ELECCIONES GENERALES

El puñetazo a Rajoy sacude la campaña

PATRICIA MARTÍN / MADRID

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Histórica, variada y repleta de noticias (ojalá alguna no se hubiera producido), esta campaña se ha visto trufada con debates tensossorprendentes intervenciones televisivas de los candidatos y hasta un funeral por los dos policías españoles muertos en Afganistán, que interrumpió la rutina electoral. Cuando los aspirantes afrontan ya la recta final hacia las urnas y el rifirrafe político ha subido de intensidad por el trasvase de votos que, según parece, se está dando en las jornadas previas al 20-D20-D, llegó un indeseable acontecimiento: el candidato del PP, Mariano Rajoy, recibió un contundente puñetazo en la sien mientras paseaba por Pontevedra, su tierra.

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Un joven de 17 años le propinó un golpe en el rostro tras acercarse a él para hacerse una foto. Con la agresión, que cogió por sorpresa al nutrido cuerpo de seguridad que suele rodear al jefe del Ejecutivo, Rajoy perdió las gafas, que cayeron al suelo y se rompieron. Hubo también algún otro golpe para los guardaespaldas antes de que el menor fuera reducido y trasladado a la comisaría, bajo la acusación de atentado contra la autoridad. El historial en las redes sociales del adolescente, Andrés V. L, Andrés V. L que se define como antifascista, indica que aunque no tiene antecedentes, aunque sí es un radical afín a la violencia que ya hace un año amenazó con atentar contra las sedes del PP, y que pertenece al grupo ultra del Pontevedra Club de Fútbol llamado Mocidade Granate. Según los testigos, justificó su agresión en la corrupción y los recortes y portaba propaganda electoral de Las Mareas, coaliciones vinculadas a Podemos.

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Es difícil saber si el lamentable suceso tendrá incidencia en el voto, pero, en cualquier caso, Rajoy recibió inmediatamente gestos de solidaridad del Rey y de sus adversarios: Albert Rivera, Pablo Iglesias y Pedro Sánchez se comunicaron con él para interesarse por su estado. Además, condenaron públicamente lo sucedido --lo que no les impidió continuar criticándole en sus mítines-- en cuanto tuvieron ocasión. También Artur MasOriol Junqueras o Josep Antoni Duran Lleida censuraron el ataque, al que Rajoy quiso quitar importancia concluyendo su paseo y ofreciendo el mitin previsto en A Coruña.

Así, tras agradecer en Twitter las muestras de “afecto”, recibió el calor de los suyos en un palacio de congresos abarrotado y en un acto que se convirtió en una oda a su persona. El presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, le definió, por ejemplo, como el único candidato “humilde, auténtico, sólido y al servicio de las personas”. Lo de “humilde” y otras flores, como que el jefe del Ejecutivo no se presenta a las elecciones “para hacer carrera política”, iba dirigido a contrarrestar la sombra de “indecencia” que Sánchez sembró sobre Rajoy en el cara a cara, y que aún colea.

El propio afectado, que mitineó, por razones obvias, sin gafas y con las secuelas del puñetazo aún visibles, solo hizo referencias irónicas al suceso, como que tiene “algún amigo a favor” en Pontevedra o que él empezó pegando carteles y ahora también “se pegan y mucho”, lo que provocó las risas del auditorio. Además, señaló que los gallegos son gente “tranquila” y que “España debe huir de los extremismos”. Por lo demás, aseveró que “está en un gran momento” y “con más ilusión y fuerza” que hace cuatro años.

PASAR PÁGINA DEL PLASMA

Fue en la campaña de las municipales y autonómicas cuando el PP decidió que había que pasar página del plasma, sacar a Rajoy de la Moncloa y mostrarle cercano y próximo a la gente. Así, el pasado mayo el presidente comenzó a hacer sus primeras incursiones en calles y comercios, si bien en más de una ocasión su equipo tuvo que cortar el paseo electoral para evitar una manifestación y a su paso se oían no pocos insultos.

Sin embargo, a lo largo de estos días, el candidato conservador, se ha dado auténticos baños de multitudes, lo que insufla ánimos en el PP, pese a que buena parte de su éxito radica en que su líder han visitado municipios y pueblos pequeños gobernados por su partido. Ahora falta por ver si, tras la agresión, el jefe del Ejecutivo continúa con sus expediciones callejeras y si se incrementa o no la seguridad que le rodea.