Esquerra emplaza a Mas a negociar una "mejora" de su plan

Oriol Junqueras y Artur Mas, ayer, durante la sesión plenaria del Parlament.

Oriol Junqueras y Artur Mas, ayer, durante la sesión plenaria del Parlament.

XABIER BARRENA / FIDEL MASREAL / BARCELONA

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Al finalizar el acto del auditorio del Fòrum, el martes, en la protocolaria despedida de Artur Mas Oriol Junqueras, el president dijo al republicano: «Esta es mi propuesta». Acompañó la frase del lenguaje no verbal adecuado para dar a entender que lo que había expuesto en el atril era su camino, pero que estaba dispuesto a entablar conversaciones para considerar otras opciones. En la sesión de control de ayer en el Parlament, Junqueras se mostró afable y aplaudió el «paso adelante» dado por Mas en el Fòrum, aunque quedó claro que los republicanos no aceptan la lista conjunta. El líder de ERC animó a Mas «mejorar» con las aportaciones republicanas la hoja de ruta hacia la independencia. Nota para el registro: antes del diálogo parlamentario entre líderes, ERC ya había azotado al Govern y a CiU por la comision de investigación del caso Pujol y por los sueltos de los excargos.

Con todo, las palabras más claras de Mas sobre la idoneidad o no de la lista conjunta, o bien de la variedad de listas, las pronunció en respuesta al diputado de la CUP Quim Arrufat: «Si ha de ser una sola lista o no, no me preocupa, sino que el resultado sea claro y se entienda en todas partes. Y esto tiene unos códigos de comportamiento», apuntó. «O lo ponemos fácil y sin excusas o [la comunidad internacional] nos cerrará la puerta», añadió. Junqueras y David Fernàndez mantendrán contactos en días próximos cara a contar con puntos comunes, ERC y CUP, en sus respectivos programas electorales, más allá de los que se puedan fijar para todas las fuerzas independentistas en cuanto a la secesión.

Los republicanos sostienen que los resultados con lo que ellos llaman lista paraguas serían igualmente claros. Se trataría de que todas las listas independentistas llevaran el mismo encabezamiento (el paraguas común: Ara és l'Hora, por ejemplo) y, después, cada una se distinguiera según sus postulados ideológicos. «Hay un eje que cuenta y mucho -apunta una fuente republicana-, del que no se puede prescindir si se quiere ganar. Porque para ganar no solo hay que contar con los convencidos. Ese eje es todo lo relativo a la corrupción y la regeneración democrática», señala esta fuente.

«La corrupción o la lucha contra la pobreza no se desvanecen solo porque el president diga que no cuentan. Es más, cuentan y mucho para un porcentaje cada vez más importante del electorado y no se desvanecen solo porque el president quiera que se desvanezcan», asevera otra voz. Y ambos coinciden en que «si se cierra los ojos a esa realidad, entonces sí que Podemos hará daño» a la candidatura independentista. «Y por nuestra culpa», agregan.

Pesan también los argumentos dados por la ANC, vía su vicepresidente, Jaume Marfany, en este diario el domingo, acerca de los miles de votos que faltan por asegurar a los independentistas para garantizar su victoria. «Pensamos en vencer en Olot. Pero también sacar un buen resultado en Cornellà».

Convergència, por su parte, confía en que el plan del president se impondrá del mismo modo que crece una bola de nieve: con el tiempo. En el partido de Mas ayer se respiraba una euforia directamente proporcional a la preocupación en Unió, arrastrada casi inexorablemente a decidirse entre seguir la estela del líder de CiU o las gesticulaciones de Josep Antoni Duran Lleida para cargar contra ERC y desmarcarse del independentismo.

Valga como ejemplo esta conversación de ayer entre este diario y un miembro del Govern de Unió:

«-¿Qué le pareció la conferencia, conseller?

-La escuché entera.

-Ya, pero le estoy preguntando qué le pareció.

-La escuché entera.»

El partido de Mas cree factible hallar márgenes de cesión a ERC para que el plan del president sea asumible para los de Junqueras, y se arremanga ya para las negociaciones discretas que, en principio, deben de producirse en los próximos días , a la luz de lo dicho por el jefe del Ejecutivo catalán ayer. Los convergentes creen que el marco, la primera vez que un presidente de la Generalitat plantea un calendario hacia la independencia, provocará una presión a la que será difícil sustraerse.

Presión que ejerce, por ejemplo, la sociedad civil. Así, la presidenta de la ANC, Carme Forcadell, señaló que Mas había puesto «muy difícil» a los partidos soberanistas rechazar la lista unitaria. Forcadell tildó de «valiente» la propuesta y recordó que se ajusta a los plazos marcados en su día por la propia ANC.

CDC batallará contra las posible exigencias de ERC en favor de gestos inmediatos de independentismo, y lo hará con un argumento: la plausibilidad. Es decir, hay que evitar que los menos convencidos del proceso se echen atrás si se plantea en términos rupturistas de entrada

Convergència, por ello, reivindica un proceso gradual en el que será clave el «cómo», es decir, ir explicando a la ciudadanía la configuración del nuevo Estado para desdibujar los miedos que existan sobre cuestiones como pertenencia a la UE y las pensiones, por ejemplo.

En todo caso, ayer era un día de euforia en CDC, que, con todo, tiene ante sí el reto de hibernarse, refundarse y buscar un nuevo líder cara al 2016, si es que el plan de Mas se convierte en esa bola de nieve imparable que avanza hasta el final.