La encrucijada socialista

La cúpula del PSC diseña una única candidatura con Navarro al frente

NEUS TOMÀS
BARCELONA

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La noche del pasado 28 de noviembre, cuando el entonces presidente de la Generalitat y candidato a la reelección José Montilla compareció en la sede del PSC para asumir la peor derrota del socialismo catalán en unas autonómicas, proclamó que el partido debía abrir un periodo de reflexión. Han pasado los meses, con una nueva debacle electoral de por medio, otros comicios a la vuelta de la esquina y mucho tiempo para pensar, sobre todo en la cuarta planta de la sede de la calle Nicaragua, donde están situados los despachos de la actual cúpula y donde se pretende prefigurar el nuevo núcleo duro que asumirá las riendas una vez celebrado el congreso del próximo diciembre. Al final, el elegido por Montilla y el secretario de organización, José Zaragoza, es el alcalde de Terrassa, Pere Navarro, cuyo nombre lleva meses circulando en quinielas internas y externas. Su objetivo es encarnar «un proyecto socialdemócrata moderno» que integre las distintas sensibilidades que conviven, ahora muy a flor de piel, en el PSC.

Navarro, de momento, se muestra cauteloso, y en público se limita a reconocer que quiere jugar un papel en la nueva dirección, aunque fuentes del partido explicaron que su intención es aspirar a la primera secretaría con la voluntad de acabar siendo también en próximo candidato a las elecciones autonómicas. Pero este plan ya ha topado con un primer obstáculo: Àngel Ros. El alcalde de Lleida no está dispuesto a tirar la toalla ni a aceptar cargos de consolación. Ros también quiere liderar el partido y, llegado el caso, no descarta presentarse a unas primarias para convertirse en el cabeza de lista que se enfrente a Artur Mas.

EL PAPEL DE ICETA / La cúpula del PSC ha sondeado al regidor ilerdense para conocer su predisposición a ostentar la presidencia del partido, pero este les ha dado calabazas. «Ros quiere mandar y sabe que en este partido al final solo manda uno», resume un destacado dirigente. Es el mismo mensaje que Ros le transmitió, el lunes, al viceprimer secretario socialista, Miquel Iceta.

El dirigente leridano e Iceta se han ido reuniendo de manera habitual sin que, como ambos remarcan, estos encuentros prefiguren una alianza cara al cónclave de diciembre. En cambio, Ros y el alcalde de Terrassa no han hablado, más allá de los saludos de cortesía durante las reuniones quincenales que celebra la ejecutiva del PSC.

Iceta sigue en la reserva, a la espera de ver cómo evoluciona la candidatura de Navarro, y consciente de que incluso entre quienes alaban sus capacidades también son muchos los que reconocen que a él se le identifica con una etapa que se pretende superar. Si al final, como todo apunta, debe dar un paso atrás, hay dirigentes que le señalan como el nuevo presidente del grupo parlamentario en sustitución de Joaquim Nadal, una posibilidad que, de momento, Iceta, en conversación con este diario, descartó.

EL PRONÓSTICO / Fuentes del partido calculan que, tal y como está diseñado el congreso, el alcalde egarense podría aglutinar el voto del 75% de los delegados. Pero, este y todos los movimientos precongresuales siguen supeditados al resultado del 20-N, una previsión que incluye a la cabeza de lista, Carme Chacón.

El otro nombre a tener en cuenta en esta nueva etapa es el del alcalde de Cornellà, Antonio Balmon. Hombre fuerte de la todopoderosa federación del Baix Llobregat, avala la operación Navarro y a la vez mantiene buena relación con Ros. A diferencia de Zaragoza, no es un dirigente cuestionado por algunos sectores del partido y eso le convierte en el perfecto sustituto. Aunque Balmon no se postula para el cargo, representantes de distintas sensibilidades del partido reconocen que podría ser una buena solución.

Además, Zaragoza, en su nueva tarea de diputado en Madrid, mantendrá su papel de interlocutor con el PSOE, sobre todo si Alfredo Pérez Rubalcaba se mantiene al frente del partido. La inclusión del secretario de organización en la lista al Congreso y la posiblidad de que Montilla se convierta en senador ha provocado malestar entre algunos diputados socialistas (incluso en sectores afines), que consideran que es la prueba de que los integrantes del actual núcleo duro quieren seguir mandando aunque sea con cargos distintos a los que han ostentado hasta ahora. Un dirigente del llamado sector catalanista resumió las críticas con la siguiente ironía: «Nunca habrán tenido un grupo en Madrid tan propio como el que han diseñado para la próxima legislatura».