ENTREVISTA

Izaskun Sáez de la Fuente: "La sociedad vasca mantuvo una actitud indiferente y distante hacia las víctimas del terrorismo"

Miembro del Centro de Ética Aplicada de la Universidad de Deusto, dirigió la mayor investigación realizada sobre el mal llamado 'impuesto revolucionario' de ETA

zentauroepp37919255 03 abril 2017  izaskun saez de la fuente  autora del libro  170406222850

zentauroepp37919255 03 abril 2017 izaskun saez de la fuente autora del libro 170406222850 / periodico

AITOR UBARRETXENA / SAN SEBASTIÁN

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Izaskun Sáez de la Fuente, doctora en Sociología y Ciencia Política, es miembro del Centro de Ética Aplicada de la Universidad de Deusto, en Bilbao, y directora de la mayor investigación que se ha realizado sobre el mal llamado 'impuesto revolucionario' de ETA, un calvario que han soportado más de 10.000 personas en Euskadi en los últimos años. En su opinión, queda mucho trabajo por delante para lograr una "regeneración" de la convivencia en el País Vasco.

-En su tesis doctoral del 2002, señalaba que "la fractura en la sociedad vasca está entre la pequeña parte que legitima la violencia y el resto, que comparte los valores de cualquier sociedad occidental". Desde el fin de la violencia de ETA, y en puertas de su desarme, ¿se ha reducido esa fractura?".

-Es pronto para calibrar el alcance del cambio. No obstante, creo que todavía queda un largo camino por recorrer en términos de reconocimiento público del daño causado y de regeneración de la convivencia. Porque, en términos generales, el desmarque de la violencia de la izquierda aberzale ha tenido un carácter instrumental y no ha obedecido a un impulso ético de fondo.

-Este año ha presentado, junto al Centro de Ética Aplicada-CEA de la Universidad de Deusto, el estudio 'Misivas del terror', que analiza la extorsión de ETA a través de testimonios anónimos. ¿Son las víctimas olvidadas del terrorismo?

-Creemos que sí. Hasta el momento, han estado prácticamente ausentes de los actos de reconocimiento, no han participado en el programa de víctimas educadoras en las aulas y ha sido muy difícil, cuando no imposible, conseguir que alguna de ellas esté presente en encuentros entre distintos tipos de víctimas. La mayoría de los extorsionados mantuvieron el asunto en privado, tanto para no preocupar a los más allegados como para no verse condicionados en la decisión a tomar [pagar/no pagar]. Y ETA quería que se supiera socialmente que la extorsión existía para crear un clima favorable a la cesión. No obstante, cuando detectaba resistencias al pago, comenzaba un proceso de visibilización que intensificaba la sensación de intimidación, y que abarcaba desde el envío de cartas a familiares hasta el asesinato, pasando por actos de violencia callejera ante la empresa o el domicilio de la víctima.

-¿Tiene la sociedad vasca una deuda con los extorsionados?

-Buena parte de la sociedad vasca mantuvo una actitud indiferente y públicamente distante hacia las víctimas del terrorismo en general y de la extorsión en particular. En las últimas décadas la curva de la intimidación se fue rompiendo y el panorama poco a poco cambió. La violencia de persecución hizo visible con toda su crudeza el potencial de extorsión y de intimidación de la trama política del nacionalismo radical, sobre todo durante los secuestros. No solo los apoyaron explícitamente con eslóganes como "Julio [Iglesias Zamora], paga lo que debes" o "Aldaya, paga y calla", sino que buscaron amedrentar a las minorías que se manifestaban en la calle demandando la libertad de los secuestrados. Dicho sector, cómplice activo de la victimización, tiene una especial responsabilidad a la que debe enfrentarse para favorecer la reconstrucción de su identidad cívica y la regeneración ética de la convivencia.