LA ASFIXIA DE LAS ARCAS MUNICIPALES

La deuda supera los ingresos de 85 ayuntamientos catalanes

El alcalde de Moià, Dionís Guiteras, con otros regidores de ERC, en octubre.

El alcalde de Moià, Dionís Guiteras, con otros regidores de ERC, en octubre. / periodico

JOSE RICO / Barcelona

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Hace bastante tiempo que los alcaldes tienen prescrito no abrir los cajones de su ayuntamiento sin tener a mano un analgésico que les neutralice la asegurada jaqueca. Las facturas están aprisionando a los consistorios españoles (1.931.976 recibos están pendientes de pago a proveedores por un importe total de 9.584 millones de euros) y la soga aprieta más a los pueblos pequeños.

De ahí que el lastre de las deudas pese más en Catalunya, donde la mitad de las 947 poblaciones tienen menos de 1.000 habitantes, y en 347 viven menos de 500 personas. El dato más demoledor de estos números muy rojos es que 85 localidades catalanas adeudan una cantidad que rebasa de largo la partida de ingresos que consignaron en los presupuestos. Esta diabólica espiral de impagos ha tenido su cénit en Moià (Bages), cuyo alcalde, Dionís Guiteras, ha sido multado con 150 euros diarios por no pagar lo que debe.

Según los últimos datos oficiales, de finales del 2010, el pasivo de Moià significa un 188% de los ingresos fijados en el presupuesto de ese año, algo más de 7.500.000 euros. En un año, el 2011, los embates de la crisis han incrementado la deuda de este núcleo de 5.730 habitantes hasta los 25 millones actuales, una de las más altas de Catalunya. Le supera, por ejemplo, Badalona, con 30 millones de deuda solo con proveedores, pero con una población 30 veces superior y un presupuesto que multiplica por 20 el de Moià.

Deuda del 295%

Estas cantidades pueden hacer que una deuda como la de La Fuliola (Urgell), que no llega a tres millones, parezca una minucia. Sin embargo, en porcentaje, esta localidad de 1.286 habitantes debe un 295% respecto de lo que previó como ingresos en el 2010, 977.000 euros, y lidera con ello esteranking de 85 poblaciones. En segunda posición se sitúa Corbins (Segrià), con una deuda que se aproxima a 2.500.000 euros, y que supone un 248% respecto del millón de ingresos que incluyó en sus cuentas municipales.

Y el podio lo completa una población que está en boca de todos: Rasquera. El polémico proyecto de una plantación de marihuana en este núcleo de la Ribera d'Ebre que no llega al millar de habitantes le ha costado a su alcalde la baja como militante de ERC y como consejero comarcal, pero, cuestiones legales y morales al margen, lo cierto es que las arcas municipales hace tiempo que sufren severos temblores. La deuda del consistorio superaba en el 2010 los tres millones de euros, un montante que significa un 236% en relación con el millón largo de ingresos que consignó en su presupuesto. El ayuntamiento prevé ceder una finca de su banco de tierras para plantar cannabis para una asociación de consumidores y así crear empleo y obtener 1,3 millones en dos años.

La localidad más poblada a la que se le ha disparado la deuda es Cunit (Baix Penedès), con 12.550 habitantes. Los 25 millones de ingresos que incorporó a su presupuesto en el 2010 se quedaron cortos ante tantas facturas y el año acabó con un atenazante pasivo de 51 millones, un 207%. Solo en proveedores, este ayuntamiento está pendiente de abonar unos 16 millones, según le ha comunicado esta semana al Ministerio de Hacienda.

Dos respiraderos

La línea de crédito del Gobierno central para saldar estas deudas es una de las vías de alivio por la que los ayuntamientos podrán ajustar en los próximos meses sus cuentas con los proveedores, que sobre todo son pymes y autónomos. Los consistorios catalanes gozarán de un segundo respiradero, gracias a los 211 millones de euros que inyectarán las diputaciones provinciales, vía Generalitat, procedentes de sus remanentes y de créditos. El préstamo catalán tiene una ventaja respecto al español, y es que la Administración catalana ha eximido a los consistorios de retornar el 5% de intereses. Para la mayoría de alcaldes, este será el primer asidero para salir de un hondo pozo sin fondos.