LA ESTRATEGIA DE LOS MORADOS

Pablo Iglesias: ¿jefe de la oposición o canto del cisne?

Pablo Iglesias en la concentración en la Puerta del SOl (Madrid) en apoyo a la moción de censura.

Pablo Iglesias en la concentración en la Puerta del SOl (Madrid) en apoyo a la moción de censura. / periodico

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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Auguraba un analista en los albores de Podemos que Pablo Iglesias es un animal político con tal capacidad de adaptación que si para su supervivencia necesitase branquias, le brotarían. Por lo pronto, el <strong>13-J</strong> se enfrenta a una moción de censura fallida en lo matemático, pero con la que aspira a construirse un perfil de estadista que le lleve a la victoria moral y erigirse, por fin, en líder de la oposición. 

En el debate en el Congreso podría conquistar esa plaza, favorecido por la ausencia de Pedro Sánchez, que renunció a su escaño en octubre. Pero también puede ser su canto del cisne y consolidar (incluso acelerar) el declive que muestran las encuestas si se proyecta como un lobo solitario sin más apoyos que el de los independentistas a la sombra de un líder socialista reelegido a lomos del discurso anti-establishment que ya no es exclusivo de Podemos. Los expertos consultados por este diario, coinciden. Si Iglesias se queda solo, muere. 

No creen que pueda emular a Felipe González en la moción de 1980 contra Adolfo Suarez y esperan un discurso-mitin dirigido a sus bases. “Como no es presidenciable, y lo sabe, no cometerá la estupidez de presentar detallado un programa de Gobierno. Aludirá a la corrupción, a Catalunya y los grandes temas, pero hará un mitin de agitprop, un discurso de plaza de toros levantando la bandera de la regeneración”, opina el asesor Ignacio Varela. 

A pesar de la ausencia de Sánchez (intervendrá el portavoz José Luis Ábalos) los socialistas tienen una bala de oro discursiva: el PSOE se abstiene, a pesar de que Podemos votó en contra a la investidura fallida de Sánchez, en marzo de 2016. 

OBRA MAESTRA FRENTE A VOLANTAZOS

Señalan los analistas la diferencia entre los vaivenes de Podemos con la moción y la jugada de obra maestra parlamentaria en 1980. Mientras Gonzáñez anunciaba la moción en un un durísimo ataque contra Suarez en el Debate de Política General, su grupo parlamentario la estaba registrando formalmente en el Congreso.

Podemos, en cambio, ha dado varios volantazos que han fomentado la impresión de que su iniciativa está tan cargada contra el PP como contra el PSOE.

“Iglesias trata de buscar el ‘efecto González’ pero se ha pasado de frenada con tanto cambiar de estrategia. Aunque intente hacer un discurso de hombre de Estado, se encuadra más en salvar la moción que en convertirse en el líder de la oposición, un puesto que tiene más complicado aún con el regreso de Sánchez”, opina el consultor Juan Quesada. A su juicio, “no salió del todo fortalecido en la lucha con <strong>[Íñigo] Errejón</strong> y su imagen ha ido empeorando” por lo que la moción “es más de impulso a su círculo cero” que para conquistar una mayoría. 

El politólogo Ramón Cotarelo opina que “el crédito de Iglesias está bajo mínimos” y sostiene que su reputación empeora al consolidarse la idea de que la moción “es una carga de dinamita contra el PSOE”. Considera que el debate en el Congreso será el apoyo o rechazo a Iglesias “en términos absolutamente plebiscitarios”.