EL DEBATE DEL ESTADO DE LA NACIÓN

La realidad, según se mire

GEMMA ROBLES / MADRID

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El último debate del estado de la nación de esta legislatura, el vigésimo quinto de la democracia, ofreció al menos dos realidades: la que presentó un presidente del Gobierno aferrado a las grandes cifras que da a España por recuperada, por superada "la pesadilla" de la crisis y por salvaguardado el Estado del bienestar, y la de un jefe de la oposición, el socialista Pedro Sánchez, que presentó a un país "destrozado" por las políticas conservadoras que se han cebado con los recortes, las medidas de austeridad y las leyes regresivas en el área social. Dos relatos de una sola España. La versión de un jefe del Ejecutivo que supedita la recuperación definitiva a que los ciudadanos le renueven contrato en las próximas generales y la de un líder del PSOE que, dada su delicada situación interna, se la jugaba en su estreno en un debate en el que, a juicio de sus compañeros de grupo, supo mantener el tipo pese a la dureza extrema de su rifirrafe con Mariano Rajoy.

El presidente terminó calificando de «patética» la intervención de su adversario en un gesto poco ajustado a la solemnidad de la jornada parlamentaria, mientras que Sánchez no se privó de tachar a los populares de no tener vergüenza por entender que están mintiendo a los ciudadanos con sus previsiones; castigando injustamente a sectores desprotegidos e intentado tapar corruptelas como la de Luis Bárcenas sin disimulos. "Usted ha hecho mucho daño a los españoles y al país. Ha fracasado. Los españoles lo consideran incapaz de ver la realidad", enfatizó el secretario general del PSOE. "Este es el último debate de la nación y usted no lo ha aprovechado. No ha dado la talla ni de lejos. Pero ha logrado generarme una duda: ya no sé si está usted más preocupado por el señor [PabloIglesias o por la señora [SusanaDíaz", espetó Rajoy, que buscaba el cuerpo a cuerpo con un oponente que le había sacado de quicio.

LA SOMBRA DE IGLESIAS

¿Como llegaron a ese nivel de enfrentamiento ambos políticos?. Sus análisis de la realidad española resultaron antagónicos. Sus recetas para afrontar lo que resta de un año en el que habrá cinco citas con las urnas (eso influye, obviamente), también. Rajoy quería un debate de guante blanco en el que se impusiera su optimismo y sus cifras --anunció un crecimiento del 2,4 para este año-- y que se le reconociera como gran logro que había eludido el rescate a España y, por tanto, un calvario 'a la griega'. Es más: desde primera hora de la mañana avisó al PSOE de que cuestionar su discurso era equivalente a dar alas al "populismo", el término con el que suele aludir a Podemos. "Decir que la mejoría actual ha venido sola, que los esfuerzos de los ciudadanos no han merecido la pena... además de ser falso es la mejor manera de preparar la tierra para que la siembren con éxito los demagogos", alertó.

Sánchez arriesgó y decidió no entrar a ese trapo. Quería marcar distancias con Rajoy y su visión de la realidad después de las críticas que le han llovido por plegarse a firmar el pacto antiyihadismo, que incluye entre otras cosas la cadena perpetua revisable. Buscaba aprovechar su oportunidad en tribuna para mostrarse como la única alternativa posible en la izquierda, sin "resignaciones" y con reformismo constitucional»· como baza. Eso, el mismo día en que también se estrenaba por IU Alberto Garzón y unas horas antes de que, a través de un mitin, Pablo Iglesias ofrezca su particular réplica al presidente del Gobierno. "Tres años han bastado para saber que ustedes han aprovechado la crisis como excusa para desmantelar derechos y libertades y construir la España de la desigualdad. Su política de recortes. Recortes en todo y por todo… con su falsa proclama de que los españoles han vivido por encima de sus posibilidades han hecho que millones de españoles vivan por debajo de sus posibilidades. Su reforma laboral: 710.000 parados más de larga duración desde que llegaron. ¡No tienen nada de que presumir, nada!", subrayó el socialista.

Esas palabras de Sánchez llegaban después de que Rajoy hubiera dedicado minutos y minutos a loar las cifras logradas por su Gobierno en tres años y que, a su entender, confirman la recuperación y el final de la "pesadilla". Eso, creando empleo; manteniendo los servicios fundamentales y sin "pedir el rescate". "Esta fue la gran decisión de la legislatura. Esa fue la gran medida de política social: evitar el rescate. Queríamos decidir sobre nosotros mismos", apuntó el presidente.

RESCATAR AL "SOLDADO RATO"

El jefe del PSOE, como hicieron casi todos los portavoces de la oposición, se encararon con Rajoy por vanagloriarse de que la España del PP no fue rescatada sin mencionar siquiera los 40.000 millones que inyectaron desde Europa para evitar un cataclismo en la banca española. "¿Qué fue de su promesa de que salvar a los bancos en nuestro país no costaría ni un céntimo de euro?. La realidad, por mucho que usted quiera taparla, señor Rajoy, es que España fue rescatada, sí, por su pésima gestión de Bankia", afirmó Sánchez, que mostró un conjunto de portadas en prensa para recordarle al jefe del Ejecutivo aquellos meses. «Sí, señor Rajoy: hubo un rescate con hombres de negro, con troika y con memorandum incluido. Y todo por salvar al soldado Rato. Ese fue el problema", agregó. Aún con más ímpetu acusaron de mentir a Rajoy en este aspecto los portavoces de IU e ICV, Alberto Garzón y Joan Coscubiela; la responsable de UPDRosa Díez, y hasta el portavoz de CiUJosep Antoni Duran Lleida, le recordó que tampoco José Luis Rodríguez Zapatero pidió un rescate en sentido estricto gracias al apoyo de los nacionalistas catalanes al 'tijeretazo' del 2010, que lo impidió, porque los populares se lo negaron.

BÁRCENAS Y LOS ERE

El presidente, que hizo caso omiso a la tonelada de críticas que recibió desde los distintos grupos, presentó además un paquete de medidas para dar sensación de que la legislatura no se ha acabado: nuevas rebajas en las cotizaciones para fomentar la contratación; la reforma de la formación profesional; un plan para la familia o alguna nueva medida fiscal. La propuesta estrella fue la ley de la segunda oportunidad que, en la práctica, permitirá a los ciudadanos la dación en pago y se aprobará el viernes en Consejo de Ministros. Salvo este último proyecto, al que Sánchez dio la bienvenida pese a llegar "tarde", el líder de los socialistas reprochó a Rajoy que hubiera reciclado la mayoría de sus supuestos anuncios, puesto que ya habían sido propuesto en distintas ocasiones en la Cámara. Y en eso tenía razón.

El 'caso Bárcenas' protagonizó asimismo alguno de los momentos más tensos del debate, aunque el expresidente andaluz Manuel Chaves, imputado en el caso de los ERE, tampoco se libró de los abucheos. En esta coyuntura Rajoy insistió en que es el primero que presenta medidas por la regeneración y Sánchez, en que él es un "hombre limpio" que no acepta lecciones del PP en este terreno. La corrupción, inevitablemente, se coló en las Cortes un día más.