DEBATE DE INVESTIDURA

Rajoy alerta contra un gobierno "radical" en un discurso de trámite

Mariano Rajoy, el pasado martes, antes de pronunciar su discurso de investidura.

Mariano Rajoy, el pasado martes, antes de pronunciar su discurso de investidura. / periodico

PATRICIA MARTÍN / ROSA M. SÁNCHEZ / MADRID

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El brillante y mordaz orador parlamentario que puede llegar a ser Mariano Rajoy utilizó este martes un tono que sorprendió por su desgana en el discurso con el que intentó solicitar la confianza del Congreso de los Diputados para ser investido presidente de un Ejecutivo “estable, duradero, sólido y tranquilizador”. Rajoy se erigió como el único capaz de evitar el “modelo de gobierno de mil colores, radical e ineficaz” que, en su opinión, podría encabezar el líder del PSOE, Pedro Sánchez, pese a que “ni conviene a España ni desean los españoles”.

“No existe una alternativa razonable ni viable”, repitió Rajoy en clara alusión a una hipotética alianza de PSOE con Podemos y fuerzas nacionalistas. El candidato del PP no llegó a pedir expresamente  ningún tipo de apoyo socialista para evitar unas terceras elecciones; tan solo hizo llamamientos a “afrontar con responsabilidad” y dejando a un lado intereses partidistas la actual “situación excepcional”.  

Según Rajoy, hasta ahora, a pesar de las limitaciones del gobierno en funciones “se está logrando que la confianza en la economía española supere a la incertidumbre política de estos meses”. Sin embargo, “las cosas se podrían torcer y evolucionar a peor”, advirtió. “Está en juego la recuperación económica”, blandió como argumento a favor de una rápida formación de gobierno.

‘DISCURSO DE PERDEDOR’

Para luchar contra la hemeroteca y sus críticas a Sánchez por haber aceptado el encargo del Rey sin apoyos suficientes, Rajoy usó tres argumentos para justificar que ahora acuda él al examen parlamentario con solo 170 apoyos (tras los pactos con Ciudadanos y Coalición Canaria), a falta de seis para la mayoría absoluta. Por un lado, alegó que España necesita un Gobierno “con urgencia”; por otro, que los españoles “tienen preferencia por el PP” y que son ellos los que le han conducido hasta la tribuna; y en tercer lugar, remachó que “no existe alternativa razonable” a un Ejecutivo conservador.

El discurso no hizo mella en los portavoces de los grupos parlamentarios a quienes Rajoy aspiraba a seducir con su intervención y que calificaron el discurso con términos tan demoledores como “desganado”, “aburrido”, “sin alma” o “falto de fe”. Ya en los días previos, Rajoy había asumido que el fracaso de este debate de investidurafracaso (que finalizará con la votación del viernes) iba a ser inevitable sin el apoyo que el PSOE le niega de forma insistente. Tal vez ese es el ánimo que le llevó a armar el “discurso de perdedores” que el portavoz del Partit Demòcrata Català (PDC), Frances Homs, quiso ver en las palabras de Rajoy.

CATALUNYA Y PAÍS VASCO

Sea como sea, el candidato del PP empleó alrededor de hora y media para desgranar lo que planteó como “un programa de gobierno abierto” con “una tarea urgente” (la aprobación de unos presupuestos para el 2017) y un “objetivo claro” (el empleo) que, además, debe hacer frente a lo que definió como “el reto más grave que tiene planteado España en estos momentos”: la unidad territorial y el desafío soberanista de Catalunya, un tema que trató en profundidad al final de su discurso.

Sobre este punto dejó claras sus intenciones: “El pueblo español en su conjunto, es el único soberano […]. Nuestra primera obligación es preservar la soberanía nacional y, con ella, la unidad de España”. En segundo lugar, aseguró que su Gobierno “ha mantenido una total disposición al diálogo y a la cooperación con la Generalitat”, lo que despertó risas en el hemiciclo. En tercer lugar, se mostró dispuesto a buscar fórmulas que “acomoden mejor la necesaria solidaridad interregional”, en alusión a una posible reforma del sistema de financiación autonómica. Y, por último, dejó en el aire si será capaz de ofrecer en el futuro una reforma de la Constitución. “Lo que algunos están planteando no es un mero debate sobre el modelo de Estado, ni sobre su articulación territorial. Para eso existen cauces y escenarios”, fueron sus palabras.

Sus reflexiones territoriales soliviantaron no solo a los partidos catalanes, sino también al PNV, pese a que Rajoy podría necesitar el apoyo de los vascos si finalmente decide intentar de nuevo presentarse a una investidura después de los comicios en el País Vasco. “Euskadi es una nación mal que les pese”, reaccionó enseguida el peneuvista Aitor Esteban. “Rajoy ha abierto hoy un nuevo frente”, advirtió.

CINCO PACTOS DE ESTADO

Tampoco en el lado de las ofertas Rajoy fue capaz de poner sobre la mesa novedades seductoras. Planteó continuidad en lo económico y apenas una oferta genérica en torno a cinco pactos de Estado, abriéndose ahora al diálogo que negó a la oposición en sus cuatro años al frente del Gobierno. Reforma de las pensiones, una nueva financiación autonómica, un pacto nacional por la educación, un acuerdo contra la violencia machista y el fortalecimiento de las instituciones son los cinco compromisos que no lograron despertar el entusiasmo de la oposición.

Rajoy apenas destinó minuto y medio a hablar de corrupción para explicar que su Gobierno ha adoptado numerosas medidas en su contra y que ahora está dispuesto a avanzar más, a partir de los acuerdos sellados con Ciudadanos. “Hemos puesto en marcha mecanismos para recuperar hasta el último euro robado por los corruptos”, presumió.

También dentro del apartado de regeneración, Rajoy aprovechó para defender que el próximo Gobierno debe estar encabezado por él, como ganador de las elecciones y representante del único partido que mejoró resultados el 26-J. “Difícilmente se me ocurre mayor daño a la democracia que decir que a los ciudadanos que su voto ha sido inútil en dos ocasiones y tener que repetir las elecciones por tercera vez”, sentenció.