Rajoy-Puigdemont, juego de palabras

Puigdemont saluda a Rajoy durante la inauguración de la exposición sobre Joan Miró en Oporto (Portugal), el pasado 30 de septiembre.

Puigdemont saluda a Rajoy durante la inauguración de la exposición sobre Joan Miró en Oporto (Portugal), el pasado 30 de septiembre. / JORDI BEDMAR

NEUS TOMÀS / BARCELONA

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¿Pero están hablando o no? Esa es la pregunta que, a modo de resumen, se hace más de uno estos días a raíz del goteo de declaraciones públicas procedentes del Gobierno central en las que se insiste en que existe la voluntad de resolver el conflicto abierto con Catalunya por la vía del diálogo. Interpeladas ambas partes, existe coincidencia en que hoy por hoy no se ha pasado de los titulares de prensa. Podría pensarse que por algo se empieza. Aunque, y el dato no es baladí, desde el Ejecutivo catalán se ha contactado informalmente con el PP, para explorar hasta qué punto la disposición puede ir más allá de las buenas palabras. Según fuentes de la Generalitat, la respuesta que han recibido es que se olviden de nada que pueda parecerse a un referéndum independentista y les han recordado que Soraya Sáenz de Santamaríaencargada de gestionar esta nueva etapa de pretendido deshielo, ejerce como nadie la defensa de las tesis de la Abogacía del Estado.                                                                                                                                    

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¿Y qué pasa con el resto de peticiones o agravios acumulados? «No han cumplido ninguna de las 46 peticiones que el 'president' le entregó a Rajoy en el mes de abril. Ni tan siquiera se han dignado a responderlas», argumentan en el Palau de la Generalitat para defender que no existe 'operación diálogo' alguna y que lo que hay son solo buenas palabras. De hecho, los dirigentes independentistas la han rebautizado como 'operación monólogo'. Subrayan que, pese a los mensajes de buena voluntad, no han recibido ni una llamada de la Moncloa para convocar a <strong>Puigdemont</strong> y aseguran que la conversación que el 'president' y Santamaría mantuvieron tras la cena de entrega de los premios de Foment no pasó de una charla de cortesía.                                                                                          

La vicepresidenta regresará la semana que viene a Barcelona y tiene previsto establecer diversos contactos con representantes del mundo económico. Con todo, y sean solo gestos o algo más, el Gabinete de Rajoy habla ni que sea tímidamente de abordar <strong>una reforma constitucional</strong> (que habría que refrendar también en las urnas).

Hay que recordar que hasta hace un mes orillaba este debate. «Para Rajoy no tener mayoría absoluta es un problema, pero también es una oportunidad para plantear debates como la reforma constitucional que a nosotros nos convienen», señalan en la cúpula del PP catalán. Esa falta de mayoría probablemente ayuda también a explicar el oxígeno que Cristóbal Montoro está dispuesto a dar a las autonomías y que en la pasada legislatura les negó.                                                                       

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Según su interlocutor en la Generalitat, Oriol Junqueras, solo si Hacienda se aviniese a adoptar otras medidas, como autorizar que deuda a corto plazo se pueda emitir a largo plazo, se podría deducir que es cierto que existe un cambio de talante. Como se demostró en el Consejo de Política Fiscal y Financiera celebrado el pasado jueves, Catalunya confía en tejer una alianza con las comunidades del frente mediterráneo, léase, Baleares y Comunitat Valenciana. Así, el próximo día 15, Puigdemont recibirá en el Palau de la Generalitat a la presidenta balear, Francina Armengol

LA ZOZOBRA INTERNA

Paralelamente al frente abierto con el Ejecutivo central, el Govern vive también inmerso en sus propias vicisitudes. La prioridad es aprobar los <strong>presupuestos</strong>. Se da por hecho el apoyo de la CUP aunque Junts pel Sí tiene asumido que la tramitación no estará exenta de tensiones. Es de prever que en el trámite de enmiendas los cupaires se alinearán con Catalunya Sí que Es pot y posiblemente con el PSC en votaciones del ámbito social, y en especial las que se refieran a educación. Los anticapitalistas se han propuesto «seguir denunciando» que el Ejecutivo de Puigdemont y Junqueras se ha negado a tocar tramos del IRPF o recuperar impuestos como el de sucesiones o el de patrimonio. 

Habrá tensión y tiranteces, pero la amenaza de que sin presupuestos no habrá referéndum que el propio president ha trasladado a la CUP, en público y en privado, ha calado. La dependencia de los votos del grupo de Anna Gabriel incomoda especialmente a algunos sectores de la antigua Convergència que culpan de sus malos augurios demoscópicos a la radicalidad de sus socios parlamentarios.  

En el  PDECat, inmerso en la renovación de sus cargos territoriales y en una reestructuración de personal, hay quien en privado reconoce que la determinación de Puigdemont por hacer el referéndum sí o sí preocupa. Algunos defienden que la única manera de obligar al Ejecutivo central a presentar una propuesta que sea convincente es forzar la consulta o al menos hacer ver hasta el último momento que se va a realizar.

Pero también hay dirigentes, los menos aún, que ven en una ponencia para reformar la Constitución, la salida a la encrucijada independentista. La modificación de la Carta Magna, que cuenta con el apoyo de PSOE, Podemos y PNV, tendría que refrendarse también en las urnas y no estaría acotada al calendario que se ha fijado el propio Puigdemont para hacer el referéndum (anunciado para septiembre del próximo año). 

Sus preparativos y la hipotética desconexión se mantienen en secreto. La explicación oficial es que no se quiere dar pistas al Estado. Para la oposición es una muestra de que la independencia es imposible pero ninguna fuerza soberanista está dispuesta a rectificar.                                    

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EL FACTOR COLAU

Fuentes del Govern reconocen que uno de los factores que no controlan y que les permetiría dar mayor impulso al referédum sería contar con el apoyo de los 'comuns'. «Ada Colau hará lo que más le convega a ella en ese momento», pronostican en el Ejecutivo. Y en ese momento ya estará configurada la nueva fuerza que aspira a convertirse en referente de la izquierda en Catalunya y cuyo liderazgo previsiblemente ostentará Xavier Domènech. Él, como Junqueras, también estará pensando ya en las elecciones.