Dardo a la 'marca España'

Un informe del Instituto Elcano advierte de que la estrategia de Rajoy con Catalunya daña la imagen exterior del país El estudio también recrimina a Mas su «diplomacia agresiva»

Proyección exterior 8 García-Margallo, en unas jornadas organizadas por el Instituto Elcano en Madrid.

Proyección exterior 8 García-Margallo, en unas jornadas organizadas por el Instituto Elcano en Madrid.

IOLANDA MÁRMOL
MADRID

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Puño de hierro en guante de seda. El Instituto Elcano, centro de estudios internacionales independiente que asesora al Gobierno en política exterior, presentará mañana un informe que se atreve a remar a contracorriente y, pese al lenguaje diplomático, lanza críticas severas contra la actuación tanto del Ejecutivo del PP como de la Generalitat a cuenta del desafío soberanista. El diagnóstico sería que sobran muchas palabras altisonantes y faltan muchos gestos de comprensión. Por ambas partes. «Ha faltado sensibilidad en Madrid, pero a Catalunya le ha sobrado también agresividad», resume a este diario Ignacio Molina, que es el experto que ha coordinado este estudio, elaborado por 200 investigadores.

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, escuchará, en la presentación del estudio, reproches a la manera en que el Gobierno está manejando el órdago de Artur Mas. El informe, al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, aconseja a Mariano Rajoy que deje de ver el pluralismo como un obstáculo para la proyección exterior de España y, en cambio, lo conciba como una oportunidad para dar una imagen atractiva del país, como una de las sociedades más multilingües y uno de los estados más descentralizados de Europa.

Más sentimientos

«Al Gobierno le falta cariño con Catalunya, no entiende que Catalunya no es una rémora, sino al contrario, te da valor diplomático objetivo», concluye Molina, quien tiene claro el origen de esa actitud: «Sigue imperando esa mentalidad castellana según la cual no hay lugar para sentimentalismos, cuando muchas veces los gestos son fundamentales». Su apuesta es que el Gobierno presuma en el extranjero de esa diferencia y se enorgullezca de la diversidad que Catalunya aporta a España. Que Catalunya se venda como un plus, y no como un lastre.

«Convivir con una cultura plurinacional es complicado, y eso difícilmente se va a resolver, así que hay que aprender a gestionarlo. Si lo haces bien, en el exterior vas a tener ese mérito», concluye Molina. El informe considera que «asumir de forma más explícita la pluralidad territorial en la proyección exterior puede ayudar a reforzar la identificación con el proyecto de convivencia interna por parte de los ciudadanos que se sienten alejados». En otras palabras, si el Gobierno muestra orgullo por Catalunya fuera de las fronteras, los catalanes se sentirían más próximos al ideario colectivo de España.

En este sentido, el estudio considera que al Ejecutivo le ha sobrado mano dura y le ha faltado habilidad para generar un «clima de entendimiento». Por este motivo, recomienda que, en vez de funcionar de forma jerárquica, adopte una visión más simétrica con las autonomías. Frente a la idea de «control e, incluso, subordinación», dice el informe, es preferible el enfoque de «integración».

La Generalitat se lleva también una buena reprimenda. Molina considera que la diplomacia catalana «es demasiado agresiva» y critica que algunos políticos catalanes con cargos en Bruselas se dediquen solo a «trabajar contra España». Para el investigador, que subraya la «neutralidad» del documento que Margallo remitió a las embajadas contra el proceso soberanista, el órdago de Mas conlleva muchos riesgos, pero el principal es que «una Catalunya independiente va contra el propio espíritu catalán de respeto y cosmopolitismo».

Para Molina, el principal activo de Catalunya ha sido generar, en los últimos 30 años, una imagen mainstream de catalanismo pacífico, tolerante e integrador que, con una postura radical de independencia, se quebraría. Y considera que un  a la secesión dejaría «una España amputada y una Catalunya aislada, con un escenario letal si se hace con una declaración unilateral».

El informe de Elcano no es un monográfico sobre Catalunya. Es un documento no vinculante para que el Gobierno oriente su estrategia de acción exterior. En este sentido, los investigadores realizan una importante crítica a la actuación del Gobierno de puertas afuera. La principal queja es que España carece de voz propia y de estrategia definida. Molina lo resume del siguiente modo: «Hasta ahora han estado más preocupados por salir en la foto del G20 que por marcar una postura. Y no hay que estar, hay que actuar».

Sin relato

Es decir, lo importante no es hacerse la foto con Obama; es explicarle a Obama la visión de España sobre el mundo. Sin embargo, sostiene el informe, eso no es posible porque se carece de una «auténtica visión de conjunto y de narrativa propia». Molina, contundente, afirma que los diplomáticos «son simpáticos, caen bien, pero no tienen una idea de España en el mundo, porque no hay una política exterior diseñada». Los investigadores aconsejan a España que, dada su condición de potencia media, «boxee conforme a su peso» y vincule su nombre con la reputación.