Fèlix Millet: un 'bitxitu' muy voraz

El expresidente del Palau de la Música explotó el prestigio de su apellido para amasar una fortuna y acceder a las cúpulas de entidades reputadas como el Orfeó, el Barça y la Agrupació Mútua

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Andreu Farràs

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¿El delincuente nace o se hace? Es un dilema científico antiguo. Pero hay casos, como el de Fèlix Maria Millet Tusell, que no dejan lugar a dudas. De niño, su madre le llamaba cariñosamente Bitxitu, porque se las ingeniaba para salirse siempre con la suya. Cuando se repartían caramelos entre los cinco hermanos, él los devoraba y se ponía a llorar hasta que sus hermanos le daban parte de los suyos. Luego, el espabilado Bitxitu vendía las chuches a sus compañeros de clase.

Antes de llegar a las presidencias del Orfeó Català-Palau de la Música, de la Fundació del Barça y de la Agrupació Mútua y de convertirse en multimillonario, Millet estuvo en los años 60 en Fernando Poo, enclave colonial español en el golfo de Guinea, dirigiendo la sociedad familiar Caifer, que explotaba plantaciones de café y cacao; una buena escuela para aprender a expoliar.

Millet volvió a Catalunya al morir su padre, Fèlix Millet Maristany, que presidió el Banco Popular y cofundó la aseguradora Chasyr y Banca Catalana. Era un personaje con reputación en el mundo catalanista por haber cofundado Òmnium Cultural y Benéfica Minerva y por haber presidido el Orfeó. Fèlix Millet Tusell explotó el pedigrí labrado tanto por su padre como por su tío abuelo, el mestre Lluís Millet, cofundador del Orfeó Català, impulsor del Palau de la Música y compositor del totémico Cant de la Senyera.

En 1976, Montserrat Tusell, la madre de Fèlix, consiguió colocar a su entonces ocioso y desarraigado Bitxitu en la vicepresidencia del Orfeó. Una vez en la segunda poltrona, no paró de conspirar hasta que sacó de la primera a su valedor, Joan Anton Maragall, con la ayuda de un grupo de intelectuales que propugnaban popularizar el Palau.

Millet pronto se hizo suyo el Palau de la Música, en el peor sentido de la palabra. Ningún objeto que entraba en el precioso edificio levantado por Lluís Domènech i Muntaner le resultaba ajeno. Al poco de ser nombrado, cambió el mobiliario de su despacho. Sacó las mesas, sillas y estantes que había y los sustituyó por otros procedentes de un antiguo despacho suyo. Los hizo pagar al Palau como nuevos. Aquel fue el primero de una larga lista de talones que Millet cobró a lo largo de 30 años de saqueo africano.

En 1974, Millet entró en la empresa inmobiliaria Renta Catalana, dirigida por los hermanos Ignasi y Antonio María Baquer. Nueve años después, estuvo dos semanas en prisión preventiva por un delito de estafa relacionada con esta empresa.

En su larga época dorada, Millet siempre se jactaba de sus buenas relaciones con la alta sociedad. Y la explotaba sin complejos. Por algo era «el señor Millet» y por eso no le extrañaba al camarero del bar de l'Ametlla del Vallès donde iba a desayunar que pagase con billetes de 500 euros. «No sabía que le estaba ayudando a blanquear dinero», lamenta ahora el camarero.

La jugarreta más conocida de Millet es la de las bodas de sus dos hijas, Laila y Clara. Desmontó la platea del Palau para poner las mesas del banquete. Acudió la flor y nata de Barcelona. Los investigadores del saqueo comprobaron luego que las celebraciones corrieron a cargo íntegramente del Palau, pero que, aun así, Millet les cobró a los consuegros la mitad de los gastos.

Su ambición no tenía límite. Aspiró a la presidencia del Barça. Maniobró para presentarse como alternativa a Josep Lluís Núñez. Fracasó y aceptó presidir la fundación azulgrana. Intentó aliarse con Lluís Bassat. Fracasó y entró en la junta del nuñista Joan Gaspart y luego en la de Joan Laporta. Y del mismo modo que rompió el carnet del Espanyol para ser dirigente del Barça, alardeaba de catalanista pero no dudó en entrar en la FAES aznarista a cambio de más subvenciones estatales para su Palau.

Penúltimo pelotazo: asoció Òmnium con el Orfeó para lograr un canal televisivo que luego vendió por una millonada al Grupo Godó, que lo convertiría en la actual 8TV.