El curso que empieza 1. España

JOAN
TAPIA

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El curso 2013-2014 será duro, en especial en Catalu-nya, donde se quiere celebrar la consulta y donde lo más probable es que haya unas elecciones anticipadas que pretenderán ser plebiscitarias. En España va a hacer dos años de la mayoría absoluta del PP, pero el horizonte no está despejado sino confuso y complicado.

La gran crisis económica, política y moral que cristalizó tras el programa de ajuste deJosé Luis Rodríguez Zapaterodel 2010, cuando se pasó del optimismo de 30 años (España va a más) al desánimo (expectativas de menor bienestar) sigue viva. En el frente económico quizá lo peor ya haya pasado. La zona euro atraviesa desde septiembre del 2012 una etapa de más tranquilidad y el temor a que España tenga que pedir el rescate total (otorgado ya a la banca) ha disminuido, aunque el componente irracional de los mercados -centrado ahora en la huida de los países emergentes- puede volver a la Europa del sur. Pero la balanza de pagos por cuenta corriente -con ayuda de la recesión y el despegue exportador iniciado en el 2010- ha sido positiva en el primer semestre. Sin crecer, España ya no necesita seguir endeudándose en los mercados, aunque el déficit del Estado -¡ojo!- sigue sin respetar los objetivos comprometidos con Bruselas. Puede que España salga de la recesión a finales de año y que el Gobierno suavice el ajuste y proclame el fin de la crisis. Pero salir de la recesión no implica superar la crisis. Viene el estancamiento.

El paro ha mejorado (150.000 parados menos en el primer semestre frente a 165.000 más hace un año); parece que también lo hará en agosto, pero debido al retorno de inmigrantes y al descenso de la población activa (por el efecto desánimo) porque se sigue destruyendo empleo. El PIB cayó a un ritmo anual desoloel 1,6% en el segundo trimestre (frente al 2% del primero), pero se perdió empleo al ritmo del 3,8% anual frente al 4,5%. Pasar de destruir más de 800.000 empleos anuales a 623.000 -el logro del trimestre- es algo, pero no suficiente para que la ciudadanía lo aplauda.

El programa de devaluación interna iniciado porZapatero(con incoherencias) y continuado porMariano Rajoy(con contradicciones) funciona, pero los resultados son lentos y volver a la situación anterior a la crisis exigirá años. El balance económico deRajoypuede lograr el aprobado, pero no salvará la legislatura porque el balance político es muy negativo. El CIS dice que todos los ministros suspenden y elcaso Bárcenas-que delata financiación ilegal y cinismo político continuado- agudiza la crisis política y moral. Y ni el litigio con Gibraltar ni la nueva ley del aborto parecen objetivos políticos compensatorios.Rajoyintentará resistir, pero quizá no pueda volver a ser candidato. Y entonces se desencadenaría una cruenta batalla interna.

Y el PP está amenazado porque analistas serios, en base a las encuestas del CIS, dicen que si se votara hoy una coalición PSOE-IU -poco recomendable- podría tener mayoría absoluta. Y encima la crisis catalana con unos partidos soberanistas que piden lo inconveniente (y seguramente imposible), la independencia, frente a un PP que se niega a admitir lo inevitable, la necesidad de un nuevo encaje de Catalunya. El curso será duro yRajoynecesitará toda su capacidad de aguante