Análisis

¿Del bipartidismo al tripartidismo?

ÀNGELS PONT DOMÈNECH

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El Barómetro de España de EL PERIÓDICO dibuja un horizonte político cambiante y nuevo: el fin del bipartidismo por la irrupción, sin precedentes, de una fuerza política nueva, inexistente hace tan solo un año. El impacto de Podemos en cualquier indicador es extraordinario y parece erigirse como el principal alivio para muchos ciudadanos ante una situación política que se percibe como muy negativa.

La estimación de voto apunta a un empate técnico entre el PP y Podemos, con una ligera ventaja del partido conservador, mientras que el PSOE queda entre cinco y seis puntos por detrás de ambos. Los tres partidos suman casi lo mismo que populares y socialistas en las elecciones del 2011. Es decir, el reiterado incremento de la desconfianza de los ciudadanos hacia los dos principales partidos españoles se ha afianzado en una sola organización, al contrario de lo que ocurría antes de la aparición de Podemos, cuando el voto se dispersaba entre la abstención y otros partidos.

Ahora bien, hay que decir que el  avance del partido de Pablo Iglesias no se debe únicamente al retroceso del PSOE y el PP, sino también a un importante trasvase de voto por parte de IU, que es el que cede un mayor porcentaje de votos a Podemos. De hecho, la matriz de trasvase de voto es el reflejo del vendaval en el que se halla inmersa la política española: más del 50% de los votantes de IU dicen que votarán a la organización de Pablo Iglesias, igual que más del 30% de los que votaron al PSOE y a UPD. Los niveles de fidelidad son bajos y solo entre los votantes del Partido Popular supera el 50%. El PP sería el más votado, pero perdería 18 puntos y más de cuatro millones de votos respecto al 2011, en la hipótesis de una participación similar. El PSOE no consigue remontar sus expectativas electorales, pero sus indicadores mejoran significativamente, posiblemente gracias al cambio en su liderazgo.

El ambiente de cambio que reflejan las variables de voto se percibe en todos los indicadores. Pablo Iglesias es el preferido para ser presidente del Gobierno y, excepto para los temas territoriales y de política exterior, muchos atribuyen a su partido la capacidad para liderar los diferentes ámbitos de gestión, especialmente la lucha contra la corrupción. Un problema que afecta a la mayoría de políticos de nuestro país, según cree más del 70% de los españoles.

Presidente en caída libre

La situación política y económica sigue siendo crítica y el presidente  continúa perdiendo credibilidad. De nuevo, la valoración de Rajoy desciende -registra su puntuación más baja- y, con más del 40% de los españoles calificándolo con la mínima nota, pasa a ser el presidente peor valorado desde el año 2000.

Sin embargo, a los indicadores de Podemos les falta solidez y afianzamiento. La situación política y el desprestigio de las fuerzas políticas tradicionales es el principal activo de Podemos. No obstante, este puede convertirse en su principal amenaza si el arrebato que lo ha impulsado no se transforma en confianza. Así pues, la magnitud del éxito de Podemos está en el aire y de ello dependerá, en buena medida, el éxito o fracaso del resto.