LA DIFÍCIL GOBERNABILIDAD DEL ESTADO

El PP se desploma y España queda a merced de complicados pactos

RAFA JULVE / Barcelona

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Nunca en tres décadas de democracia se ha dado un reparto de escaños tan complejo en el Congreso como el que refleja el último barómetro elaborado por el Gabinet d'Estudis Socials i Opinió Pública (GESOP). Los recortes, el paro y los escándalos de corrupción abanderados por el caso Bárcenas se han erigido en una desastrosa tríada para el PP, que se desploma hasta niveles incluso inferiores a los de principios de los años 90. En 1993, los populares obtuvieron 141 diputados. Según la encuesta que este domingo publica este diario, actualmente se quedarían con un máximo de 135 (51 menos de los que tiene en la actualidad). Ese batacazo va acompañado de un ligero ascenso del PSOE, que obtiene hasta 13 sillones más en la Cámara baja de los 110 que logró en las elecciones del 2011. Pero aunque los socialistas suben y ganan a los conservadores por primera vez en cuatro años en intención directa de voto, tampoco recuperan gran confianza entre la ciudadanía e incluso aumentan las críticas a su labor en la oposición.

Resultado: los dos grandes partidos suman menos votos que nunca y la gobernabilidad del país está abocada a un inédito pacto PP-PSOE o a otros acuerdos nunca vistos en los que habría tantos actores implicados que la palabra tripartito se quedaría corta. ¿Se puede gobernar así?

La UPD de Rosa Díez, que atrapa a miles de descontentos con los populares, y la IU de Cayo Lara, casa de acogida de los desilusionados con el PSOE, se convierten en los grandes beneficiados del desgaste de los dos grandes. Entre 23 y 26 diputados la primera y entre 22 y 25 la segunda, devienen en dos fuerzas clave para apuntalar un Gobierno u otro en el que los nacionalistas vascos y catalanes también tendrían algo que decir, aunque sería preciso rehacer muchos puentes y hacer muchos equilibrios para que la estabilidad no saltara por los aires en cualquier momento. El concepto «Ejecutivo de concentración», tan ninguneado por unos y otros hasta la fecha, podría ganar peso como alternativa.

Peor valorado que Zapatero

La pérdida de confianza en los grandes partidos recuerda a Grecia e Italia. El bipartidismo es el más bajo desde la primera legislatura y los electores están más desorientados que nunca. El PP pierde la mitad de los apoyos que tenía en junio, un descenso que podría ser más acusado si tenemos en cuenta que la encuesta se realizó cuando ya se conocían los tejemanejes del extesorero del partido, pero todavía no habían salido a la luz las supuestas cuentas ocultas que implican a los primeros espadas populares. Sin embargo, ha bastado con que se empezaran a dar los primeros temblores del 'terremoto Bárcenas' para que la actuación del Gobierno de Mariano Rajoy, que ya venía zarandeada por las cifras del paro, al borde ya de los seis millones de personas, reciba una peor valoración que la que obtuvo el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero en sus últimos meses de mandato. Si el 64,3% de los españoles calificaban de mala o muy mala la gestión del expresidente socialista, el porcentaje sobre el Gabinete conservador está ahora situado en el 69,4%. Aunque el PSOE no se salva de la quema: seis de cada diez ciudadanos arremeten contra la oposición que están efectuando Alfredo Pérez Rubalcaba y sus compañeros.

Elevada indefinición

La desafección para con los dos partidos grandes tiene mucho que ver con el alto grado de indefinición a la hora de decidir el voto. Cuatro de cada 10 entrevistados no se decantan por ninguna fuerza en concreto. Y, entre estos, el 12,3% prefieren votar en blanco o nulo, mientras que el 12,4% optan por la abstención. ¿Basta un discurso de 14 minutos, sin responder a preguntas de la prensa, para desmentir cualquier cobro en dinero negro y recuperar la confianza de los ciudadanos? En estos momentos, siete de cada 10 españoles no se fían del Gobierno.