los otros políticos

Contra la Suiza catalana

La gran batalla, el espacio público. Nadie mejor que un sociólogo y terapeuta para entender que no hay cambio social sin transformación personal. Carles Riera está convencido de que el futuro pasa por la conexión entre movimientos e instituciones. Y disecciona la batalla interna en el soberanismo.

Implicado  Carles Riera, antes de la entrevista en la sede de la Fundació Desenvolupament Comunitari.

Implicado Carles Riera, antes de la entrevista en la sede de la Fundació Desenvolupament Comunitari.

FIDEL MASREAL / BARCELONA

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Carles Riera es de esas personas que al hablar se hace escuchar. Pronuncia las frases con la precisión del orfebre. En él confluyen el sociólogo, el terapeuta gestalt, el activista y el director de la Fundació Desenvolupament Comunitari, que se dedica a investigar y trabajar en la mediación entre comunidades, la accesibilidad y la economía social, pensando siempre en el espacio público como el más adecuado taller de operaciones.

Por ello, cuando mira al futuro de la política, la de los partidos y las instituciones, ve espacios compartidos. «La gran batalla del cambio y la transformación está en el espacio público. Hay que ocuparlo desde la ciudadanía y desde allí experimentar el cambio desde la autoorganización. Y las instituciones y los partidos han de ser la caja de resonancia de todo ello», sostiene.

Autonomía ciudadana

Riera enlaza con naturalidad esa autoorganización y autonomía ciudadana con la autodeterminación, con la independencia de Catalunya. Pero enseguida avisa: «Podríamos tener una mayor soberanía formal y una menor soberanía real; el proceso de independencia es el que nos da pie a construir un proyecto de autodeterminación real, de salir del desmantelamiento del servicio público y abandonar la agenda neoliberal, que podrían dejarnos una soberanía formal más grande y una real más pequeña de la que tenemos en la actualidad».

Y sin perder la calma, disecciona una de las claves del conflicto en el seno del independentismo: está convencido de que para algunos, el Estados propio es solo un instrumento para conseguir algo más, una Suiza a la catalana: «Un camino es aprovechar la reivindicación de soberanía para hacer un experimento avanzado de sociedad neoliberal extrema y casi sin soberanía real. En cambio, si quieres construir una sociedad potente, no es suficiente con los partidos e instituciones. Necesitas que el pilar social sea fuerte y potente». ¿Y quién está ganando la batalla entre estas dos pulsiones? Riera admite que los primeros tienen el poder, pero no se da por vencido.

Ser transversal

El director de la Fundació Desenvolupament Comunitari lanza un argumento convincente, siguiendo con la base social como guía: si lo que busca el independentismo es crecer, ser transversal, «¿qué hay más transversal que construir una sociedad nueva mas justa igualitaria y democrática? ¿Esto es lo que más suma, no?».

También se revela Riera contra ese mensaje que se escucha habitualmente respecto de que hay que dejar aparcada la reivindicación social para el día después de la independencia. «Te dicen que no hablemos de servicios públicos hasta el día D. Sin embargo, quien lo dice sí que habla de ellos, los reduce y cuando llegue el día D ya no quedaran. La sociedad del día D la habremos construido el día A, el B y el C», responde.