El PP fracasa en su intento de articular un frente unionista

Cospedal, Sánchez Camacho y García Albiol, ayer en Badalona.

Cospedal, Sánchez Camacho y García Albiol, ayer en Badalona.

XABIER BARRENA
BADALONA

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El PP ha intentado este viernes una audaz, a la par que extraña -y, por qué no decirlo, torpe-, jugada. La secretaria general del partido, Dolores de Cospedal, la que, según Alicia Sánchez-Camacho lleva el PP (Mariano Rajoy solo «lo preside), ha lanzado una oferta a Ciutadans para construir una coalición cara a las próximas, o no tan próximas, elecciones al Parlament. Se podría pensar que el PP, en un estado de euforia con respecto al independentismo desde la eclosión del caso Pujol, trata, una vez consideran que han conjurado la amenaza secesionista, de poner la bandera de la gaviota en el mismisimo Palau de la Generalitat. Pero un vistazo al Parlament y a las encuestas descartan la opción. Además, a la oferta suma a una UPD que en Catalunya tiene un arraigo nulo y la ha extendido al PSC y a Unió, que ya es buscarse con ahínco lo que les ha respondido Josep Antoni Duran Lleida por Twitter: «No entienden nada. Confunden un huevo con una castaña». Fracaso sin paliativos en menos de tres horas de la gran oferta, puesto que Ciutadans, que meses atrás había jugueteado con la idea, también la ha bandeado.

En lo que es un intento por hacerse con la bandera del otro, y tras el dictamen del Consell de Garanties sobre la ley de consultas, CiU enarboló el estandarte de la legalidad. Cospedal ha devuelto el golpe a una federación que, por vía de la exigencia del voto en una consulta, quería identificarse con la democracia: «CiU quiere un país donde todo el mundo piense como ellos. Es totalitarismo y dictadura encubierta».

El discurso de Cospedal en el centro de congresos de la calle de Marcus Porcius ha sido todo un argumentario contra una CiU a la que hay que desalojar del Govern. Presumió de que el Estado ha aportado, vía fondo de liquidez y pago a proveedores, 40.000 millones, que equivalen al presupuesto de la Generalitat durante dos años. Y ha afirmado que en una Catalunya independiente, los nacionalistas robarían a manos llenas.

La oferta de gran coalición ha sido el siguiente punto. Una santa alianza por la unidad de España que Mariano Rajoy Rosa Díez parecieron anticipar en su reunión del miércoles y que supone, sobre todo, una opa hostil a una fuerza, Ciutadans, que molesta al PP en Catalunya (que se desangra a su costa) y a UPD en el resto de España. Habrá quien pensará, incluso, que el PP quiere una lista única con Ciutadans en Catalunya por lo mismo que CiU quiere lo propio con ERC: para disimular su caída al abismo electoral.

Díezha asegurado este viernes que está dispuesta a estudiar cualquier «forma de cooperación» para defender «la unidad y proteger a los catalanes amenazados» por CiU.

La presencia de Rajoy en el entramado parece clara. Después de que los tres partidos catalanes aludidos hayan echado tierra encima de la oferta, el presidente del Gobierno aún ha apuntado, desde Gales, que «defender la unidad nacional es una obligación de aquellos que sienten planteamientos similares». La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, en una conversación informal con periodistas se ha mostrado a favor del frente unionista y ha pedido tiempo para ver si es posible forjarlo, informa Pilar Santos.

«EL PARTIDO DE GÜRTEL» / En cualquier caso, el principal aludido, Albert Rivera, ha señalado que «era inviable que Ciutadans compartiera lista con el partido de Bárcenas». El líder del PSC, Miquel Iceta , ha aseverado que era momento de «tender puentes, y no de crear frentes».

¿Es la maniobra de Cospedal una torpeza? En cierta forma sí. Tras meses en que todos los partidos, excepto CiU y ERC, han descartado que las próximas elecciones al Parlament se planteen como un plebiscito, la pretensión de crear un frente unionista que se oponga al independentista da patente de corso a los soberanistas.

Y la inclusión, en un segundo momento y de rondón, de Unió y del PSC, es aprestarse al fracaso casi seguro. Además que, de llevarse a cabo este frente, ni que fuera con el PP, Ciutadans y una invisible (en Catalunya) UPD, sería muy difícil que dos fuerzas que se mantienen en la ambigüedad, como Unió e ICV, no acabaran inmersas en el frente soberanista.