pot para los comicios del 27 de septiembre.

Gemma Ubasart, el pasado 19 de julio, en la presentación de la candidatura de Catalunya Sí que es Pot para los comicios del 27 de septiembre.

XABIER BARRENA / BARCELONA

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Con el proceso soberanista de fondo en Catalunya, la política de esta comunidad, y la de toda España, devora hijos a toda velocidad, cual el titán Cronos de la mitología griega. Gemma Ubasart, la secretaria general de Podem, presentó ayer su dimisión ante el consejo ciudadano autonómico. La razón pública, como tantas otras veces en tantos otros casos de otros partidos, es la creencia de Ubasart de «que se ha acabado una etapa y llega el momento del recambio». Algo incluso tópico si no fuera porque la ya exlíder de Podemos en Catalunya fue nombrada hace apenas ocho meses. La razón de fondo, obvio es, son los pésimos resultados que la llamada lista de confluencia entre la fuerza lila e ICV obtuvo el pasado 27-S.

Podemos vivió su máximo apogeo en Catalunya, cerca de la Navidad del 2014, con el mitin de su líder Pablo Iglesias en un pabellón de la Vall d'Hebron lleno hasta la bandera. Aun faltaban dos meses, sin embargo, para que Ubasart, que ya era la secretaria de plurinacionalidad y políticas públicas para el cambio en la ejecutiva estatal, tomase el mando de la nave en Catalunya.

En julio, las encuestas incluso vaticinaron que una lista de confluencia entre Podemos e ICV podía disputar la victoria a CDC en el 27-S, unas noticias demoscópicas que no en poca medida contribuyeron a la creación de la otra confluencia, la de Junts pel Sí.

Con todo, el resultado en las elecciones al Parlament de la lista de confluencia de izquierda, Catalunya Sí que es Pot, resultó todo un fiasco. En un ambiente de máxima polarización, la apuesta por negar el carácter plebiscitario de los comicios y orillar la cuestión de la secesión dio pie a mensajes erráticos. Desde la de colocar a un candidato desconocido y que había votado sí-sí en el 9-N a una sobreexposición del líder de Podemos, Pablo Iglesias, apelando, además, a un discurso basado en el distingo de los catalanes según origen.

Los 11 escaños alcanzados, con una participación del 77%, que hacen pensar en que el electorado potencial de Podemos sí fue a votar pero no a la fuerza lila, se quedaron a dos asientos de los 13 que obtuvo ICV en la pasada legislatura.

Los 366.000 votos a los que llegó Sí que es Pot, en una época marcada, como ninguna otra, por los recortes en política social, suponen menos de la mitad de los que consiguió, por ejemplo, Ciutadans. No es muy audaz decir, por tanto, que Albert Rivera le ganó la mano a Iglesias con claridad en esa carrera de fondo por ser el tercer partido de España.

Ubasart declaró a El Crític que siempre había entendido su tarea al frente de Podemos en Catalunya «como un compromiso militante por un periodo corto de tiempo». Sobre su relevo, la doctora en Ciencias Políticas apuntó que «para encarar el ciclo electoral de este año, ya iniciado con el 27-S, la organización ya cuenta con dirigentes que se pueden hacer cargo del reto, así como también con la presencia de representantes electos que es bueno que vayan ganando peso».

Podemos buscará ahora el relevo de Ubasart a 70 días del 20-D y en un momento en que las encuestas hablan del retroceso de esta fuerza.