ENTREVISTA CON EL PRIMER SECRETARIO DEL PSC

Miquel Iceta: "Fuera no sé si se entiende la angustia de Catalunya"

"Pensar que será más fácil negociar un referéndum que una reforma constitucional es 'somniar truites'"

ROGER PASCUAL / BARCELONA

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–¿Ha sido una buena idea poner la ley de la claridad en la ponencia? 

–Los debates se tienen que hacer, este es un momento de debatir esta propuesta, de pensar en el país y no tiene ningún sentido escamotear el debate. Precisamente para un debate serio lo que tenemos que hacer es situarlo en el marco de un congreso y decidir ahí.

–¿Qué le ha dicho Pedro Sánchez?

–Aún nada, nos vemos este miércoles. Es un debate que culminaremos en noviembre y creo que ahora tenemos cosas mucho más urgentes.

–¿Llega esto en mal momento?

–En política siempre se dice que no es un buen momento. ¿Cuándo es un buen momento? Nosotros hemos esperado después de las elecciones para no interferir. Era lógico que empezáramos a hablar de ello ahora, pero es lógico que no sea el único debate del congreso.

–Explica que en el resto de España no son conscientes de que un 48% de catalanes se quiere ir. ¿Qué responden en el PSOE cuando se lo dice?

–El PSOE es el único partido que tiene una respuesta, la reforma constitucional. Fuera de Catalunya no sé si se entiende la angustia con la que se vive desde Catalunya esta cuestión. Llevamos desde el 2010, han pasado seis años y no vemos que se termine. En Catalunya, a parte de la crisis, es el otro gran problema y hay riesgos porque hay una mayoría independentista que en cualquier momento puede emprender una vía unilateral que pudiera comportar muchos problemas en Catalunya y en el conjunto de España. Que nosotros le pongamos más presión, pasión y urgencia es lo más normal del mundo. 

–Usted había hablado con anterioridad de la ley de la claridad y no había pasado nada. ¿Ponerlo negro sobre blanco lo cambia todo?

–Probablemente sí. Está escrito con mucho cuidado, de forma muy abierta para demostrar que estamos convencidos de que no hay solución unilateral. Ni derecho a decidir, que no se sabe muy bien qué es, ni autodeterminación, ni DUI ni RUI. Reiteramos nuestro compromiso con vías acordadas. La primera, la reforma constitucional.

–Pese a las criticas que hubo en el consejo nacional esta vez no hay riesgo de fractura en el PSC.

–Si el debate es fractura, lío, estamos haciendo un mal servicio a la política. Los partidos tienen que ser espacio de debate. Desde el 2010 estamos empantanados y sería muy extraño que en el congreso del PSC pasáramos de puntillas. Se dice que el PSC ha ido cambiando de posición. Lo ha hecho en dos programas electorales pero nunca en una discusión de congreso. Y si hay que para tomar una decisión definitiva es en un congreso y el momento es ahora.  

–La gente no sabe qué es la ley de la claridad. Explíquela.

–La ley de la claridad dice que un referéndum sobre la secesión tiene que tener pregunta muy clara, mayoría muy clara y si se opta por la secesión tiene que haber una negociación que no necesariamente termina en independencia. Se critica que esta ley no es clara y es verdad porque dice una mayoría clara pero no dice cuál, una pregunta clara y no dice cuál. 

–Desde que hay ley de la claridad  en Canadá no ha vuelto a haber referéndum en Quebec y los nacionalistas no la reconocen.

–Es un instrumento claramente federalista y a los nacionalistas el federalismo les da miedo porque creen que la independencia es irreversible. Las propuestas que lo cuestionan y se basan en la búsqueda del pacto son las que más les incomodan. En Catalunya nosotros somos un recordatorio incómodo que por el camino unilateral no se va a ninguna parte. ¿Un RUI en qué sería diferente del 9-N, que no produjo efectos? Nosotros no queremos la independencia, queremos un nuevo acuerdo con los pueblos de España. 

–¿Cree que habría votantes que se olvidarían de la independencia con una reforma constitucional que garantizara una buena financiación?

–Estoy convencido que una mayoría de catalanes dirán sí un referéndum de una reforma constitucional que resuelva el reconocimiento de la singularidad catalana, clarifique las competencias, incluya principios de ordenalidad en la financiación y promueva un Senado federal. Porque hay una mayoría de catalanes que quieren un pacto. Unos lo han querido siempre. Y otros empiezan a ver que la rueda sin fin del hámster no lleva a ninguna parte.

–¿Era incómodo estar en el bando del ‘no’ al referéndum cuando un 80% de la población lo reclama?

–El problema es que se ha equiparado consulta a independencia y los que no quieren la independencia se han alejado de la consulta. Pero no habrá una solución estable hasta que no se haya votado. Porque una de las raíces del problema es que se alteró el Estatut votado por los catalanes. Para curar esta herida solo puede ser con un referéndum democrático. Partiendo de la base que la unilateralidad es imposible, pensar que será más fácil negociar un referéndum sobre la independencia que una reforma constitucional es ‘somniar truites’. Pongamos la máxima presión posible para la reforma constitucional. Esto se tendrá que hacer entre todos y también tendrá que haber desde las instituciones del Estado voluntad de negociar.

–Hay quien cree que ‘somniar truites’ es pensar que Sánchez, Díaz, Rajoy y Rivera aceptarán una ley de la claridad. 

–Primero tienen que aceptar la reformar constitucional. Aquí el orden de los factores sí que altera el producto. En caso de que no funcionara pensar qué se hace. Es un tema suficientemente complicado que no tiene soluciones mágicas, sino una solución compleja. Tendrá obstáculos y no será breve, igual que la vía de los independentistas, que han tenido que ajustar su hoja de ruta porque la vida es mas compleja de lo que uno querría.

–¿Que podría facilitar la formación del Gobierno del PP?

–En estos momentos no vamos a votar a favor ni abstenernos. A quien corresponde buscar apoyos es al PP, no a los otros ofrecérselos.  Porque a nosotros las urnas nos han puesto claramente en la oposición. Lo que digo es que hay propuestas que habría que abordar: reforma constitucional, recuperar el equilibrio de la negociación colectiva que rompió la reforma laboral y el tema de las pensiones. Estamos dispuestos a hablar con quien sea de estos temas. El bipartidismo ha quedado muy tocado y la nueva etapa está marcada por una necesidad de pactos.