LA ABDICACIÓN DE JUAN CARLOS I

Cuenta atrás para Felipe

El Consejo de Ministros se reunió ayer para aprobar la ley de abdicación.

El Consejo de Ministros se reunió ayer para aprobar la ley de abdicación.

GEMMA ROBLES

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Poco a poco se va despejando el camino legal para que el todavía Príncipe de Asturias pase a ser, en cuestión de semanas, Felipe VI. Probablemente en torno al 18 de junio. El presidente del Gobierno reunió ayer de urgencia a su Consejo de Ministros para aprobar una ley sencilla en las formas pero complicadísima en su fondo. La norma que regula el proceso de abdicación del rey Juan Carlos. Ni más ni menos. Tiene un solo artículo y una disposición final única que permite hacer efectivo el deseo del actual Monarca de abandonar la jefatura del Estado y dejarla en manos de su heredero.

«S. M el Rey Juan Carlos I de Borbón abdica la Corona de España. La abdicación será efectiva en el momento de entrada en vigor de la presente ley orgánica», reza el texto. La disposición final puntualiza que el proceso se dará por finalizado con su publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Y se añade una exposición de motivos en la que se ha optado por reproducir, íntegramente, el discurso con el que el Rey decidió despedirse de los españoles y explicar los motivos que le habían llevado a dar, a sus 76 años y en plena crisis de la imagen de las instituciones en España, un paso atrás para ceder el trono a su hijo, representante de una «nueva generación».

Así, mientras Juan Carlos y el aún Príncipe de Asturias compartían ayer protagonismo y alguna confidencia en un acto castrense que se celebró en El Escorial (Madrid), el Gobierno popular daba un paso trascendental para permitir el relevo real. Y después de una «larga y seria reflexión», apuntaron fuentes de la Moncloa, daba luz verde a una ley de mínimos pero suficiente para hacer posible la abdicación y, al mismo tiempo, no levantar ampollas en algunos grupos de la oposición, dispuestos a apoyar en las Cortes una norma que se refiriese concretamente a la cesión de la Corona pero con más reticencias a respaldar un hipotético texto legal que hubiera recogido  asuntos más polémicos. Por ejemplo, la situación jurídica en la que puede quedar Juan Carlos una vez que Felipe sea proclamado Rey. En pro del máximo consenso, el Ejecutivo optó por limitar la histórica ley a un solo párrafo. El único imprescindible para dar pie a un nuevo reinado en España.

Última firma del Rey

Horas después de la reunión de los ministros, el presidente del Congreso, Jesús Posada, convocó a la Mesa de la Cámara. Allí se admitió a trámite la ley de abdicación, que se gestionará de forma express, esto es, en la mitad de plazo que otras leyes orgánicas. El debate sobre esta norma podría celebrarse el próximo miércoles en la Cámara baja y, una semana después, en la Cámara alta.

Será una discusión parlamentaria rápida, pero no fácil: el grupo Izquierda Plural (que votará contra la ley de abdicación) quiere enmendar el texto legal para reivindicar un referendo sobre el futuro de la Monarquía. También han avanzado su voto contrario ERCNueva Canarias y el BNG. Los nacionalistas vascos han optado por la abstención y CiU duda aún si imitar al PNV o apoyar la ley. No obstante, el seguro respaldo que recibirá de PP, PSOE, UPD, Foro Asturias y UPN garantiza 300 de los 350 votos posibles del Congreso. La dirección socialista confirmó ayer que no se plantea dar libertad de voto a sus diputados, a pesar de que algunas de sus organizaciones regionales apuestan por una consulta. En todo caso, el Gobierno popular dice estar tranquilo, al considerar que es «una minoría» la que en este país quiere un cambio de modelo en la jefatura del Estado. El propio Mariano Rajoy invitó a los disconformes a impulsar una reforma constitucional.

Cuando la ley termine su paso por las Cortes será rubricada por Juan Carlos I (se está preparando un acto público para presenciar su última firma como jefe del Estado) y publicada en el BOE. En ese mismo instante Felipe será Rey y su hija Leonor, Princesa de Asturias. Tanto el Ejecutivo como la Zarzuela desean que la proclamación en las Cortes se lleve a cabo horas después, para evitar vacíos de poder.