EL DEBATE SOBERANISTA

Antonio Baños: "No hay una cruzada contra Mas, ni debe haberla a favor"

"La esencia de CDC ha sido obtener rédito de su situación de minoría en el Congreso", afirma el diputado electo de la CUP

Entrevista a Antonio Baños, diputado electo de la CUP

Antonio Baños, durante la entrevista. / periodico

XABIER BARRENA / BARCELONA

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-El pasado martes dijo usted a uno de los asistentes al acto de apoyo a Irene Rigau y Joana Ortega, frente al Palau de Justícia, que si los catalanes habían esperado 300 años, desde 1714, no pasa nada por esperar un mes y medio más. ¿Ese es el calendario que manejan? ¿Investidura tras las generales?-Construir una república es la obra de toda una vida. Esto empezó hace cinco años. Ahora haremos unas cosas y en unos meses, otras. Y seguiremos décadas con ello. Por lo tanto, agobiarse por esperar 15 días... Ahora hay un mandato democrático, pero el proceso no empieza ni acaba ahora. Entendemos las presiones porque hay que actuar rápido, pero sin precipitarse.

-¿Perciben ahora el aliento de la presión popular a favor de un pacto?-Que haya más o menos presión, de cualquier tipo, no nos preocupa. Lo que nos molesta es que hablen por nosotros y pongan en nuestra boca cosas que no hemos dicho.

-Se centran ustedes en el 'qué', el 'cómo' y el 'cuándo' y dejan para más adelante el 'quién' [preside la Generalitat]. ¿Se puede alcanzar un pacto sobre el 'qué', el 'cómo' y el 'cuándo' sin vincularlo al quién?

-Tiene que haber primero un pacto sobre el 'cómo', el 'qué' y el 'cuándo' y es autónomo del 'quién'. ¿Realmente el 'quién' es tan importante que puede dejar en segundo término el 'cuándo', el 'qué' y el 'cómo'? Y estos términos no son retórica. El 'qué' es la república catalana, el 'cuándo', con un Parlament con mayoría independentista, y el 'cómo', con un plan de choque social. Nosotros no creemos que el 'quién' está por encima del resto.

-En las negociaciones que mantienen ahora mismo...

-Estamos conversando, no negociando. Una negociación es una transacción entre posiciones y no estamos aún ahí. Estamos conversando, también con otros interlocutores, no solo con CDC, Por ejemplo, con ERC y los independientes de Junts pel Sí, también con organizaciones y sindicatos. No estamos discutiendo entre nosotros, sino contra un Estado demofóbico que va a seguir atacando cualquier movimiento popular y democrático.

-No se ha hecho pública la lista de las 10 empresas que la CUP querría desprivatizar.-Por sentido común. Tenemos un plan que tampoco es retórico, sino concreto. Ningún brindis al sol. Lo iremos haciendo público cuando toque. Debería ser un poco la norma de todos. Queremos que lo que se pacte se haga y se verifique. Y es impepinable que la primera ley a desobedecer es la suspensión del decreto de pobreza energética.

-¿Puede un partido con un 8% del voto vetar al candidato de la coalición que obtiene el 40%?-Cuando existía CiU, los convergentes usaban el poder de la minoría para forzar muchos acuerdos. De hecho, en el Congreso se llamaban Minoría Catalana. Me sorprende el escándalo sobre el papel de una minoría cuando la única estrategia de construcción nacional de Catalunya era que la Minoría Catalana arrancara competencias. Y así nos va. Es la esencia misma de CDC. Entendemos que somos 10 y ellos 62. Y ya lo dijimos, si somos decisivos, lo vamos a ejercer. Pero también entendemos los límites: no hemos puesto encima de la mesa la salida del euro.

-¿Cómo se conjugan estas frases del acto de la CUP de la semana pasada en la UPF: «No nos hemos movido [con respecto a Mas]; «no queremos la muerte política de nadie» y «no sobra nadie en el proceso»?-Hay una lógica consistente entre las tres. Precisamos a todo el mundo y nos falta aún mucha gente por incorporar. También aquellos que no son independentistas porque lo relacionan con Mas y la corrupción. El proceso no se destila en una persona o partido. Pero no vamos a crucificar a nadie. Este es un proceso de todos. No puede haber un liderazgo de una sola persona o partido. Hay que abrir el juego. CDC y Mas entienden que no están solos y que hay mucha gente que ha venido y otra más que vendrá si se percibe que esto es una nueva época. No somos hijos de la venganza. No hay una cruzada contra Mas, ni debe haber una a favor.

-¿Mas es un activo o una rémora del proceso?-Hay muchos que no tienen una aversión a la república catalana, pero siguen identificando a Artur Mas con la vieja política de Catalunya. Justa o injustamente, no lo sé.

-Dieron por perdido el plebiscito del 27-S. ¿Cómo afecta esto a la hoja de ruta de la CUP, tras su renuncia a la DUI inmediata?

-Fue la aritmética, no nosotros. Tenemos una mayoría en el Parlament para iniciar un proceso constituyente que debe acabar en un referéndum, que preferimos que sea con la nueva Constitución catalana.

-Como propone ERC.

-Sí.

-Gracias a la secuela judicial del 9-N se ha vuelto a ver en las fotos a Catalunya Sí que es Pot. ¿Desearía incorporarlos al proceso constituyente?

-No es un deseo nuestro, lo pone su programa. Están a favor de un proceso constituyente unilateral. Ellos creen que no existe la fuerza necesaria, pero si el Parlament se pone en marcha en el camino de un proceso constituyente popular, abierto y unilateral, estoy convencidísimo de que Sí que es Pot se sumará. El independentismo se ha movido hacia la izquierda, si contamos el eje de Esquerra-Sí que es Pot, y la CUP tenemos ahí una hegemonía de izquierdas que debería sumar fuerzas.

-¿A riesgo de dejar fuera a los sectores moderados?-Si sumamos las opciones de las distintas izquierdas, se está conformando un independentismo de izquierdas mayoritario, cuando hasta ahora el nacionalismo hegemónico era de derechas. Y eso es un escenario nuevo. Pero, ojo, no para expulsar a CDC del independentismo, sino al contrario, para explicar que no es monopolio de la derecha.

-¿Hay alguna prevención en la CUP sobre unas nuevas elecciones, es decir, si no hay investidura de un 'president'?

-No hay un duelo CDC-CUP a ver quién aguanta más el pulso. Lo que a nosotros nos favorece es que esto salga bien, que realmente se desobedezca al Estado en las políticas sociales, para conseguir recursos y gestionarlos, y en la cuestión de la soberanía catalana.

-¿Es viable la desobediencia a la suspensión del decreto de pobreza energética?

-Que el Tribunal Constitucional suspenda por defecto cualquier ley social que haga el Parlament demuestra que el Parlament no sirve para nada. Saltarse la suspensión cautelar es una cuestión de dignidad política.